Hume el empirismo resumen de su filosofia

 


 

Hume el empirismo resumen de su filosofia

 

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Hume el empirismo resumen de su filosofia

 

EL EMPIRISMO: HUME

 

CONTEXTO HISTÓRICO Y FILOSÓFICO

 

Se recomienda la lectura del libro de texto Pág. 156-159.

Mientras el racionalismo domina el Siglo XVII, el empirismo alcanza su culmen en el s. XVIII. Dos factores determinan este periodo:

 

  1. La Universidad de Oxford.
  2. La Ilustración.

 

  1. Dos universidades a finales de la Edad Media sobresalen: París y Oxford. La de París está dominada por la Iglesia Católica y se dedicó sobre todo al estudio metafísico y lógico de Aristóteles; sus preferencias se dirigían a las especulaciones abstractas y de tipo racional.

La universidad de Oxford, por el contrario, estuvo más alejada de la influencia eclesiástica y se interesó más por el Aristóteles físico y naturalista, dejando las especulaciones abstractas y racionales. Se dedica más a la observación de la naturaleza y la preocupación de resolver problemas concretos que afectan al hombre. Ockham y F. Bacon se convierten en los precursores del empirismo.

Anecdóticamente la cultura inglesa se ha presentado siempre como más pragmática, utilitarista y empírica que el resto de Europa que es más teórica-abstracta, contemplativa y racionalista.

 

Políticamente al finales del siglo XVII, en Inglaterra, triunfan las libertades políticas, religiosas y económicas: se convierte en la primera potencia mundial comercial y capitalista; su sistema político parlamentario basado en la doctrina del “pacto social” (Hobbes) frente a la concepción de la monarquía de origen divino que se mantenía en el resto de Europa.

Para los intelectuales europeos Inglaterra se convierte en el modelo a imitar y sus autores, Locke (teórico del liberalismo político), Newton (científico), entre otros, serán los inspiradores de la Ilustración.

 

2.   La Ilustración

Lo característico de este movimiento es su postura crítica: análisis agudo de la realidad, replantearse los valores sociales admitidos hasta entonces. Todo esto provocará un profundo cambio en la visión del mundo: cambios sociales y culturales, por ejemplo la igualdad entre los hombres, los derechos humanos, la separación de la Iglesia y el Estado, valores de tolerancia,... Son principios que alumbran el mundo contemporáneo.

También la Ilustración es un proceso de divulgación y aplicación práctica de los grandes principios  establecidos por la Filosofía

La Ilustración se resume: como el siglo de las luces de la Razón y la confianza ciega en el Progreso de la Humanidad (Racionalismo y Naturalismo).

 

 

 

EL EMPIRISMO

 

PUNTO DE PARTIDA

 

La reacción frente al Racionalismo se llama Empirismo. El empirismo abarca  una trayectoria histórica que va desde Aristóteles, Tomás de Aquino y Bacon, el heliocentrismo de Copérnico, el método experimental de Galileo y la figura cumbre Hume en el siglo XVIII.

El inicio del empirismo hay que buscarlo como otra forma de interpretar el problema del conocimiento ¿Cuál es la capacidad del entendimiento humano? Por lo tanto, hay que determinar sus límites y saber hasta dónde puede llegar.

El objeto del conocimiento son las ideas. Cuestionarse el origen de éstas es donde se diferencian los racionalistas y los empiristas.

Los racionalistas defienden el innatismo de las ideas. Los empiristas, por el contrario, expresan que el origen de las ideas  está en la experiencia. La mente es una pizarra en blanco donde escribe la experiencia. “La Razón sin experiencias es estéril” Bacon.

Esta es la diferencia fundamental  entre ambas escuelas: el empirismo basa el conocimiento en la experiencia sensible y no en la razón pura. Con el empirismo se niegan todos los principios generales de la Filosofía para exaltar el conocimiento sensible y, por consecuencia, critica la metafísica por negar el valor de la experiencia.

Es la ruptura más radical entre la filosofía tradicional (platónica – aristotélica) y la filosofía moderna.

 

 

AUTORES

 

LOCKE  (1632-1704).

 

Se recomienda la lectura del libro de texto Pág. 160-161

Desde joven sentía aversión por la Escolástica. Se inicia en Filosofía con la lectura de Descartes (influirá decisivamente en su pensamiento). Se comprometió  también en cuestiones políticas y sociales (teórico del liberalismo).

 

Punto de partida.

Origen de las ideas. “Todas nuestras ideas provienen de la experiencia”. Entonces ¿cómo se originan en el hombre esas ideas? Por mecanismos psicológicos.

¿Qué es la idea? “Todo aquello que conocemos o percibimos”. La abstracción tiene la misma naturaleza  que la sensación del color, el olor,... Niega que la idea sea abstracta.

Las ideas las clasifica en:

 

.Simples: son las sensaciones inmediatas (color, olor,...) Son pasivas y se originan de dos maneras:

 

.Por la sensación, es decir de la experiencia externa. El conocimiento que se obtiene es:

.De las cualidades primarias: tamaño, figura,...

.De las cualidades secundarias: color, olor,...

.Por la reflexión o experiencia interna. Es el conocimiento que la mente tiene de sus propios   actos.

 

.Complejas: son elaboradas por la mente, por reflexión, relacionando y combinando ideas simples. El entendimiento en su actividad, descubre la sustancia.

Define sustancia como “una colección de un cierto número de ideas simples consideradas como unidas en un solo sujeto”, ejemplo: el árbol; sólo se percibe un número de sensaciones (color, tamaño, forma,...) pero no son el árbol. ¿Qué es el árbol? No lo sabemos, lo que hay debajo de esas cualidades es incognoscible. Pensamos que esas cualidades  deben estar sobre algo, hay un soporte de cualidades, pero no sabemos nada de ello. Sólo es una necesidad psicológica. Por consiguiente, niega que las sustancias alma, Dios puedan ser conocidas por el hombre o sean objeto del conocimiento.

 

Texto de John Locke: “Los dos orígenes de las ideas”

 

El entendimiento no conoce ninguna idea que no sea de las que recibe de uno de esos dos orígenes: «los objetos externos dotan a la mente de ideas y cualidades sensibles», que son todas esas percepciones distintas que se producen en nosotros; «y la mente dota al entendimiento con ideas de sus propias operaciones».

Ensayo sobre el entendimiento humano, l.2, cap. 2, 5

 

Texto de John Locke: “Los límites de nuestras capacidades”

 

Nuestras capacidades son las adecuadas a nuestro estado y a nuestros intereses. Porque, aunque cuando la compresión de nuestros entendimientos se quede muy corta respecto a la vasta extensión de las cosas, tendremos motivos suficientes para alabar al generoso autor de nuestro ser por aquella porción y grado de conocimiento que nos ha concedido, tan por encima de todos los demás habitantes de nuestra morada. [...] El candil que nos alumbra brilla lo suficiente para todos nuestros menesteres.

 

Ensayo sobre el entendimiento humano, Introducción, n. 5

Texto John Locke: "Origen de las ideas"

 

Supongamos, pues, que la mente sea, como se dice, un papel en blanco, limpio de toda instrucción, sin ninguna idea. ¿Cómo llega entonces a tenerla? [...] ¿De dónde extrae todo ese material de la razón y del conocimiento? A estas preguntas contesto con una sola palabra: de la experiencia; he aquí el fundamento de todo nuestro saber, y de donde en última instancia se deriva: «las observaciones que hacemos sobre los objetos sensibles externos, o sobre las operaciones internas de nuestra mente, las cuales percibimos, y sobre las que reflexionamos nosotros mismos, son las que proveen a nuestro entendimiento de todos los materiales del pensar». Estas son las dos fuentes de conocimiento de donde parten todas las ideas que tenemos o que podemos tener de manera natural.

Ensayo sobre el entendimiento humano, l.2, cap. 1, 2

 

BERKELEY (1685 – 1753)

 

Se recomienda la lectura del libro de texto Pág. 162

Empirista, religioso, místico e ilustrado.

Punto de partida: Del pensamiento de Locke saca las siguientes conclusiones:

 

.Idea es todo lo que percibimos. Luego sólo se conocen las ideas (parecido a Descartes).

.Las ideas son representaciones de la realidad externa.

Entonces el hombre conoce  por ideas (Locke) y conoce las cosas (porque si no cómo explica que la idea es la representación de las cosas). Por tanto, las cosas son ideas, no cosas e ideas, sino sólo ideas. El objeto, el ser de las cosas es ser conocidas, el ser percibidas.

Entonces ¿dónde están las cosas? No existen fuera de la mente. La única realidad es la mente que percibe. Luego, ¿de dónde surgen las percepciones o impresiones? Desde luego no de las cosas (no existen), sino de Dios. Se perciben las cosas porque Dios hace que se tenga esa percepción.

Conclusión: del empirismo de Locke se llega al idealismo inmaterialista de Berkeley.

 

Texto de George Berkeley: "Ser es ser percibido"

 

Hay verdades tan obvias y tan al alcance de la mente humana que para verlas el hombre sólo necesita abrir los ojos. Tal me parece que es ésta que voy a anunciar y que considero de importancia suma, a saber: que todo el conjunto de los cielos y la innumerable muchedumbre de seres que pueblan la tierra, en una palabra, todos los cuerpos que componen la maravillosa estructura del universo, sólo tienen sustancia en una mente; su ser (esse) consiste en que sean percibidos o conocidos. Y por consiguiente, en tanto que no los percibamos actualmente, es decir, mientras no existan en mi mente o en la de otro espíritu creado, una de dos: o no existen en absoluto, o bien subsisten sólo en la mente de un espíritu eterno; siendo cosa del todo ininteligible y que implica el absurdo de la abstracción el atribuir a uno cualquiera de los seres o una parte de ellos una existencia independiente de todo espíritu.

Para convencerse de ello basta que el lector reflexione y trate de distinguir en su propio pensamiento el ser de una cosa sensible de la percepción de ella.

Principios del conocimiento humano, Introducción, III

 

DAVID HUME (1711 – 1776)

 

Ver biografía y obras en el libro de texto Págs.163-167

 

PUNTO DE PARTIDA

 

En su libro “Tratado acerca de la naturaleza humana”, presenta su intención: hacer avanzar el conocimiento construyendo una ciencia segura. Al hombre sólo se le puede conocer desde la ciencia de la naturaleza humana y para ello toma en consideración cuatro aspectos:

 

.Conocimiento: hay que estudiar el conocimiento humano; su validez, su alcance, qué posibilidades tiene, etc.

.Ideas: son la base del conocimiento y por tanto hay que estudiar su naturaleza.

.Fundamento: hay que hacerlo desde un criterio nuevo: el método experimental. Hay que aplicar en la Filosofía el método empleado en las ciencias nuevas.

.Experiencia: el conocimiento humano debe basarse únicamente en la experiencia y en la observación. Éste debe ser el límite del conocimiento y la Filosofía no puede traspasarlo.

 

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

 

Para el empirismo la idea es el concepto central del conocimiento. Para Locke “todo aquello que conocemos o percibimos es una idea”.  Hume acepta esta explicación pero se le queda corta y hace una división de los contenidos del conocimiento en:

 

.Impresiones: el conocimiento que surge de los sentidos. Son las sensaciones, pasiones y emociones. Ej. : lo que se percibe inmediatamente (oír, ver, desear, palpar,...). Son de dos tipos:

.De sensación: color, sabor, olor,, forma, tamaño,...

.De reflexión: pensamientos, sentimientos, emociones, pasiones (sentir odio o amor).

.Ideas: son las representaciones o copias de las impresiones en el recuerdo o en el pensamiento. Son imágenes débiles de las impresiones. Ej. : es la imagen que se tiene en la mente cuando en ausencia del objeto la reproducimos (recuerdo del color, la cara,...). Pueden ser de:

.Memoria: la imagen almacenada en un recuerdo (el recuerdo de un sonido o de un color,..).

