Los Habsburgos Carlos I y Felipe II de España resumen

 

 

 

Los Habsburgos Carlos I y Felipe II de España resumen

 

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Los Habsburgos Carlos I y Felipe II de España resumen

 

TEMA : LA ESPAÑA DE LOS HABSBURGO - EL SIGLO XVI: CARLOS I Y FELIPE II

 

Con Carlos I, nieto de los Reyes Católicos, se entronizó definitivamente en las coronas de Castilla y Aragón la dinastía de los Habsburgo, también conocidos como los Austrias, por ser Austria el territorio patrimonial del que procedía su linaje por su padre Felipe El Hermoso.

Durante la mayor parte del siglo XVI gobernaron dos reyes: Carlos I en la primera mitad de siglo y Felipe II en la segunda. Es la España de los denominados Austrias Mayores por la historiografía tradicional, en un afán de exaltar su labor frente a sus sucesores, los denominados Austrias Menores, a los que se responsabilizó del declive político de España durante el siglo XVII.

Es cierto que durante el siglo XVI la monarquía hispánica se convirtió en la gran potencia hegemónica de Europa, a la que se añadía un enorme imperio colonial que incluyó la Corona de Portugal en 1580. Y también es verdad que durante el siglo XVI se fraguó el germen de su decadencia futura con el endeudamiento crónico de la monarquía y el empobrecimiento de Castilla, en beneficio de la banca, la industria y el comercio extranjero, los cuales se convirtieron en receptores de las riquezas llegadas de América.

 

1.- El descubrimiento de América: factores que posibilitaron el descubrimiento

 

Un hecho tan importante, a través de un medio desconocido, no fue fruto del azar, sino de una serie de circunstancias favorables.

Uno de los precedentes fue la posición privilegiada de Castilla respecto a las rutas oceánicas, ya que las Islas Canarias eran una magnífica plataforma para la navegación.

El comercio con Oriente dio lugar a nuevas fuerzas económicas, a una nueva clase social que rompía con el feudalismo: era la burguesía, que poseía los medios de producción, además de ser gente con un carácter emprendedor y dinámico (transmitido por los árabes y judíos, principalmente en las ciudades), amantes de riqueza ilimitada y de aventuras, que poseía los medios económicos para llevar a cabo esos viajes, características propias de un territorio que ha estado en guerras de Reconquista a los musulmanes. Al contrario de lo que ocurría en otros países, donde todavía existía una economía rural propia del feudalismo. Por eso, los monarcas españoles solicitaron aportación privada para esos viajes; a cambio, claro está, de concederles territorios de los conquistados.

Los intercambios comerciales con el lejano Oriente se habían intensificado. Pero, con la toma de Constantinopla por los turcos (1453), así como de otros puertos importantes del Mediterráneo (Alejandría, Beirut, etc.), por donde llegaban los artículos finos (sedas, terciopelos, porcelana, piedras preciosas, perfumes, tapices y especias como la canela...) provenientes de Japón, la India, China, se rompieron las rutas para este comercio y tuvieron la necesidad de buscar nuevas rutas.

Lo que se vio favorecido por la construcción de embarcaciones más ligeras como la carabela (1440), que había sustituido a la carraca o nao: era más ligera, alta y larga, se maniobraba con más facilidad y con cualquier tipo de viento, aptas para surcar las aguas del océano Atlántico.

La navegación mejoró con el uso de nuevos medios técnicos. Elementos como el astrolabio, con el que se podía determinar la posición en un lugar determinado de la Tierra según la posición de los astros (lo que les permitía guiarse por la noche, sin navegar cerca de la costa); o la brújula, atribuida a los chinos, que permitía a los navegantes conocer el rumbo con certeza, junto con las cartas estelares que determinaba la posición de los buques, permitía a los navegantes alejarse cada vez más. También influyeron poderosamente otros inventos que se fueron produciendo en la Edad Moderna: la cartografía (como el “Imago Mundi”: obra escrita por el cardenal Pedro D´Ally en 1410, en la que se intuía la redondez y las medidas aproximadas de la Tierra), la imprenta, la pólvora…

Incluso se puede añadir como otra causa la expansión del cristianismo, como regla evangélica impulsada por las órdenes religiosas que, en su afán por difundir la fe colaboró ampliamente.