.Imaginación: surgen por asociación de ideas simples (piedra que llora). Es más compleja que las de memoria.

Tanto las impresiones como las ideas pueden ser:

 

.Simples: no admiten distinción ni separación (el color azul y la idea de azul). Tienen mayor valor cognoscitivo.

.Complejas: cuando se pueden separar y admiten distinción, con lo cual se pueden dividir en partes. Por ejemplo, la flor: varios colores, formas, tamaños, olores,...

Texto de David Hume: "Ideas e impresiones"

 

Todas las ideas, especialmente las abstractas, son naturalmente débiles y oscuras. La mente no tiene sino un dominio escaso sobre ellas; tienden fácilmente a confundirse con otras ideas semejantes; y cuando hemos empleado muchas veces un término cualquiera, aunque sin darle un significado preciso, tendemos a imaginar que tiene una idea determinada anexa. En cambio, todas las impresiones, es decir, toda sensación -bien externa bien interna-, es fuerte y vivaz: los límites entre ellas se determinan con mayor precisión, y tampoco es fácil caer en error o equivocación con respecto a ellas. Por tanto, si albergamos la sospecha de que un término filosófico se emplea sin significado o idea alguna [como ocurre con demasiada frecuencia, no tenemos más que preguntarnos de qué impresión se deriva esta supuesta idea, y si es imposible asignarle una; esto serviría para confirmar nuestra sospecha.

Investigación sobre el conocimiento humano, Sección 2

 

La relación que establece Hume entre las impresiones y las ideas son de:

 

.Semejanza: entre ambas hay una gran semejanza. Toda percepción mental aparece a la vez como impresión e idea. Existe una fidelidad entre la sensación y la imagen.

.Correspondencia: a toda idea simple le corresponde una impresión simple.

.Representación: las ideas no son copias exactas, sino representaciones de la experiencia: son imágenes de las impresiones.

.Pensamiento: La impresión es causa de la idea, porque la precede y nunca al revés.

.Origen: la idea tiene su origen en la impresión. Ejemplo, para enseñarle a un niño el color rojo hay que mostrarle un objeto rojo.

Texto de David Hume: "Principios de la asociación de ideas"

 

Nuestra imaginación tiene una gran autoridad sobre nuestras ideas; y no hay ideas, que siendo diferentes entre sí, ella no pueda separar, y juntar, y componer en todas las variedades de la ficción. Pero pese al imperio de la imaginación, existe un secreto lazo o unión entre ciertas ideas particulares que es causa de que la mente las conjunte con mayor frecuencia, haciendo que la una, al aparecer, introduzca a la otra. De aquí surge lo que llamamos el apropos del discurso: de aquí la conexión de un escrito: y de aquí ese hilo, o cadena de pensamiento, que un hombre mantiene incluso con el más vago reverie. Estos principios de asociación son reducidos a tres, a saber, semejanza; un cuadro nos hace pensar naturalmente en el hombre que fue pintado. Contigüidad; cuando se menciona a St. Denis, ocurre naturalmente la idea de París. Causación; cuando pensamos en el hijo, propendemos a dirigir nuestra atención hacia el padre. Será fácil concebir cuán vasta consecuencia han de tener esos principios en la ciencia de la naturaleza humana, si consideramos que, en cuanto respecta a la mente, ellos son los únicos vínculos que reúnen las partes del universo, o nos ponen en conexión con cualquier persona u objeto exterior a nosotros mismos. Porque como es tan sólo por medio del pensamiento como opera una cosa sobre nuestras pasiones, y como estos principios son los únicos lazos de nuestros pensamientos, ellos son realmente para nosotros el cemento del universo, y todas las operaciones de la mente precisan, en una gran medida, depender de ellos.

Compendio de un tratado de la naturaleza humana

 

El origen de las ideas complejas está en la asociación o unión de ideas simples. Esta unión está regulada por unas leyes: ley de la semejanza, ley de la contigüidad en el tiempo o espacio y ley de la relación

causa – efecto. Esta última se verá más adelante por la importancia que tiene para la ciencia.

Hume hasta ahora ha distinguido entre impresión e idea, pero ¿qué tipos o modos de conocimiento tiene el hombre? ¿Se reduce a impresiones e ideas?  Hume reduce toda la actividad racional del hombre a dos tipos de conocimiento:

 

.Por relaciones de ideas. Aunque todas las ideas tienen su fundamento en las impresiones, podemos tener conocimiento de las ideas sin necesidad de recurrir a impresiones. ¿Cómo? Por operaciones del entendimiento: son las llamadas formulaciones analíticas y necesarias. Ejemplo: “El todo es mayor que las partes”. Éste es un razonamiento que se basa en la relación entre la idea de todo  y parte. Esta proposición será siempre verdadera. Forman parte de este conocimiento los saberes formales (matemáticas y lógica). Son conocimientos “a priori”.

 

.Por cuestiones de hechos. Además de los conocimientos que tenemos como relación entre ideas, tenemos otro conocimiento de hechos que se basa en las impresiones. Representa al mundo de los hechos. La verdad de estas proposiciones sólo es conocida “a posteriori”. Pertenecen a este conocimiento las ciencias empíricas, la filosofía moral y la ciencia del comportamiento humano. El criterio de certeza es, una idea es verdadera si proviene de una impresión, es falsa si no procede de impresiones.

 

Texto de David Hume: "La asociación de las ideas"

 

Es evidente que hay un principio de conexión entre los distintos pensamientos o ideas de la mente y que, al presentarse a la memoria o a la imaginación, unos introducen a otros con un cierto grado de orden y regularidad.  [...]

 Aunque sea demasiado obvio como para escapar a la observación que las distintas ideas están conectadas entre sí, no he encontrado un solo filósofo que haya intentado enumerar o clasificar todos los principios de asociación, tema, sin embargo, que parece digno de curiosidad. Desde mi punto de vista, sólo parece haber tres principios de conexión entre ideas, a saber: semejanza, contigüidad en el tiempo o en el espacio y causa o efecto.

 Según creo, apenas se pondrá en duda que estos principios sirven para conectar ideas. Una pintura conduce, naturalmente, nuestros pensamientos al original. La mención de la habitación de un edificio, naturalmente introduce una pregunta o un comentario acerca de las demás, y si pensamos en una herida, difícilmente nos abstendremos de pensar en el dolor subsiguiente.

Investigación sobre el entendimiento humano, sec. 3

 

 

EL PROBLEMA DE LA CAUSALIDAD

 

Por consiguiente, el  límite del conocimiento humano es la impresión. Sobre este conocimiento recae el punto fundamental en la Filosofía de Hume: la causa.

Según Hume el conocimiento queda limitado a las impresiones actuales (esta clase) y pasadas ( el recuerdo de mi casa). Pero no podemos tener conocimiento de hechos futuros. ¿Por qué? Porque no podemos tener impresiones de un hecho que todavía no ha sucedido.

Sin embargo, en nuestra vida tenemos la certeza de hechos que van a suceder en el futuro, por ejemplo: si pongo agua en el fuego se calienta o hierve; si llueve me mojo;...

Además, decimos, que entre un hecho y otro existe una relación de causa – efecto, un nexo causal, la lluvia es causa de que me moje...

¿Cómo podemos estar seguros de esta verdad? No olvidemos el criterio de certeza: toda idea corresponde a una impresión. Y en este caso no tenemos impresión de lo que todavía no ha sucedido. ¿Entonces cómo explica Hume este nexo entre causa y efecto?

El concepto causa es fundamental en la Filosofía tradicional y racionalista, porque para conocer un objeto y los cambios que en él se dan se recurría a la causa. El conocimiento exacto de una cosa está en el conocimiento de sus causas (causa primera de todas las cosas – el arkhé de la Filosofía griega-).

Hume propone que el nexo causa efecto sólo es resultado de la actividad mental.

Los conceptos causa efecto sólo surgen de la experiencia: del pasado tenemos experiencias de que entre un fenómeno y otro se da una sucesión. Esto se memoriza, es decir, siempre que llueve, me mojo; siempre que pongo agua en el fuego se calienta o hierve,... El conocimiento humano establece una sucesión constante entre un fenómeno y otro: el segundo sucede después del primero, uno después del otro. Esta sucesión se convierte en una impresión, pero no tenemos impresiones de la relación necesaria entre una cosa y otra. No tenemos  experiencia de que el segundo sea causado por el primero.

Por tanto, Hume concluye que el concepto causalidad no es más que un hábito,  que surge de la asociación de ideas de sucesión de fenómenos, y una creencia de que esa asociación de fenómenos volverá a repetirse necesariamente.

El criterio de certeza de esta impresión, se basa en que la idea de sucesión deriva de la costumbre no del conocimiento.

Texto de David Hume: "La costumbre, fundamento de los razonamientos causales"

 

Toda creencia en una cuestión de hecho o existencia reales deriva meramente de algún objeto presente a la memoria o a los sentidos, y de una conjunción habitual entre éste y algún objeto. O, en otras palabras: habiéndose encontrado, en muchos casos, que dos clases cualesquiera de objetos, llama y calor, nieve y frío, han estado siempre unidos; si llama o nieve se presentaran nuevamente a los sentidos, la mente sería llevada por costumbre a esperar calor y frío, y a creer que tal cualidad realmente existe y que se manifestará tras un mayor acercamiento nuestro. Esta creencia es el resultado forzoso de colocar la mente en tal situación. Se trata de una operación del alma tan inevitable, cuando estamos así situados, como sentir la pasión de amor, cuando sentimos beneficio, o la de odio cuando se nos perjudica. Todas estas operaciones son una clase de instinto natural que ningún razonamiento puede producir o evitar.

 

Investigación sobre el conocimiento humano, Sección 5, parte 1

 

EL PROBLEMA DE LA SUSTANCIA

 

Hume al poner límites al conocimiento humano, impide a la Filosofía abordar temas abstractos. La cuestión más abstracta de la Filosofía, quizás sea el problema de la sustancia. La sustancia es un concepto al que no corresponde ninguna impresión. Entonces ¿qué es sustancia? Hume, la define como un conjunto de percepciones que se suceden y forman un hábito psicológico, creado por la imaginación humana. El tema fundamental de la Metafísica carece de todo valor, y por tanto, este saber no tiene cabida en la Filosofía. Los aspectos centrales de la Metafísica, Yo, Dios y Mundo, son sometidos al mismo criterio: de ellos no tenemos  impresiones, por tanto, no es objeto del conocimiento.

La idea del yo pensante cartesiana, es una idea de la imaginación para dar unidad a los contenidos perceptivos que se repiten en la experiencia personal. La conciencia personal, la propia identidad, no es más que una idea construida por la memoria.

Lo mismo podemos decir de Dios, no tenemos impresiones de su existencia, si su naturaleza es divina, espiritual.

En cuanto al Mundo, su postura es firme. Lo único que se puede afirmar del mundo es que se tiene impresiones, pero no se puede afirmar la existencia de una realidad distinta a la impresión.

 

Texto de David Hume: "La mente no es una sustancia"

 

Descartes mantenía que el pensamiento era la esencia de la mente; no este o aquel pensamiento, sino el pensamiento en general. Lo cual parece ser absolutamente ininteligible, puesto que todo aquello que existe es particular. Y, por lo tanto, han de ser nuestras diversas percepciones particulares las que compongan la mente. Digo que compongan la mente, no que pertenecen a ella. La mente no es una sustancia, en la que inhieran las percepciones. Esta noción es tan ininteligible como la noción cartesiana de que el pensamiento o la percepción en general es la esencia de la mente. No tenemos idea alguna de sustancia de ningún género, puesto que sólo tenemos ideas de lo que se deriva de alguna impresión, sea material o espiritual. No conocemos nada sino cualidades y percepciones particulares. En lo que se refiere a nuestra idea de cuerpo, un melocotón, por ejemplo, es sólo la idea de un particular sabor, color, figura, tamaño, consistencia, etc. Así, nuestra idea de mente es sólo la idea de percepciones particulares, sin la noción de cosa alguna a la que llamamos sustancia, sea simple o compuesta.

Compendio de un tratado de la naturaleza humana.

 

 

Conclusión:

No se puede afirmar realidad distinta a la impresión. De todo aquello que esté más allá de esta realidad no se puede afirmar nada. No son temas de la Filosofía.

La realidad es puramente fenoménica (lo que aparece), y no se sabe nada más: el escepticismo de Hume.

 

LA ÉTICA Y LA MORAL

 

Hume acepta el concepto tradicional de moral como “conjunto de juicios sobre la bondad y maldad de las acciones humanas”.

Empieza criticando al racionalismo exponiendo que el fundamento de estos juicios no puede ser puesto en Dios o en la Razón, sino en el Sentimiento. El emotivismo moral.

Los racionalistas se preguntan: ¿cuál es el fundamento de estos juicios? Contestan: la Razón que conoce la naturaleza humana y sabe lo que le es bueno o no. Es bueno si actuamos conforme a la naturaleza y malo lo contrario.

Esta es la concepción ética y moral que ha funcionado desde los griegos.

 

Emotivismo moral.

 

Hume dirá que la función de la razón es analizar todas las circunstancias de un hecho o acción, pero no otra. La razón no es el fundamento único de los juicios morales. Éstos determinan nuestro comportamiento y el conocimiento intelectual no puede determinar que nosotros hagamos una acción o la evitemos.

El juicio moral se hace en el interior de uno mismo. Allí se alaba la virtud o se reprueba el vicio.

El juicio moral se deriva de una acción que provoca un sentimiento y tiene su sede en la naturaleza humana, que es la misma en todos los hombres. Los sentimientos determinan todo lo que es el hombre.

El papel de la razón “es y debe ser esclava de las pasiones y no pretender otra función que la de servirlas y obedecerlas”.

El fundamento de la moralidad está en la razón (analizar) y en el sentimiento (juicio moral).Los dos son necesarios y a la hora de actuar no hay que  precipitarse.

El criterio para distinguir el bien y el mal moral es la utilidad y el gozo o fastidio que nos produce una determinada acción. Este instinto es universal. “el sentimiento moral es común a todos los hombres”. Se trata de un sentimiento de aprobación o desaprobación hacia las acciones, cualidades o caracteres, y se presenta como un sentimiento desinteresado (se buscará siempre  el bien del género humano).

La “virtud” o cualidad moral suprema suscita una impresión “agradable” mientras que el “vicio” “desagradable”.

Las virtudes o cualidades  morales se dividen en:

 

.Útiles:

.Para el prójimo y la comunidad: benevolencia, justicia,...

.Para uno mismo: fuerza de voluntad, diligencia, inteligencia, ingeniosidad,...

 

.Agradables:

.Para los otros: modestia, buena conducta, cortesía,...

.Para uno mismo: alegría, valor, bondad, sosiego,...

 

LA POLÍTICA

 

El origen de la sociedad está en la utilidad y no en un pacto social (Locke).  Para evitar conflictos necesitamos leyes que regulen los derechos de cada uno (propiedad privada, libertad,...).

El fin del Estado es administrar justicia. El súbdito debe obedecer al régimen establecido siempre que sea útil. Si no es así, no se debe obedecer. La razón de la obediencia es la utilidad.

 

LA RELIGIÓN

 

No tiene su origen en la fe (Teísmo, religión positiva, San Agustín,...)

Tampoco tiene su origen en la razón (Deísmo, religión natural, Descartes,...)

El origen de la religión está en los sentimientos: sentimientos de temor, de miedo a lo desconocido, de ignorancia. Se basa en la psicología (en sentimientos patológicos: miedos, traumas,...).

 

 

3. Relacionar el pensamiento de Hume con su marco histórico, sociocultural y filosófico.

 

El triunfo de la Revolución de 1688 en Inglaterra se extendió rápidamente a toda Gran Bretaña y convirtió su monarquía parlamentaria  en el modelo político del siglo XVIII. La libertades políticas, sociales y económicas, que satisfacían las reivindicaciones de la burguesía y de parte de la aristocracia, generaron prosperidad y un consenso social que evitó tensiones en el país.

En el ámbito científico, las ideas de Newton, sobrepasaron el campo de la física influyendo en el desarrollo de la química, las aplicaciones industriales e incluso el avance de las ciencias naturales, lo que asentó la idea de progreso en todos los ámbitos de la cultura.

En el terreno religioso, algunos pensadores fueron ateos, pero la postura predominante fue el deísmo. Un aire antidogmático envolvió a los espíritus, aunque ello no impidió que Hume fuera vetado por la Iglesia escocesa para ocupar una cátedra universitaria.  La pretensión de extender la educación a todo el mundo fue característica de un siglo que hizo del enciclopedismo su seña de identidad. La discusión ideológica en salones y academias y su difusión a través de periódicos y revistas también es un rasgo de esta época.

En el campo filosófico, las influencias de Newton y de Locke conviven con un amplio concepto de filosofía, en el que cabe la metafísica, aunque de desde una perspectiva crítica. La idea de razón se aplica a campos muy diversos, algunos de los cuales marcarían el inicio de las ciencias sociales, pero todos ellos coinciden en sobrepasar su carácter teórico para extenderse a la guía de la acción humana. Por eso adquiere tanta importancia  la legitimación del poder político a la vez que la moral reclama su autonomía de la religión vinculando las ideas de virtud y de felicidad a este mundo.

 

Debes ampliar estos conocimientos con el desarrollo de las siguientes ideas fundamentales es de este periodo.

 

En estos contextos no debemos olvidar integrar los cambios históricos que se producen en ámbitos tan importantes como la política (las crisis de las monarquías absolutas), la economía (liberalismo económico), la colonización del mundo, las ansias de libertad para todos recogidas en las reflexiones de los distintos filósofos (Voltaire, Rousseau, Montesquieu,...) y las ideas fundamentales de la Ilustración (núcleo de este periodo)

 

VOCABULARIO

 

.IDEA: reflexión sobre una impresión. Es la huella.

 

.SUSTANCIA: no admite la idea de sustancia como realidad independiente, objetiva y real, porque no tenemos impresión de ella. Sólo es un hábito.

 

.YO: conjunto de sentimientos, impresiones, sensaciones que se dan en la memoria y la imaginación.

 

.INFERENCIA CAUSAL: inferir de una impresión porque siempre va unida a otra. Es una suposición.

 

.IMAGINACIÓN: facultad propia del hombre en que se fundamentan gran parte de nuestros conocimientos.

 

.TEÍSMO: creencia en un Dios revelado; Dios histórico; personal y providente.

 

 

DAVID HUME (1711-1776)

 

 

 

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Hume el empirismo resumen de su filosofia

CONTEXTO HISTORICO, FILOSÓFICO Y CULTURAL DE D. HUME

 

La vida de Hume se desarrolla en pleno s. XVIII (1711-76), el llamado "siglo de las luces" o de "la Ilustración". Inglaterra en esta época vive una situación sociopolíticapeculiar, que difiere del resto de Europa. En efecto, si en el continente prevalece elabsolutismo, en Inglaterra unas décadas antes había tenido lugar la revolución burguesa,cuyo objetivo era obtener derechos individuales, intervención del pueblo en lalegislación, abolición de los monopolios del Estado, etc. En el año 1688 aconteció laGloriosa Revolución. En adelante la monarquía será parlamentaria y constitucional (los únicos en la época), consagrándose la supremacía del Parlamento, y proclamándose en 1689 la "Declaración de Derechos".

 

El triunfo de la revolución supuso el triunfo de las libertades políticas, religiosas y económicas. La clase más beneficiada fue la burguesía (comercial, terrateniente e industrial), a la que pertenecía Hume, así como la Iglesia anglicana. El puritanismo (vuelta a la iglesia "pura" y antijerárquica primitiva), que había protagonizado la revolución de 1642 fue relegado y muchos puritanos se vieron obligados a emigrar a América. Tampoco fueron satisfechas las reivindicaciones de los grupos revolucionarios más extremistas. Inglaterra se convirtió, además, en la primera potencia comercial y capitalista; y su sistema político parlamentario -basado ya en la doctrina del "contrato social" y no en la monarquía de derecho divino- era el modelo a imitar. Por otra parte, los teóricos del liberalismo (Locke) y los científicos ingleses (Newton) fueron los inspiradores de la Ilustración europea.

 

Esta situación de cambios acelerados -paso de sociedad agrícola a industrial y de absolutismo político a parlamentarismo- se refleja en el mundo del pensamiento. Dos son los aspectos en que se hace necesario buscar nuevos fundamentos teóricos para la cultura que comienza, como se puede ver en la obra de Hume. Por una parte, la manera de concebir el conocimiento, profundamente cuestionado por la irrupción de la ciencia y tecnología modernas: la experimentación ha desplazado a las teorías puramente racionales del pasado. Por otra parte, esta crisis hace necesario también un replanteamiento de las relaciones sociales, que despiertan el interés por la filosofía moral. La tradición escolástica y racionalista parece estar superada. Hume busca los fundamentos de la moral en lo que él llama un "sentimiento moral" dirigido a procurar la felicidad del género humano.

 

Suele caracterizarse al empirismo inglés contraponiéndolo al racionalismo continental (Descartes, Leibniz, Spinoza). Ambos coinciden en señalar que el objeto del conocimiento son las ideas; pero mientras los racionalistas sostienen el origen innato de parte de éstas, los empiristas consideran que todas las ideas provienen de la experiencia. La experiencia es para estos últimos la fuente, el criterio de validez y el límite mismo del conocimiento. El llamado empirismo inglés desarrolla desde John Locke (1632-1704) una fuerte polémica contra aspectos centrales del racionalismo y, en general, una crítica de la metafísica. Sin embargo, sería equivocado contraponer empirismo a racionalismo, como si el primero fuera meramente una filosofía contraria a la razón. No niega la razón, sino que considera que su ámbito de aplicación se reduce a plantearse la verdad o falsedad de los juicios, los cuales han de referirse, en última instancia, a la experiencia. Además, el empirismo critica la metafísica como construcción especulativa desgajada de la observación y muestra interés por problemas del mundo humano (ética, política, religión), que intenta clarificar mediante el análisis crítico. Pretende con ello sustituir el apriorismo racionalista y las actitudes fanáticas y entusiastas (basadas en la presunta asistencia del espíritu divino) por un tratamiento empírico-histórico de los problemas. Por otro lado, si los racionalistas consideran la matemática como modelo de saber y adoptan, como ideal de método, el método deductivo, propio de ésta; los empiristas se orientan en el sentido de la ciencia física (Boyle, Newton) y adoptan como ideal de método, el método inductivo. La deducción queda confinada al ámbito del saber matemático; el conocimiento factual consiste, en cambio, en generalizaciones a partir de la experiencia. Si para los racionalistas, por tanto, la filosofía ha de adecuarse al modelo matemático, para los empiristas ha de seguir el de las ciencias naturales.

 

De otra parte, no podemos olvidar que Hume es el filósofo más importante de la Ilustración inglesa. En él, como corresponde a este movimiento cultural, encontramos una visión naturalista, puramente mundana, del hombre, producto de un proceso de secularización, por el que el mundo no es ya concebido como algo misterioso y divino, sino que el ser humano ha adquirido la capacidad de comprenderlo y transformarlo. Surgen también figuras fundamentales en la filosofía política como Rousseau, admirado por Kant. O pensadores que serán el germen de las nuevas revoluciones como Voltaire y los enciclopedistas en Francia. Además, y catalogado como su punto culminante, estará la filosofía de Kant quien pretenderá crear una síntesis superadora del pensamiento anterior. Se trata siempre de una filosofía que pretende no solo comprender la realidad sino también cambiar el mundo, crear una nueva sociedad. Así, el contexto filosófico no es, recogiendo la división kantiana, académico, preocupado sólo por cuestiones teóricas, sino predominantemente mundano: busca responder qué es el hombre y crear un mundo justo basado en la Razón. De esta forma, la Ilustración será calificada por Kant como la época de la salida de la minoría de edad del ser humano y su lema será Sapere Aude.