 

2.- Los grandes descubrimientos españoles

 

En 1482, Cristóbal Colón, expone al rey de Portugal su proyecto de llegar a las Indias por el Oeste. Según él, esta ruta era más corta que la del Este. Calculó que la distancia entre Canarias y Cipango (Japón) era de 2.400 millas marinas y que se podía realizar en un mes de navegación, pero la distancia real es de 10.600.

Rechazado por los portugueses, que ya estaban a punto de lograr su objetivo por la ruta africana, en 1485 pasa a España y pone todo su empeño en convencer a los Reyes Católicos. Aunque los científicos de la Corte no niegan la posibilidad teórica del proyecto, lo que sí discuten es la distancia y la duración real del viaje. A pesar de ello, una vez concluida la conquista del reino musulmán de Granada, los Reyes firman con Colón las Capitulaciones de Santa Fe, en abril de 1492: por este tratado, Colón recibía el título de almirante de las tierras que descubriera y obtendría el 10% de las posibles ganancias, además del título de almirante del mar océano; a cambio, todos los territorios descubiertos quedaban bajo la corona de Castilla.

Con la participación de los armadores de Cádiz, los hermanos Pinzón y la financiación de la Corona junto a la de Luis de Santángel (judío valenciano encargado de las cuentas reales), salen del puerto de Palos (Huelva) dos carabelas, la Pinta y la Niña, y una nao, la Santa María (no medían más de 30 metros de largo y 8 de ancho, con 150 hombres de tripulación en total), el 3 de agosto. El 12 de octubre de 1492 pisan las primeras tierras americanas, la isla de Guanahaní (San Salvador) en el archipiélago de las Bahamas. Después, Colón descubrió Cuba y La Española (Haití); y emprendió el regreso a la península Ibérica en 1493, trayendo consigo unos “indios” (convencido de que había llegado a las Indias), que fueron bautizados en el monasterio de Guadalupe. Las anotaciones que Colón registró de ese viaje (Diario de Colón) nos han servido para conocer la travesía, con sus peripecias.

Ante el éxito de la expedición, Colón realizó tres viajes más a los nuevos territorios entre 1493 y 1504 (en el tercero llega a las costas de Venezuela). Aunque murió pobre y olvidado en 1506 en Valladolid, sin saber que había descubierto un nuevo mundo: la confirmación de que se trataba de un nuevo continente la proporcionó el italiano Américo Vespuccio en 1499.

Tras el primer viaje de Colón a América, en 1493 los Reyes Católicos obtuvieron del Papa Alejandro VI una bula Inter caetera: decreto que les concedía los derechos exclusivos sobre las tierras descubiertas y sobre las que pudiera descubrir al Oeste de una línea de demarcación imaginaria, trazada de polo a polo a cien leguas al Oeste de las islas Azores y de Cabo Verde, correspondiendo las situadas al Este a Portugal.

Pero el arbitraje papal no satisfizo a los portugueses y los Reyes Católicos, interesados en mantener buenas relaciones con el reino vecino –por el tema matrimonial de sus hijos–, propiciaron un nuevo acuerdo en 1494, mediante la firma del Tratado de Tordesillas, que desplazaba la línea divisoria entre ambas zonas de expansión a trescientas setenta leguas al Oeste de las islas de Cabo Verde. Esto dejaba a Portugal la ruta que bordeaba África y le permitía la futura ocupación de Brasil.

Una vez finalizada la fase de descubrimiento, en el siglo XVI los españoles procedieron a la exploración y conquista de las tierras del continente americano. En ese siglo, cualquier súbdito castellano podía obtener permiso de la Corona para asentarse, comerciar y descubrir nuevas tierras con la condición de pedir permiso y entregarle una parte de los beneficios (el quinto regio que representaba el 20% de los beneficios). Cuando murió Colón, ya se habían efectuado muchas expediciones trasatlánticas y se habían interesado por las nuevas tierras varios reyes europeos.