 

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Hume el empirismo resumen de su filosofia

TEMA 8.  EL EMPIRISMO: DAVID HUME  (1711-76).

 

Algunas citas representativas de David Hume:

* "Sé‚ filósofo; pero, en medio de toda tu filosofía, continúa siendo hombre"

 

* "Si, convencidos de estos principios, pasamos revista a las bibliotecas, ¿qué estragos será  necesario que hagamos? Si cogemos, por ejemplo, un volumen de teología o metafísica escolástica, preguntémonos: ¿es que contiene algún razonamiento abstracto sobre la cantidad o el número? No. ¿Es que contiene algún razonamiento empírico sobre los hechos y la existencia? No. Confiadlo entonces a las llamas, ya que no puede contener más que sofistería e ilusión."

 

* "No pueden existir argumentos demostrativos para probar que esos casos de los que no hemos tenido experiencia se asemejan a aquellos de los que hemos tenido experiencia".

 

I. INTRODUCCION AL EMPIRISMO

 

            En el tema anterior hemos visto cómo Descartes proclama la razón como única fuente de conocimiento seguro. Pues bien, el empirismo (de la voz griega “empeiría”, experiencia) representa la oposición consciente a ese racionalismo, aunque tampoco es poco lo que les aproxima.

 

            Aparentemente, al menos, la oposición no puede ser más radical. Al igual que el racionalismo, el empirismo es una actitud frente al origen del conocimiento. Pero mientras el racionalismo pone ese origen en la razón, el empirismo lo pone en la experiencia, es decir, en los datos que proceden de los sentidos. Con todo, esto no es suficiente para definir básicamente lo que es el empirismo, puesto que también la filosofía aristotélico-escolástica establecía que todo conocimiento empieza por los sentidos. Y es que el empirismo no es sólo una actitud respecto al origen del conocimiento; es también una toma de posición frente a los límites de éste. En efecto, para el empirismo el conocimiento humano, que empieza inevitablemente por la experiencia, no debe nunca rebasar los límites de ésta, pues sólo en ella se encuentra el fundamento de su validez. En la experiencia está el fundamento y la raíz de todo. No sólo la ciencia, también la ética, el derecho y hasta la religión se verán forzados, violentados para constreñirse a los límites propios de la experiencia sensible. El que unos autores, como Hume por ejemplo, sean consecuentes con esta postura y otros, como Locke o Berkeley, también empiristas, lo sean menos, es sólo un problema de grado de aplicación de los propósitos, que puede estar condicionada por muchos factores, tanto personales como intelectuales y sociales, pero que no afecta en absoluto a la legitimidad y honestidad de la actitud de base.

 

            Entre lo mejor del empirismo podemos destacar su posición epistemológica que le servirá  para oponerse al dogmatismo presuntamente poseedor de verdades absolutas tan frecuente en su tiempo, y para realzar los valores humanos de tolerancia y convivencia. En este mundo, venía a afirmar, el más sabio logra saber muy poco, pues todo conocimiento se reduce a ciertos fenómenos y es relativo a una situación y a unas condiciones particulares, es decir, no podemos estar seguros (se entiende, absolutamente seguros) de nada, por tanto, seamos prudentes y desterremos las posiciones dogmáticas, hagámonos tolerantes, aceptemos las libertades y acostumbrémonos a respetar a los otros. Nuestros débiles conocimientos nos bastan para vivir; conformémonos, entonces, con ellos, sin pretender desentrañar los grandes enigmas metafísicos ni afirmarnos en verdades absolutas.

 

            H. llevó hasta el extremo las consecuencias que se derivan de su radical empirismo. Llevó a cabo una crítica demoledora contra las profundas aportaciones que la metafísica y moral tradicionales habían hecho desde los griegos. Las aportaciones metafísicas, según H., lejos de reflejar la auténtica realidad, habían sido producto de la imaginación de los más afamados pensadores, pero no poseían ningún significado objetivo y habían servido para sostener toda una amplia corriente cultural plagada de supersticiones, fanatismos intransigentes y creencias infundadas y dogmáticas causantes, entre otras cosas, de crueles guerras y persecuciones en Europa. Frente a tal magnitud de abstracciones con consecuencias funestas, H. nos invita a mantener una actitud escéptica, es decir, prudente, tolerante y antidogmática.

 

Resumen de las características generales del empirismo (fundamental para la comparación con otra corriente de pensamiento en la cuarta pregunta).

 

            Con el empirismo, el problema del conocimiento -su origen y validez- pasa a ser el tema fundamental, o, al menos, el tema previo e imprescindible antes de comenzar cualquier otra investigación. Las tesis fundamentales del empirismo podrían resumirse como siguen:

 

 - El origen del conocimiento es la experiencia y nuestra mente es como "una tabla rasa" antes de tener experiencias.

 - El conocimiento humano no es ilimitado sino que la misma experiencia es su límite. La experiencia limita el conocimiento en su extensión (no puede ir más allá  de la experiencia) y en su certeza (sólo podemos estar ciertos de lo que entra dentro del límite de la experiencia).

 - Todo conocimiento es conocimiento de ideas. Por esta razón, los empiristas conceden gran importancia a los análisis de los mecanismos psicológicos que explican las asociaciones de ideas.

 - En conclusión, el empirismo propone un nuevo concepto de razón: una razón dependiente y limitada a la experiencia (conocimiento) y "esclava de las pasiones" (moral).

 - Negación de las ideas innatas. Todas nuestras ideas provienen de la experiencia.

 - Adopción del método científico inductivo (el punto de partida son los datos provenientes del conocimiento sensible) frente al método deductivo que sedujo a los racionalistas.

 - El prototipo de ciencia es la física, referida al mundo, frente al interés por las matemáticas manifestado por los racionalistas.

 - Dificultad o imposibilidad de una metafísica. A diferencia de los racionalistas, los empiristas constatan las dificultades para obtener un conocimiento metafísico válido. Algunos pensadores, como Hume, incluso niegan la posibilidad de conseguirlo.

 - De Dios, como de cualquiera de las sustancias, será  imposible conocer su existencia, sólo se puede creer en ella, frente a la actitud racionalista que convierte a Dios en garantía de nuestro conocimiento mediante la doctrina de la "veracidad divina".

                                                           *          *          *

                        Hume fue un filósofo de la naturaleza humana, su principal preocupación, considerando a ésta como núcleo de las restantes ciencias, cuyas investigaciones "se ponen al servicio de la moral práctica". Su radical teoría del conocimiento sólo es un preludio para iniciar en el  ámbito de las ciencias morales una revolución semejante a la que había producido Newton en la física y las matemáticas.

 

            De la síntesis de las dos corrientes de pensamiento que abren la Modernidad, racionalismo y empirismo, va a surgir el idealismo trascendental concebido por uno de los mayores filósofos de la historia: Kant.

           

Breves datos biográficos de David Hume

 

       Nace en Edimburgo en 1711. En 1734 se retira a Francia, donde escribe su primera obra, Tratado acerca de la naturaleza humana. Tres años más tarde vuelve a Londres a publicarla, pero el fracaso fue total. En 1752 publica sus Discursos Políticos y crece su fama. Se le pide a la Iglesia Anglicana que lo excomulgue por sus escritos “subversivos contra la religión y la moral”. La Iglesia católica le incluye en el índice de los libros prohibidos.

 

       Intenta repetidas veces hacerse con las cátedras de Ética y Lógica en la Universidad, pero es rechazado “por sus ideas heréticas”. Otras obras importantes son: Investigación sobre los principios de la moral, Diálogos sobre la religión natural, Investigación sobre el entendimiento humano, etc.

 

II. CONTEXTO HISTORICO, FILOSÓFICO  Y CULTURAL DE  D. HUME

           

II.1. Contexto histórico       

La vida de Hume se desarrolla en pleno s. XVIII (1711-76), el llamado "siglo de las luces" o de "la Ilustración". Inglaterra en esta época vive una situación sociopolítica peculiar, que difiere del resto de Europa. En efecto, si en el continente prevalece el absolutismo, en Inglaterra unas décadas antes había tenido lugar la revolución burguesa, cuyo objetivo era obtener derechos individuales, intervención del pueblo en la legislación, abolición de los monopolios del Estado, etc. En el año 1688 aconteció la Gloriosa Revolución. En adelante la monarquía será  parlamentaria y constitucional -¡¡los únicos en la época!!-, consagrándose la supremacía del Parlamento, y proclamándose en 1689 la "Declaración de Derechos".

 

            El triunfo de la revolución supuso el triunfo de las libertades políticas, religiosas y económicas. La clase más beneficiada fue la burguesía (comercial, terrateniente e industrial), a la que pertenecía Hume, así como la Iglesia anglicana. El puritanismo (vuelta a la iglesia "pura" y antijerárquica primitiva), que había protagonizado la revolución de 1642 fue relegado y muchos puritanos se vieron obligados a emigrar a América. Tampoco fueron satisfechas las reivindicaciones de los grupos revolucionarios más extremistas. Inglaterra se convirtió, además, en la primera potencia comercial y capitalista; y su sistema político parlamentario -basado ya en la doctrina del "contrato social" y no en la monarquía de derecho divino- era el modelo a imitar. Por otra parte, los teóricos del liberalismo (Locke) y los científicos ingleses (Newton) fueron los inspiradores de la Ilustración europea.

 

II.2. Contexto ideológico-filosófico.

Esta situación de cambios acelerados -paso de sociedad agrícola a industrial y de absolutismo político a parlamentarismo- se refleja en el mundo del pensamiento. Dos son los aspectos en que se hace necesario buscar nuevos fundamentos teóricos para la cultura que comienza, como se puede ver en la obra de Hume. Por una parte, la manera de concebir el conocimiento, profundamente cuestionado por la irrupción de la ciencia y tecnología modernas: la experimentación ha desplazado a las teorías puramente racionales del pasado. Por otra parte, esta crisis hace necesario también un replanteamiento de las relaciones sociales, que despiertan el interés por la filosofìa moral. La tradición escolástica y racionalista parece estar superada. Hume busca los fundamentos de la moral en lo que él llama un "sentimiento moral" dirigido a procurar la felicidad del género humano.

 

            Suele caracterizarse al empirismo inglés contraponiéndolo al racionalismo continental (Descartes, Leibniz, Spinoza). Ambos coinciden en señalar que el objeto del conocimiento son las ideas; pero mientras los racionalistas sostienen el origen innato de parte de éstas, los empiristas consideran que todas las ideas provienen de la experiencia. La experiencia es para estos últimos la fuente, el criterio de validez y el límite mismo del conocimiento.  El llamado empirismo inglés desarrolla desde John Locke (1632-1704) una fuerte polémica contra aspectos centrales del racionalismo y, en general, una crítica de la metafísica. Sin embargo, sería equivocado contraponer empirismo a racionalismo, como si el primero fuera meramente una filosofía contraria a la razón. No niega la razón, sino que considera que su  ámbito de aplicación se reduce a plantearse la verdad o falsedad de los juicios, los cuales han de referirse, en última  instancia, a la experiencia.

 

            Además, el empirismo critica la metafísica como construcción especulativa desgajada de la observación y muestra interés por problemas del mundo humano (ética, política, religión), que intenta clarificar mediante el análisis crítico. Pretende con ello sustituir el apriorismo racionalista y las actitudes fanáticas y entusiastas (basadas en la presunta asistencia del espíritu divino) por un tratamiento empírico-histórico de los problemas.

 

            Por otro lado, si los racionalistas consideran la matemática como modelo de saber y adoptan, como ideal de método, el método deductivo, propio de ésta; los empiristas se orientan en el sentido de la ciencia física (Boyle, Newton) y adoptan como ideal de método, el método inductivo. La deducción queda confinada al  ámbito del saber matemático; el conocimiento factual consiste, en cambio, en generalizaciones a partir de la experiencia. Si para los racionalistas, por tanto, la filosofía ha de adecuarse al modelo matemático, para los empiristas ha de seguir el de las ciencias naturales.

 

            De otra parte, no podemos olvidar que Hume es el filósofo más importante de la Ilustración inglesa. En él, como corresponde a este movimiento cultural, encontramos una visión naturalista, puramente mundana, del hombre, producto de un proceso de secularización, por el que el mundo no es ya concebido como algo misterioso y divino, sino que el ser humano ha adquirido la capacidad de comprenderlo y transformarlo. (Es conveniente completar estas consideraciones con la pregunta del tema siguiente: Características generales de la Ilustración).

 

III. ORIGEN Y MODOS DE CONOCIMIENTO

 

III. 1. Origen del conocimiento.

El racionalismo había afirmado que en nuestro entendimiento había ideas innatas, y que a partir de éstas se pueden deducir todos nuestros conocimientos de la realidad. Estas ideas las tenemos sin recurrir a la experiencia. El empirismo se opone al racionalismo, al negar que en nuestro entendimiento existan las ideas innatas. Para el empirismo todos nuestros conocimientos proceden de la experiencia. Con anterioridad a la experiencia, nuestro entendimiento es como una página en blanco donde no hay nada escrito, y es la experiencia la que nos va a proporcionar el conocimiento.

 

            Entendemos por experiencia la constatación de un hecho (siendo un hecho todo aquello que pueda ser sentido o medido por un sujeto). Por tanto, la experiencia se da por medio de los sentidos.

            Como la experiencia es la base del conocimiento, y los sentidos son la base de la experiencia, los sentidos tienen q ser la base imprescindible del conocimiento.

 

III. 2. Elementos del conocimiento.

            Mira este folio y cierra a continuación los ojos tratando de imaginarlo. En los dos casos lo estarás percibiendo (o conociendo), si bien entre ambos existe una notable diferencia: la percepción del folio es más viva cuando lo vemos que cuando lo recordamos. Hume considera que las percepciones son los elementos del conocimiento. Pero distingue dos tipos de percepciones: las impresiones (conocimiento que nos proporcionan los sentidos en el presente) y las ideas (huellas o representaciones mentales de impresiones que hemos tenido en el pasado). Por tanto, las ideas provienen de las impresiones, y a toda idea le corresponde una impresión de la que procede.

 

            El criterio para diferenciar impresiones e ideas es la vivacidad. Las impresiones son más vivas, las ideas son más débiles, confusas e imprecisas. Las ideas no se encuentran sueltas en nuestro entendimiento, sino asociadas unas a otras.

 

III. 3. Tipos de conocimiento.

            Hume distingue dos tipos de conocimiento: el de relaciones existentes entre ideas y el conocimiento factual, de hechos.

 

a) Relaciones de ideas: es el conocimiento que no se refiere a hechos, sino a la relación existente entre ideas. Aunque estas ideas (como todas) procedan, en último término, de la experiencia, la relación existente entre las mismas es, en cuanto tal, independiente de los hechos. A este tipo de conocimiento pertenecen la lógica y las matemáticas. Sus afirmaciones son ciertas de modo demostrativo, sin necesidad de referirse a  hechos.

Si tomamos el caso de las matemáticas, sin negar su aplicabilidad a la ciencia, a los hechos, insiste H. en que en sí mismas están vacías de contenido factual, empírico. Decir que “4 + 3 = 7” no es en sí mismo decir nada acerca de cosas existentes; la verdad de la conclusión depende simplemente del significado de los términos y de si la relación entre ideas es adecuada.

b) Conocimiento de hechos: es el conocimiento referido a impresiones que proceden de la experiencia. Comprobamos su verdad recurriendo a la experiencia. Introduce H. un criterio tajante para decidir acerca de la verdad de nuestras ideas: ¿Queremos saber si una idea cualquiera es verdadera? Muy sencillo: comprobemos si procede de alguna impresión. Si podemos señalar la impresión correspondiente, estaremos ante una idea verdadera; en caso contrario, estaremos ante una ficción. Nuestros conocimientos están, pues, limitados por las impresiones.

 

IV. CRÍTICA A LA IDEA DE CAUSA.

 

IV. 1. El conocimiento de hechos y la idea de causa.

Aplicando el criterio anterior en sentido estricto, nuestro conocimiento de hechos queda limitado a las impresiones actuales (lo que ahora vemos, oímos…) y a los recuerdos (ideas) actuales de impresiones pasadas (lo que recordamos haber visto, oído,…), pero no puede haber conocimiento de hechos futuros, ya que no poseemos impresión alguna de lo que sucederá en el porvenir (es imposible tener impresiones de lo que aún no ha sucedido).           

 

Ahora bien, aunque del futuro no tenemos experiencia, en nuestra vida contamos constantemente con que en el futuro se producirán ciertos hechos. Por ejemplo, si ponemos un recipiente de agua al fuego, contamos con que se calentará, pero, ¿cómo podemos estar seguros de que el agua se va a calentar? Según Hume, estamos seguros de que el agua se va a calentar porque el fuego es la causa de que el agua se caliente (efecto). Es decir, todos nuestros conocimientos sobre cuestiones de hechos se basan en la relación causa-efecto.

 

IV. Causalidad y “conexión necesaria”

¿Cómo entendemos la relación causa-efecto cuando pensamos que el fuego es la causa y el calor el efecto? H. observa que esta relación se concibe normalmente como una conexión necesaria (que no puede no darse). Esto quiere decir que el tipo de relación que se establece entre causa y efecto no puede ser ocasional sino necesaria. Así, cuando afirmamos que A es la causa de B, es porque pensamos que siempre será y ha sido así. Por tanto, creemos saber cómo serán los acontecimientos futuros porque entre causa y efecto existe una conexión necesaria, es decir, dada la causa inevitablemente se producirá el efecto.

 

IV. 3. Crítica de la idea de conexión necesaria.

            Aparentemente el problema de conocer acontecimientos futuros está resuelto con la idea de conexión necesaria entre causa y efecto. Pero si aplicamos el criterio de verdad de Hume, observamos que no hay ninguna impresión de esta idea de conexión necesaria. De los fenómenos sucesivos, uno de los cuales es causa del otro, sólo percibimos la sucesión de ambos, pero no percibimos la conexión necesaria. Por ejemplo, lo que nosotros percibimos es el fuego por una parte, y por otra que los objetos situados junto al fuego se calientan, pero nunca hemos observado que haya una conexión necesaria entre estos dos hechos. La conexión entre ellos es algo que suponemos, pero que no podemos comprobar.

 

            La idea de conexión necesaria al no provenir de una impresión, no es una idea verdadera. Esto significa que nunca vamos a saber lo que va a ocurrir en el futuro. Del futuro no podemos tener certeza, sino solo creencia y suposición. Todos creemos que si ponemos algo sobre el fuego se calentará. Sabemos esto por el hábito o costumbre de observar como siempre que ocurre lo primero, ocurre lo segundo, es decir, el hábito se forma al observar repetidamente la sucesión de dos fenómenos, pero que entre ambos exista una conexión necesaria es una suposición incomprobable.

           

V. LA CRÍTICA A LAS IDEAS DE SUSTANCIA (yo, Dios y mundo) DE  HUME

 

            Hemos visto que, según Hume, todo nuestro conocimiento se reduce a impresiones e ideas; nuestro entendimiento al conocer está  completamente limitado por las impresiones, de tal modo que nos impide abordar cuestiones puramente abstractas; y entre las más abstractas está  el problema de la sustancia. La sustancia es un concepto fundamental para la filosofía tradicional desde Aristóteles hasta el racionalismo (teoría de las tres sustancias), pero al que, según H., no corresponde ninguna impresión.

 

            H. no hace ninguna concesión, como otros empiristas menos coherentes (Locke, Berkeley): a nuestra idea de sustancia: de Yo, de Mundo, de Dios no corresponde impresión alguna. La palabra "sustancia" sólo designa un conjunto de percepciones particulares unidas por la imaginación; por tanto, el concepto clave de la metafísica carece de valor. Ningún argumento filosófico puede demostrar su existencia. En la práctica, piensa H., esto no es realmente grave pues para vivir bastará  con creer en su existencia.

 

V. 1. El mundo.

            Locke justificaba la existencia del mundo distinta de la mente diciendo que la realidad extramental es la causa de nuestras impresiones.

 

            H. no puede aceptar esta afirmación, porque la realidad no es una impresión más, sino que está más allá de las impresiones. Yo lo único que puedo afirmar es que "tengo una impresión", pero no puedo afirmar que a mi impresión corresponda una realidad exterior. La realidad está más allá de las impresiones. Si la afirmo, estoy deduciendo una cosa de la cual yo no tengo impresión alguna. Por tanto, lo único que podemos afirmar con rotundidad es que tenemos impresiones, ...pero no podemos conocer más allá de éstas. Sobre la existencia de los cuerpos en el mundo exterior, por tanto, lo más adecuado, ya que no podemos conocer con rigor su existencia, será  suponer su existencia. Para saber si las impresiones que tengo referidas al mundo exterior se parecen a los objetos externos deberían presentarnos al mismo tiempo los originales (mundo exterior) y las copias (impresiones que tengo del mundo exterior), lo cual es inconcebible. Al ver la montaña en el horizonte podemos suponer que existe no sólo en nuestras impresiones pero, en sentido estricto, sólo podemos suponer su existencia. Afirmarla, sería ir más allá  de nuestras impresiones, que son el límite del conocimiento humano. No podemos concebir  cómo son los cuerpos con independencia de nuestras impresiones. Todo lo que conocemos está en nuestra mente, ¿cómo podemos saber lo que hay fuera de ella? Sólo podemos suponerlo. Tal suposición es suficiente para vivir. La imposibilidad para conocer la existencia del mundo exterior no conlleva su negación, sino la creencia en éste auspiciada por la constancia y coherencia de las impresiones que tengo de éste.

 

V. 2. Dios.

            H. no niega la existencia de Dios, pero sí la posibilidad de demostración de su existencia. Las razones para oponerse a dicha posibilidad son dos:

 

            1) La idea que tenemos de Dios es la de una sustancia infinita con todas las perfecciones. Ahora bien, si aplicamos el criterio de validez de Hume, nos tenemos que preguntar de qué impresión puede derivar esta idea de perfección infinita. Según H. es evidente que, siendo nuestras impresiones puntuales y concretas, resulta difícil que podamos tener una impresión de infinito, ya que ella misma habría de ser asimismo infinita. Por lo tanto, la idea de sustancia infinitamente perfecta se queda sin impresión que la legitime, y hay que concluir que no existe ningún tipo de conocimiento de Dios.                   2) Tradicionalmente se ha intentado demostrar la existencia de Dios fundamentándose en el principio de causalidad. Los acontecimientos en la naturaleza han sido concebidos como efectos de una Causa Primera, que es Dios. Pero en dicho argumento descubre H. dos puntos falaces: primero, ninguna percepción tenemos de la naturaleza y mucho menos de su orden de funcionamiento; y segundo, carece de valor aplicar el principio de causalidad más allá  de nuestras impresiones y como Dios no es objeto de impresión alguna, es imposible demostrar su existencia.

 

            Ahora bien, si la existencia de un mundo distinto de nuestras impresiones y la existencia de Dios no son racionalmente justificables, ¿de dónde vienen nuestras impresiones? Hume responderá  sencillamente que no lo sabemos ni podemos saberlo: pretender contestar esta pregunta es querer ir más allá  de nuestras impresiones y eso es imposible en el  ámbito del conocimiento. En religión es agnóstico.