Hasta 1524 se impulsaron los llamados viajes menores: Juan Ponce de León ocupó Puerto Rico (1508) y Florida (1513); el año siguiente se puso en marcha los requerimientos, documento que debía leerse ante los indios, donde se les comunicaba los derechos que tenían al admitir la soberanía real y acatar la religión católica. Si no aceptaban, eran enemigos y podían ser castigados y esclavizados…

Se emprenden los viajes por Centroamérica: Alonso de Ojeda, Américo Vespuccio y Juan de la Cosa recorren las costas de Venezuela, Guayana y el nordeste de Brasil. Con los datos conocidos hasta entonces, Juan de la Cosa diseñó el primer mapa de América (1500). Vicente Yáñez Pinzón descubrió las tierras comprendidas entre la desembocadura del Orinoco y la del Amazonas. Diego de Lepe arribó igualmente a tierras brasileñas, que costeó bastante más hacia el sur que los anteriores. Y Díaz de Solís llega al Río de la Plata.

Pero la mayor parte tuvo lugar entre 1519 y 1540, durante el reinado de Carlos I, y fue obra de la baja nobleza y de gente humilde que esperaba mejor fortuna. Se multiplicaron las expediciones, las capitulaciones y adelantamientos a descubridores y conquistadores que, inicialmente para beneficio personal y más tarde para la Corona, extendieron el conocimiento de esas tierras y el dominio castellano. El ejemplo más llamativo es la expedición de Vasco Núñez de Balboa en 1513, que consigue atravesar el Istmo de Panamá y descubrir el Océano Pacífico.

Y la capitulación firmada en 1518 entre la Corona y Fernando de Magallanes, marino portugués, para seguir buscando una ruta por occidente hasta las Malucas. Un año después, junto con el marino vasco Juan Sebastián Elcano, emprende viaje, adentrándose en el océano Pacífico en 1520. Después de numerosas vicisitudes y problemas (como la muerte de Magallanes), en 1522 llega la nave Victoria, al mando de Elcano, a puerto español junto con 27 marinos de los 234 que zarparon. Demostraron la esfericidad de la Tierra, que era posible el viaje a Asia por el Oeste, reforzó la idea de continentalidad de América y permitió, con el descubrimiento de las Molucas y Filipinas, asentarse a la Corona española en Asia.

De manera esquemática podemos resumir las distintas etapas de la conquista de América:

- Primeras conquistas (1492-1519). Es la ocupación de las islas del Caribe y el sur de América Central. Son los primeros tanteos, en general se reproduce en América el modo de vida y la administración española.

- Las colonias de poblamiento (1519-1550). Destacando la conquista desde las zonas anteriores de dos grandes imperios: el imperio azteca, conquistado por Hernán Cortés; y el imperio inca, ocupado por Francisco Pizarro. Significa la ocupación militar de grandes extensiones de territorio y el inicio de su poblamiento y organización.

- La gran colonización (segunda mitad del siglo XVI). Es la época en la que se consolida el dominio y poblamiento de las zonas conquistadas en la etapa anterior, con el transplante del modo de vida europeo al continente. Además, se continúa la expansión hacia el norte de México y sur de Estados Unidos, y hacia el Amazonas y el Río de la Plata.

Como decíamos, los éxitos principales fueron la conquista de los imperios azteca e inca:

Hernán Cortés partió desde Cuba a la conquista de México en 1519, al mando de una expedición compuesta por 11 navíos y 500 hombres. En 1521 conquistó la capital de la civilización azteca (Tenochtitlán) e hizo prisionero al rey, Moctezuma. En los años siguientes controló el territorio, después de numerosas vicisitudes como las sucedidas en la llamada Noche Triste, en 1520, cuando es derrotado después del asesinato del rey azteca.