 

V. 3. El yo.

            Tanto Descartes como Locke habían afirmado la realidad del "yo" como sustancia. Su existencia se intuye con evidencia. En el propio acto de pensar, de querer, de amar,... se capta de manera indudable el propio yo. Ahora bien, esto no es así para H. Este pensador sigue fiel a sus principios epistemológicos: todos nuestros contenidos cognoscitivos se reducen a impresiones e ideas; por tanto, la cuestión será: ¿tenemos alguna impresión o alguna idea de nuestra identidad personal, de nuestro yo? No. Luego el yo resulta imposible de conocer. El yo no es ninguna impresión sino aquello que se supone como sujeto desde el que tienen lugar nuestras impresiones.

 

            Nuestras impresiones no son constantes, sino variables, sin embargo, tendemos a pensar que el yo, la identidad personal es algo constante. Pero, sin embargo, una impresión sucede a otra: siento dolor, después siento tristeza, después alegría,...Nunca existen todas al mismo tiempo, sino que se suceden. Por tanto, no hay una impresión constante y permanente. Sin embargo, nuestra identidad personal debería ser permanente. En consecuencia, no existe el yo como sustancia distinta de las impresiones. El yo viene a ser como un conjunto de impresiones e ideas en perpetuo flujo y movimiento que imaginamos unidas entre sí.

 

            La cuestión, entonces es: ¿Cómo podemos explicar la conciencia que tenemos todos de nuestra propia identidad? Por ejemplo, yo soy el mismo que esta mañana estaba en casa, que ahora estoy en clase, que mañana iré al fútbol,... H. lo explica con la memoria: gracias a ella conocemos la conexión existente entre las diferentes impresiones que se suceden; el error consiste en que confundimos sucesión con identidad.

 

            H. termina comparando al yo con un teatro en el que las distintas percepciones (los distintos actores) se suceden unos a otros, entran, salen y se mueven de mil maneras diferentes, pero con la peculiaridad de que no sabemos exactamente en qué lugar se representa, es decir, sin escenario.

 

            Esta concepción del yo es coherente con sus principios radicales sobre el conocimiento, pero el propio H. se dio cuenta de que su explicación no es plenamente satisfactoria, lo que le llevó a una actitud resignadamente escéptica.       

 

VI. EL EMOTIVISMO MORAL EN HUME

 

            El sentido práctico que Hume quiso dar a su pensamiento hizo que concibiera la teoría del conocimiento como "instrumento" adecuado para el planteamiento de su teoría moral.

 

            ¿Qué es lo que permite que a una acción particular pueda aplicársele el calificativo de buena o mala? Unos creen que lo bueno y lo malo están en los juicios de la razón, otros que en las acciones. Luego, se trataría de una relación de ideas o una cuestión de hecho, según la teoría del conocimiento de nuestro autor ya vista. Hume, por el contrario, cree que no son ni una ni otra cosa.

 

            En general, podemos decir que un código moral es un conjunto de juicios a través de los cuales se expresa la aprobación o reprobación de ciertas conductas y actitudes: así aprobamos la generosidad y benevolencia, reprobamos el crimen y la opresión. La mayoría de los filósofos se han preguntado en qué se fundamenta nuestra aprobación de la benevolencia, por ejemplo, y nuestra reprobación o rechazo del crimen y la opresión.

 

            Una respuesta a esta cuestión, extendida desde los griegos, es que la distinción entre lo bueno y lo malo moralmente, entre las conductas viciosas y virtuosas, se basa en la razón: ésta puede conocer lo que se adapta óptimamente a la naturaleza humana y a partir de este conocimiento, determinar qué conductas y actitudes son acordes con ella; el conocimiento de la concordancia o discordancia de la conducta humana con el orden natural es, pues, el fundamento del que emanan nuestros juicios  morales.

 

            Hume, por el contrario, considera que el conocimiento intelectual no es ni puede ser el fundamento de nuestros juicios morales. Su principal argumento es el siguiente: la razón no puede impedir ni impulsar nuestro comportamiento (según la teoría del conocimiento de Hume el conocimiento puede ser de relaciones entre ideas -matemáticas y lógica, en sí mismas inútiles para la vida si no se aplican, es decir, no nos impulsan por sí solas a la acción- o de hechos, limitándose este último a mostrarnos hechos y no a enjuiciarlos moralmente), ahora bien, los juicios morales impulsan e impiden nuestro comportamiento, luego, los juicios morales no provienen de la razón.

 

            La moralidad, por otra parte, no es una cuestión de hecho, una simple enumeración de fenómenos. Las acciones en sí mismas no son ni buenas ni malas. Para comprender mejor esta conclusión a la que llega Hume, puede ponerse como ejemplo algo que seguramente nadie dejará  de rechazar: el asesinato intencionado. "Examinalo desde todos los puntos de vista y mira si puedes encontrar un hecho, una existencia real que corresponda a lo que llamas vicio. En cualquier modo que lo tomes sólo encontrarás ciertas pasiones, motivos, voliciones y pensamientos. No hay ningún hecho más en este caso. Mientras dirijas tu atención al objeto, el vicio no aparecerá  por ninguna parte. No lo encontrarás nunca hasta que dirijas tu reflexión hasta tu propio corazón y encuentres un sentimiento de reprobación, que brota en ti mismo, respecto de tal acción. He aquí un hecho, pero un hecho que es objeto del sentimiento, no de la razón. Está  en ti mismo, no en el objeto". Los juicios morales, por tanto, tienen su origen en los sentimientos que nos provocan determinadas acciones. El hecho físico de matar es o puede ser el mismo en el caso de un asesinato, de un homicidio en defensa propia o de una ejecución que cumpla una sentencia judicial, sin embargo, ¿por qué a veces lo valoramos de modo diferente?

 

            La moralidad está en el sentimiento. Así pues, la moralidad no está  en los hechos ni en la razón. La razón nos permite discernir la verdad de la falsedad, pero no es por si misma motivo para que nuestra voluntad actúe. Nuestras acciones se producen debido a pasiones que sentimos y que nos impulsan a hacerlas. Y están orientadas a la consecución de fines no propuestos por la razón, sino por el sentimiento. La bondad o maldad de tales acciones depende del sentimiento de agrado o desagrado que provoca en nosotros, y el papel que la razón desempeña en ellas no pasa de ser el de proporcionarnos conocimiento de la situación y sobre la adecuación o no de los medios para conseguir los fines propuestos por el deseo. Por eso afirma Hume: “la razón es y sólo debe ser la esclava de las pasiones, y no puede aspirar a ninguna otra función que la de servir y obedecerlas”.

 

            Al afirmar la subordinación de la razón a los sentimientos, Hume adopta una posición antirracionalista. La razón juega un papel importante en la vida activa del hombre, pero como instrumento de los sentimientos indicándonos qué debemos hacer para lograr un determinado fin y en ningún caso como causa suficiente y única de la acción. La moral se siente más que se juzga. Son los sentimientos, por tanto, los que nos guían en moral.

 

            Los sentimientos de aprobación y desaprobación inscritos en la naturaleza humana son el origen de las virtudes y  los vicios, pues nos indican qué clase de cualidades suscitan, por encima de cualesquiera otras, la estima propia y la de los demás. También nos indican qué clase de defectos son rechazables. Dichos sentimientos son la medida de lo que es agradable y útil, para nosotros mismos como para los demás:

            1. Son agradables para uno mismo: alegría, grandeza de alma, dignidad de                                 carácter, valor, sosiego, bondad,...

            2. Agradables para los demás: modestia, buena conducta, cortesía, ingenio,...

            3. Son útiles para uno mismo: fuerza de voluntad, diligencia, frugalidad, vigor                corporal, inteligencia,...

            4. Son útiles para los demás: justicia, benevolencia,...

 

Ética utilitarista. En el agrado y la utilidad coinciden todas las acciones que originan los sentimientos de aceptación, y los de repulsa en lo contrario, por lo que es legítimo concluir que ellos son el fundamento último de la moralidad y que, por tanto, la ética de Hume es utilitarista. Lo cual no significa una vuelta al utilitarismo egoísta que Hobbes veía como única ética posible, porque, según él creía, el hombre es asocial. Hume piensa, por el contrario, que la utilidad ha de referirse a los demás en no menor medida que a sí mismo. Tomemos como ejemplo el sentimiento de la justicia. Este nace en unas condiciones particulares de la existencia humana. Si como sucede con el aire del que cada persona puede disponer según sus necesidades, sucediera con todos los demás bienes, de manera que nadie careciera de nada ni tuviera que preocuparse por el futuro, entonces no podría siquiera brotar en el corazón de los hombres ese sentido de distribución y uso equitativo de los bienes que solemos llamar justicia. En consecuencia, la justicia existe con vistas a algo útil, que es mantener la sociedad de los seres humanos en unas circunstancias que sean aceptables para todos, aunque no sea siempre fácil.

Juan R.Ti. Rozúa

 

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Hume el empirismo resumen de su filosofia

EL EMPIRISMO. DAVID HUME

 

El empirismo es, junto con el racionalismo, la corriente filosófica más importante de la modernidad.

Empirista es, en general, toda filosofía según la cual el origen y valor de nuestros conocimientos depende de la experiencia; así entendido el empirismo es una constante en la historia del pensamiento, abarca una trayectoria histórica que va desde Aristóteles, pasando por Tomás de Aquino y Bacon, hasta el descubrimiento heliocéntrico de Copérnico.

Pero este tema no se refiere al empirismo en general ni a las distintas corrientes empiristas que han aparecido a lo largo de la historia, sino al empirismo moderno como corriente del pensamiento que tiene lugar en el siglo XVIII, también llamado empirismo inglés. Se caracteriza por constituir una respuesta histórica al Racionalismo del siglo XVII.

Los racionalistas, desde Descartes, tenían como base de toda su teoría del conocimiento  las ideas innatas, conceptos metafísicos a los cuales la razón por se sólo poder era capaz de acceder. La razón guía al hombre, tanto en su quehacer teórico, como en su vertiente práctica. Sobre esos supuestos levantaron sus sistemas Descartes, Spinoza y Leibniz, entre otros.

 

         El empirismo niega las ideas innatas, no existen ni ideas  ni principios innatos al entendimiento. Con anterioridad a la experiencia nuestro entendimiento es como una página en blanco en la que nada hay escrito. Todo nuestro conocimiento procede de la experiencia. El empirismo antepone su idea de la experiencia y del conocimiento sensible al ideal de la  razón pura antepuesto por los racionalistas.

Con el empirismo se niega la autoridad filosófica, incluida la de Aristóteles, y se critica la Metafísica porque, dicen, ésta niega el valor de la experiencia.

El empirismo ingles supone la culminación de la cultura inglesa medieval que había estado centrada en la Universidad de Oxford, Universidad que se mantuvo más alejada del influjo escolástico que la cultura continental europea (R. Bacon). También es un antecedente importante el criticismo nominalista de Guillermo de Ockham. Todos estos autores empiezan a valorar el conocimiento sensible.

         Otros hitos importantes en el desarrollo del empirismo inglés fueron Francis Bacon (1561-1626) y Newton (1642-1727). El primero da una gran importancia a la ciencia y se rebela contra el uso abusivo de la autoridad, proponiendo métodos inductivos. Newton conjuga lo práctico con lo teórico: su ideal consiste en la creación de una filosofía experimental que llegue, a través del análisis inductivo, hasta las causas más universales. Propone partir de los hechos y no admite ninguna conclusión que no proceda de la experiencia. El modelo de ciencia del empirismo ya no serán las matemáticas, como en el racionalismo, sino las ciencias experimentales: el modelo está tomado de las ciencias físicas.

El empirismo, como sistema filosófico, se enmarca dentro de un movimiento socio-cultural más amplio: La Ilustración. La característica fundamental de la Ilustración es su postura crítica, centrada en un análisis agudo de la realidad. Que nace de la aplicación de la Razón a todos los dominios del saber humano (religioso, ético, político, científico, social, etc). Esto significa que se replantean todos los valores sociales admitidos hasta entonces; esto da lugar a la llamada crisis de la conciencia europea. La crítica de la Ilustración se centra en la lucha contra la superstición, el fanatismo religioso y la intolerancia. La doctrina que divulgan socava la religión revelada, la autoridad de la Iglesia y la Monarquía de derecho divino.

Supone también una actitud optimista basada en las luces de la razón, sobre el futuro de la Humanidad: creencia en un progreso indefinido, tanto en el conocimiento como en el bienestar de los hombres.

 

         El empirismo inglés, inmerso en este espíritu ilustrado, supone la verdadera modernidad filosófica: la crítica y ruptura con la filosofía escolática; y también la crítica de la nueva filosofía: el racionalismo cartesiano.  Ahora bien, el antecedente más directo de la filosofía empirista a partir de Locke, iniciador del empirismo, es Descartes. Pero el empirismo, aunque con una fuerte inspiración en el racionalismo, sigue una dirección propia: consiste más en  la eliminación progresiva de los conceptos tradicionales que en la acumulación de contenidos que caracteriza a los sistemas racionalistas. Tiene, por tanto, un sentido más crítico que el racionalismo con la filosofía tradicional. Locke, Berkeley y Hume son los tres pasos que van eliminando uno a uno los conceptos metafísicos tradicionales hasta desembocar en el escepticismo.

 

         LOCKE.- es la síntesis de la tradición empirista inglesa y el racionalismo cartesiano. Con él nace propiamente la filosofía empirista, ya que enuncia el principio fundamental, todos los contenidos del conocimiento se originan en la experiencia, la cual señala el camino de toda verdad, ya sea ética, política o, incluso, religiosa. Este principio va a ser llevado por Hume hasta sus últimas consecuencias.

Locke toma de Descartes el concepto de idea: será, como en Descartes,  todo lo que es objeto de la mente cuando un hombre piensa. La diferencia está en que las ideas para Locke provienen todas de la experiencia; y esto le lleva a negar las ideas innatas, que eran un componente esencial del racionalismo. Consecuencia de esto es la negación de las verdades absolutas y necesarias; la verdad va referida a lo sensible, a lo particular. Locke intenta aplicar el principio empirista en su teoría de las ideas, dando especial importancia a la relación causal entre los objetos externos y las ideas en la mente. Pero no importa qué sean realmente esos objetos externos, lo verdaderamente importante son las ideas, es decir, no se trata de investigar cómo son las cosas, sino el origen, alcance y límites de nuestro conocimiento. Adopta un punto de vista epistemológico; busca, como Descartes, una fundamentación del conocimiento.

 

         A pesar de su crítica de las ideas innatas, Locke sigue siendo en muchos sentidos un cartesiano. Por ejemplo, acepta dogmáticamente la existencia de  la sustancia material (la res extensa de Descartes) como soporte de las cualidades que percibimos.

 

Berkeley, el segundo gran empirista, critica esa sustancia material, y su empirismo derivará en inmaterialismo. Hume, la culminación del empirismo, recoge  todos estos problemas y critica no sólo la sustancia material, sino también la sustancia espiritual (la res pensante de Descartes), así como la noción de causalidad. Con ello se desemboca  en un escepticismo filosófico: si nos fijamos en la experiencia, vemos que no se nos da ninguna prueba de la existencia de leyes permanentes que expliquen los fenómenos y los hagan asequibles a los postulados de la razón.

 

         HUME (1711-1776)

La filosofía de Hume pretende ser filosofía de la naturaleza humana, que es la única ciencia del hombre. Todo saber se relaciona con el hombre, por ello toda investigación se ha de orientar hacia ese centro, desde donde se dominaran todos los campos de las ciencias. Pero esta naturaleza humana no se considera como razón, sino como sentimiento e instinto, de tal modo qu4 aún la facultad investigadora es instinto que lleva a aceptar o creer. Dicha investigación no alcanza a avanzar más allá de la naturaleza humana, por eso toda la realidad quedará reducida a la subjetividad empírica del   hombre. Se trata de un fenomenismo idealista que reduce todo el mundo a pura ficción.

         El de Hume fue un intento por aplicar el método analítico-deductivo de Newton como método de investigación a las ciencias del hombre, pero fue sólo un intento, la filosofía de Hume terminará por ser principalmente una filosofía descriptiva.

 

La filosofía de Hume tiene dos centros de interés fundamentales:

  • la teoría del conocimiento
  • la filosofía moral

 

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO EN HUME

 

         Hume ante todo rechaza, como hizo Locke, las ideas innatas, así como el innatismo de los principios. Todos los conocimientos o contenidos de conciencia emanan de la experiencia sensible.

Los elementos del conocimiento son solamente las percepciones que pueden ser de dos tipos, impresiones e ideas:

  • Impresión.- es el elemento fundamental, son las percepciones más vivas, los datos inmediatos de experiencia. Hay dos clases de impresiones:
        • Impresiones de sensación.- que surgen en la mente de causas desconocidas
        • Impresiones de reflexión.- que derivan en gran medida de nuestras ideas.

 

Las Impresiones son originarias, es decir, anteceden a las correspondientes ideas, ya que estas derivan de aquellas. La diferencia entre ambas es el grado de fuerza y vivacidad; las impresiones son más vivaces y tienen más fuerza que las ideas.

 

  • Ideas.- es correlativa a la impresión. Todas nuestras ideas están copiadas de nuestras impresiones, son como imágenes de las mismas al pensar y razonar. Las ideas surgen por la debilitación de las impresiones. Las ideas pueden ser:
        • Simples.- cuando corresponden a una impresión
        • Complejas.- cuando están formadas de ideas simples.

 

Además de la distinción entre impresiones e ideas, Hume mantiene que estos elementos constituyen el límite del conocimiento: más allá de sus propias impresiones, es decir, de sí mismo, el hombre no podrá dar un paso más, aunque pueda construir ideas de la manera más fantástica y arbitraria. Hume disuelve la realidad en impresiones sensibles.

 

Diferencia entre dos tipos de conocimiento:

  • Conocimiento de relaciones existentes entre las ideas. De donde proceden las verdades de razón.

Las relaciones de ideas son proporciones evidentes racionalmente. Aunque esas ideas procedan, en último término, de la experiencia, su relación es independiente de los hechos. Son todas las proposiciones de las matemáticas y toda proposición intuitiva o demostrativamente cierta. Con ellas tenemos un conocimiento cierto, pero no tenemos información nueva. Son verdades analíticas y necesarias.

 

  • Conocimiento factual, de los hechos. De donde proceden las verdades de hecho.

Nuestro conocimiento puede referirse también a los hechos, son las proposiciones acerca del mundo externo. Son comprobables empíricamente. Estas proposiciones sí nos dan información pero no están acompañadas de certeza racional. No tienen otra justificación que la experiencia, es decir, las impresiones.

Las cuestiones de hecho nunca implican contradicción, nunca podemos demostrar su falsedad, ya que su contrario siempre es posible.

 

Vimos que para Hume el límite de nuestro conocimiento está dado por las impresiones, por eso sostiene que no existen ideas abstractas. Toda idea corresponde siempre a una impresión, y si no es así tal idea será falsa, será una ficción. Solamente hay ideas particulares, lo que Hume llama ideas simples. Cada idea simple puede atraer o recordar a otras ideas semejantes, es decir,  nuestras ideas o pensamientos se conexionan entre sí, están vinculadas por relaciones; la pregunta que se hace Hume es ¿qué principios rigen esas relaciones?. Nos habla de dos facultades que repiten y conexionan las ideas:

  • La memoria.- gracias a ella las impresiones reaparecen con una viveza intermedia entre la de las impresiones y la de las ideas. La memoria, aparte de conservar las ideas simples, procedentes de impresiones simples, conserva también su orden y posición.

En este punto Hume se sitúa en un plano puramente subjetivo, no se hace cuestión de nada externo. La memoria sólo opera como una facultad repetitiva.

 

  • La imaginación.- en esta facultad plasma Hume todas las contradicciones a que es arrastrado por la radicalidad del empirismo. La imaginación hace reaparecer las impresiones como nuevas ideas, como débiles copias o imágenes de aquellas. Combina las ideas simples arbitrariamente o descompone las ideas complejas en simples y las reagrupa de nuevo. Esta operación la realiza según unos principios de asociación que tienen su origen en una fuerza natural del hombre. En qué consista esa fuerza es cosa que Hume no puede explicar, lo toma como un dato de hecho. Tales principios son:
        • La identidad o semejanza
        • La contigüidad espacio-temporal
        • La relación causa-efecto

 

Los efectos de esta asociación de ideas que realiza la imaginación son las ideas complejas, que Hume divide en:

        • Relaciones
        • Modos
        • Sustancias

 

Relaciones.- pueden ser de dos tipos:

  • Naturales.- la idea compleja es el resultado de una asociación elaborada según uno de los principios de asociación, que son la semejanza, la contigüidad y la causa  Las ideas se conectan entre sí por la fuerza natural o la costumbre. Así ante un fenómeno A seguido de un fenómeno B, tendemos naturalmente a identificar el primero como causa y el segundo como efecto del primero.
  • Filosóficas.- las ideas simples se relacionan a voluntad, siempre que haya entre ellas alguna cualidad similar. No hay necesidad ni costumbre, se hace  libremente, por una decisión de establecer cierta comparación entre los objetos. Así son ideas de relación filosóficas la de causalidad entendida como conexión necesaria, la idea de clase media, etc.

 

Modos.- la idea compleja está formada por una colección de ideas simples, unidas por la imaginación,  que representan o bien las cualidades dispersas en diferentes sujetos, o bien cualidades cuyo principio de enlace no se considera fundamental en la idea compleja. Son cualidades de carácter, formas de estar o de ser. Por ejemplo la atribución de la cualidad de simpáticos a los españoles.

 

Sustancias.- colecciones de ideas agrupadas por la imaginación bajo el mismo nombre. La idea compleja se compone de cualidades particulares que hacen referencia a un algo desconocido y ficticio, al que tales cualidades se suponen inherentes o en todo caso están conectadas por relaciones de contigüidad y causalidad.

 

Modos y sustancias no son más que colecciones de ideas simples unidas por la imaginación, que poseen un nombre común, mediante el cual somos capaces de recordar esa colección. No se derivan de impresiones de sensación ni de reflexión, por tanto no hay tales ideas de modo y sustancia. Es, por tanto, por el principio de la copia como Hume niega legitimidad a la idea de sustancia (Dios, Yo, Mundo). Pero el suyo no es un planteamiento ontológico, Hume renuncia a la carga metafísica que supone preguntar por la existencia absoluta de las cosas, sino un planteamiento lógico-psicológico, la suya es una pregunta por la objetividad del conocimiento.

Nos habla de dos funciones de la imaginación:

  • Función asociativa-categorial.- gracias a la cual, de un modo natural, construimos un mundo determinado de una manera regular.
  • Función constituyente.- por esta facultad creemos en el mundo externo, en sus objetos, haciendo de este modo posible la vida de los hombres. Pero haya que entender tal mundo como un mundo imaginario, fingido e inventado.

 

Hemos llegado a la CREENCIA, fundamento de la objetividad en Hume y asiento de su teoría de la causalidad.

 

Tenemos que diferenciar entre el conocimiento estrictamente tal, cuyo objeto son las relaciones de ideas, reino de la no contradicción y de la demostración estricta, y la creencia. El objeto de la creencia son las cuestiones de hecho, aquí no reina el principio de no contradicción ni es posible la justificación o demostración estricta, sólo es posible la prueba. Todo razonamiento que va más allá de las impresiones de sensación únicamente puede basarse en la conexión causa-efecto, en una inferencia causal.