Francisco Pizarro dominó Perú aprovechando las crisis internas del imperio inca, con ayuda de Diego de Almagro y Hernando Luque. En 1533 hizo su entrada en Cuzco, capital de dicho imperio, después de agotadoras marchas por los Andes y crueles batallas. Las guerras civiles que enfrentaron a estos conquistadores tras la caída Inca hicieron que el emperador Carlos decidiera acabar con el tradicional sistema de conquista y sustituirlo por el dominio y la acción directa de la Corona.

Pero los viajes de exploración y de conquista también se desplegaron en otras direcciones, desde el Norte (Alvar Núñez Cabeza de Vaca en Florida) hasta la zona del Río de la Plata y de Chile, en el Sur. Fuera del continente americano, a finales del siglo XVI, fueron ocupadas las islas Filipinas (en honor a Felipe II) por los vascos Legazpi y Urdaneta. Otros conquistadores destacados fueron Orellana, Valdivia, Coronado, entre otros, que exploraron selvas y ríos y fundaron ciudades en Colombia, Venezuela, Argentina o Chile.

 

3.- Las causas de la rapidez de la conquista americana

 

La conquista de grandes territorios y poderosos imperios, llevada a cabo por un escaso número de hombres, fue relativamente rápida debido a ciertos avances técnicos y militares que poseían los españoles y no tenían los indígenas. Eso les permitió su pronta dominación: por ejemplo, la superioridad técnica de las armas, especialmente las de fuego y acero, que podían alcanzar objetivos sin tener contacto con él, además de ser más resistentes. Arcabuces y pequeños cañones que, aunque de escasa precisión y poco certeros, generaban entre los indígenas una fuerte sensación de pavor que provocaba su huida. Al contrario, los nativos seguían usando armas rudimentarias: como lanzas, hachas, etc. Pero esto sólo sucedió al principio, ya que una vez consiguieron los indios tener en sus manos dichas armas, éstos también las utilizaron…

También, los conquistadores dominaban medios de transporte que les permitían desplazarse con mayor facilidad y rapidez de un escenario de combate a otro. Los barcos, las flotas con numerosas unidades capaces de desplazar hombres y material; y los animales, como por ejemplo el caballo, muy utilizado en el campo de batalla pues permitía atacar con una rapidez y una virulencia que las tropas de infantería indígenas no podían desarrollar (además, este animal era desconocido por los indios…).

Igualmente, también intervino la alianza de España con varios países europeos que contaban con avances tecnológicos similares a los de España.

Otro de los factores que influyeron mucho en la rápida conquista fue el estilo de lucha utilizado, al modo europeo, que era mucho más sangriento.

Y, sobre todo, por la fragilidad de los propios imperios americanos, que facilitó la tarea a los conquistadores, ya que, una vez dominados los centros del poder imperial, el control resultaba mucho más fácil. Por el contrario, allí donde solo existían sociedades cazadoras o recolectoras cada una de las tribus presentaba una fuerte resistencia. Por entonces los propios indígenas, en especial los aztecas, pasaban por un momento de crisis interna y guerras civiles o con sus vecinos. Los incas estaban en plena guerra civil con dos pretendientes al trono, Atahualpa y Huáscar, enfrentados; lo que permitió a Almagro y Pizarro apoyar a uno para destruir al contrario y dominar a todo el Imperio. Esto facilitó las cosas a los españoles a la hora de luchar. Además, muchos de los pueblos sometidos por los aztecas e incas se convirtieron en aliados de los españoles, uniéndose a ellos y aumentando así al reducido número de soldados hispanos.

Es destacable también como causa el irresistible aumento de las enfermedades infecciosas entre los indígenas, hecho éste que produjo una debilidad progresiva de la población frente a la dominación española. Hay datos de que fuertes epidemias de viruela o gripe –entre otras– afectaron a los indígenas, desconocidas por los “indios” (sin defensas ante ellas).

Además, la fama de violentos de los conquistadores, unida a la dura explotación laboral a la que sometían a los indígenas, derivó en una posición de temor y miedo a las represalias si se rebelaban contra los conquistadores.