 

El tratamiento que Hume hace del principio de causalidad es similar al que vimos hacía de la idea de sustancia; no se cuestiona la conexión en sí, esto es, si hay o no una causalidad real, lo que niega es la legitimidad de una idea de tal causalidad. Hume se sitúa en un nivel únicamente epistemológico: entiende la causalidad como una relación, derivada de alguna impresión de reflexión; tal impresión la concreta Hume en la observación de la repetición; a partir de ella se origina la idea de conexión necesaria, como reflejo de tal repetición en la conciencia. Su origen, por tanto, está en la costumbre o el hábito.

 

Situado como está en el plano del conocimiento, declara gratuitas las aplicaciones de la ley causal al plano del ser. La relación causal es imposible entre objetos e impresiones, sólo tiene validez entre impresiones, por ello todo intento de trascender el mundo de las percepciones conduce al fracaso. Con ello toda la metafísica tradicional se derrumba, la costumbre, el hábito y la creencia son las soluciones psicológicas a tal derrumbe. El problema lógico de si tiene justificación racional nuestra creencia en un mundo de objetos con existencia externa e independiente, no puede ser resuelto.

 

Crítica al idea de causa.-

 

La crítica que Hume realiza de la idea de Causa constituye la piedra angular de toda su filosofía.

Los racionalistas habían considerado la causalidad como un principio evidente, así para Descartes constituía un instrumento válido para demostrar la existencia de Dios, y en el sistema de Locke la causalidad permite aceptar la existencia de la realidad exterior y la existencia de Dios.

 

Para Hume la idea de causa constituye el fundamento de todos los razonamientos que el hombre se hace sobre las cuestiones de hecho cuando trata de ir más allá de las impresiones inmediatas y sus correspondientes ideas, es decir de nuestros sentidos y de nuestra memoria. La idea que tenemos de un mundo ordenado regido por leyes tiene también su origen en el establecimiento de relaciones causales entre acontecimientos, de modo que creemos poder predecir lo que va a ocurrir a partir de nuestras impresiones presentes.

 

Hasta Hume la idea de causalidad estaba vinculada a la idea de conexión necesaria  entre el hecho presente y el que se infiere o deduce de él, de modo que en presencia del primero se espera que ocurra el segundo necesariamente. Afirma Hume que por mucho que examinemos una cosa nunca podremos saber qué efectos producirá a no ser mediante la experiencia. Y por la experiencia conocemos:

  • La prioridad temporal del fenómeno que llamamos causa respecto del fenómeno que llamamos efecto.
  • La contigüidad espacio-temporal de ambos fenómenos.
  • La conexión constante entre ellos.

 

El paso de la conexión constante a la conexión necesaria, fundamento del principio de causalidad, dice Hume que es ilegítimo, es decir, no está respaldado por la experiencia. Realizamos ese salto en base a la CREENCIA en la continuidad del futuro de acuerdo con el pasado. Los hechos se repiten dando lugar al hábito, a la costumbre, es decir al  creencia de que van a seguir ocurriendo de igual modo en el futuro.

 

De modo que todo nuestro saber sobre cuestiones de hecho no es más que un cuerpo de certezas probables y contingentes. Sólo después que un hecho se ha producido, es decir sólo a partir de la experiencia se puede afirmar la necesidad de una conexión, pero este será siempre un conocimiento de lo particular, sobre lo universal sólo hay probabilidad. Con ello Hume aleja a  la ciencia de toda postura dogmática, todo es revisable ya que en cuestiones de hecho no rige el principio de no contradicción.

 

Crítica a la idea de sustancia extensa (mundo exterior)

El análisis de Hume va a ser igualmente aplicado a nuestra creencia en la existencia de un mundo independiente de nuestros sentidos. La opinión de la existencia independiente y continua del mundo externo está tan profundamente arraigada en la imaginación que es imposible desarraigarla

Cada una de las percepciones diferentes es una entidad distinta y no puede, por consiguiente, ser idéntica a una sustancia cualquiera que tenga una existencia exterior supuesta. Piensa Hume que estamos naturalmente dispuestos a completar los intervalos entre cada percepción con imágenes, de suerte que se mantengan la continuidad y la unidad. Pero esto no es sino una ficción que nos forjamos con la que pretendemos eludir la contradicción entre la imaginación, que nos dice que nuestras percepciones semejantes tienen una existencia que no desaparece cuando no se perciben, y la reflexión, que nos dice que nuestras percepciones semejantes son diferentes entre sí y tienen una existencia discontinua. Puesto que los elementos del mundo son percepciones y puesto que las percepciones no existen más que en el momento en que son percibidas, es absurdo suponer que los objetos continúen existiendo cuando no son percibidos; creerlo es una tendencia natural, fundada en la memoria y en nuestra necesidad de coherencia.

 De este modo contrapone Hume su sentido de  existencia empírica (aquella de la que, recordémoslo, nos informa la experiencia sólo durante el tiempo al que alcanza el acto de conocimiento), y la existencia de los objetos en el sentido que la opinión común da a esa expresión: realidad independiente y continuada fuera del acto de percepción y nos dice que se intenta garantizar la existencia del objeto en este segundo sentido sobre la base de una relación causa-efecto que no puede autorizarnos a salir del plano de la existencia empírica, según un uso correcto de los criterios empiristas.

Crítica a la idea de sustancia individual (materias y espiritual)

Otra categoría que es rechazada cuando es sometida al criterio de las impresiones es la categoría de sustancia individual.

 Según Hume, ninguna sustancia, material o espiritual, puede provenir de una impresión sea la que fuere. La sustancia no se percibe como un color, ni como un sonido o sabor, etc., y dice: "deberá, pues, derivarse de alguna impresión de la reflexión". Pero las impresiones de la reflexión:"se reducen a nuestras pasiones y emociones; y no parece probable que ninguna de éstas represente una sustancia. Por consiguiente, no tenemos "ninguna idea" de sustancia que sea distinta a la de una colección de cualidades particulares [...]. La idea de sustancia [...] no es sino una colección de ideas simples unidas por la imaginación y a las que se asigna un nombre particular mediante el cual podemos recordar -a nosotros mismos y a otros- esa colección.".

Crítica a la idea de sustancia infinita (Dios)

En cuanto a Dios, es obvio que no ha sido jamás objeto de impresión alguna. De hecho, jamás podemos conocer por impresión algo que, de ser, sería necesario. Por tanto, mi idea de Dios no es cierta. Locke y Berkeley decían que Dios era la causa de mi existencia o de mis impresiones (respectivamente); pero para Hume no hay causas, luego no hay Dios en ese sentido. En cuanto a la pregunta sobre de dónde vienen las impresiones que recibo, el escepticismo de Hume no permite responder.

 

Podemos concluir que en Hume el escepticismo sólo puede ser superado provisionalmente y para los fines prácticos de la ciencia, que autoriza expectativas razonables cuando se fundan en experiencias bien fundadas, bien hechas. Pero si queremos llegar a los fundamentos teóricos de la certeza, debemos reconocer que, por lo que hace a las cuestiones de hecho o a cualquier afirmación sobre la existencia o los existentes reales, el empirismo, después de la crítica de Hume, no nos puede librar del escepticismo.

Se llama fenomenismo a la teoría del conocimiento de Hume porque reduce la realidad a fenómenos (lo que se me aparece, lo dado a mi experiencia) o impresiones. No podemos hablar de sustancia o realidad alguna: sólo de apariencias sensible.

La conclusión de Hume tras su demoledora crítica a la metafísica y a la ciencia, no puede ser más que escepticismo: la duda. No puedo estar seguro de nada más que mis impresiones actuales. Por tanto, me veo condenado a sobrevivir, siguiendo hábitos y costumbres y sometido a la naturaleza, sin tener seguridad sobre casi nada.

 

Toda la metafísica tradicional se derrumba; la costumbre, el hábito y la creencia son las soluciones psicológicas a tal derrumbe.

Así el que sí es  resuelto es el problema psicológico, la inferencia causal, posibilitada por la costumbre, es la que nos permite creer en el mundo externo, continuo e independiente. La creencia es un hecho de experiencia, algo que de hecho se da, ir más allá en la explicación es imposible. Hume sólo nos dice que hay una serie de creencias elementales, universales, que los hombres adquieren irreflexivamente en el transcurso de su vida ordinaria y que les condiciona de modo natural a actuar.

 

Ejemplos de tales creencias son:

      • creencia en el mundo externo
      • creencia en la homogeneidad de la naturaleza
      • creencia en el yo, etc.

No existe justificación racional de ellas, pero no podemos suprimirlas: la naturaleza se impone contra la razón. El final es una DUDA ESCÉPTICA que no tiene solución.

 

FILOSOFÍA PRÁCTICA EN HUME. EL EMOTIVISMO MORAL

 

         Analizamos la idea de yo: la experiencia no nos descubre un conocimiento inmediato del yo y su identidad como pretendió Descartes, y esto por dos motivos:

    • No hay ninguna impresión constante e invariablemente la misma a través de todo el curso de la vida, por tanto no existe tal idea del yo.
    • La idea de un yo unitario e idéntico es incompatible con el hecho de que todas nuestras percepciones son distinguibles y separables sin que se requiera soporte alguno para su existencia.

 

El yo o mente no es para Hume más que una colección de percepciones diferentes, que se suceden entre sí con una rapidez inconcebible y que están en perpetuo movimiento. Para suprimir la discontinuidad entre impresiones fingimos la existencia continua de esas impresiones de nuestros sentidos, y llamamos a es noción YO. De nuevo estamos ante la creencia. Hume niega el yo gnoseológico, aunque cree en el yo psicológico. Y sobre esta creencia construye toda su filosofía moral.

 

         En el aspecto práctico no es la razón la que nos guía, sino el sentimiento. Nos vemos impulsados a actuar por las perspectivas de placer o dolor que las situaciones nos ofrecen, esas  perspectivas son las que mueven las pasiones, entre las cuales se encuentra la voluntad. La voluntad está sometida al orden natural, aunque nosotros no conozcamos ese orden, por tanto su libertad es una ficción. Llamamos libertad a la falta de determinación externa, pero nos hallamos determinados por motivos internos.

La finalidad del conocimiento moral es la acción, el cumplimiento del deber. La razón por sí sola no puede promover a la acción. Son las pasiones y los afectos, esto es, el sentimiento, los motores de nuestra conducta. En la reflexión sobre uno mismo encontramos el sentimiento que da lugar a la aprobación o reprobación de lo que la razón no s muestra.

Carácter altruista y utilitarista de la filosofía moral de Hume: El hombre tiene la capacidad de simpatía, puede ponerse en el lugar del otro y comprender sus sentimientos. El emotivismo moral de Hume no desemboca en el egoísmo. Existe un acuerdo básico en el funcionamiento de los sentimientos morales que se debe a la constitución original de la mente humana, así será virtuosa toda acción o cualidad moral que proporciona al sujeto el sentimiento placentero de la aprobación.

La simpatía despierta en nosotros sentimientos como la compasión o la solidaridad que nos hace que reaccionemos ante el dolor de los demás. Así la benevolencia con relación a los demás se convierte en el MOTIVO MORAL de la acción virtuosa, aunque se deriva en parte de su UTILIDAD: la utilidad para los demás puede sernos directamente útil a nosotros: “Todo hombre que contribuye a la felicidad de la sociedad humana merece nuestra aprobación”.

 

Es en el aspecto práctico  donde Hume supera el escepticismo en que había caído en la parte teórica de su filosofía. En este aspecto hay una gran influencia de las ideas ilustradas: optimismo, progreso, etc.

 

 

Fuente del documento : http://centros5.pntic.mec.es/ies.leonardo.davinci/webinsti/departa/filosofia/doc/tema8.doc

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