Destaca también el ansia de conquista de los descubridores y conquistadores. Las capitulaciones que firmaba el Rey con capitanes o adelantados mostraban los beneficios del riesgo de la conquista: títulos nobiliarios, quintas partes sobre los impuestos y riquezas obtenidas, reconocimiento y honra, vastas extensiones a modo de señoríos, rentas como representantes reales,... Todo ello animó a los españoles a emprender acciones arriesgadas, carentes de lógica en otras situaciones.

Todas estas causas incitaron a fray Bartolomé de las Casas a escribir una obra, “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”, en la que expresaba su indignación por el desastre. Se encargó personalmente de hacérselo saber al encargado por entonces de la gestión de las Indias, el futuro rey de España Felipe II. El texto nº 5 es una parte de la misma.

 

4.- La obra colonizadora española en América: sistemas o métodos de colonización

 

La primera ciudad fundada en las colonias fue Santo Domingo, que se convirtió en el núcleo de la primitiva ocupación española de América, organizándose como factoría comercial. De esa primera experiencia de colonización y de los problemas que supuso surgieron los puntos de partida de la administración colonial (cabildos, audiencias, etc.), que más tarde serán trasladadas al continente americano.

Junto con el proceso de conquista territorial, surgió otro de carácter espiritual basado en la cristianización de la población indígena mediante la evangelización o enseñanza de la religión católica. Los encargados de llevar a cabo esta labor fueron los misioneros de las distintas órdenes religiosas (franciscanos, dominicos, jesuitas, agustinos, carmelitas…), algunos de los cuales acompañaron a los conquistadores desde las primeras incursiones. Además de cristianizar a los indígenas, los misioneros les transmitían la cultura occidental, es decir, las costumbres, lenguajes y formas de trabajo europeas. Varios de estos misioneros defendieron a los indígenas de los abusos de los conquistadores, como fray Bartolomé de las Casas.

Una vez consolidada la cristianización, la Iglesia cumplió una importante función social en las colonias, pues administraba y atendía hospitales, orfanatos, conventos y escuelas. Y, además de ser prestamista, era una próspera terrateniente colonial.

Para la explotación de los recursos naturales de las colonias, la administración española impuso una forma de obtención de riquezas a manos de los indígenas.

Una de las formas de explotación fue por medio del sistema de encomienda, una especie de sistema feudal en el que el encomendero era el señor que protegía, cristianizaba y, a cambio, gozaba del trabajo casi gratuito de una comunidad indígena. Los conquistadores se apropiaron de las tierras, organizándolas en enormes unidades de explotación agraria o ganadera (paciencias o estancias).

Otro sistema de explotación indígena fue la mita, que se usó en Perú. Ésta consistía en la obligación de cada población indígena de enviar a las empresas españolas (minas, plantaciones agrícolas, obras públicas…) un número determinado de trabajadores durante una temporada del año. Sobre todo, servían en las explotaciones reales.

La esclavitud de negros africanos fue otra forma de explotación colonial, implantada después de que la corona española y la iglesia prohibieran la explotación de los indígenas, debido al rápido descenso de su población (resistían peor el trabajo, el esfuerzo, el clima…).

Terminada la conquista del territorio, era necesario establecer la forma de administración de las tierras conquistadas, que fue una copia exacta de la castellana (Ordenanzas de Alcalá de Henares de 1503). Se crearon dos grupos de organismos, uno que funcionaba en España y otro en las colonias.

En España se encontraban:

- La Casa de Contratación, que se encargaba de la administración comercial de las colonias. Se creó en 1503 y tenía su sede en la ciudad de Sevilla. El puerto sevillano era el único que estaba legalmente autorizado a comerciar con América y en él, a orillas del Guadalquivir, se concentraban todos los barcos que realizaban las transacciones: la “flota de Indias”. Con ella, comenzó a aplicarse en América el sistema de monopolio. Por la Casa de Contratación debía pasar todo el comercio de las colonias, de tal forma que los mercaderes de América sólo podían comerciar con los de España a través de ella. Fue a la vez aduana, tribunal de comercio, escuela náutica, almirantazgo, oficina de emigración, centro de estudios geográficos, almacén y mercado. También tuvo atribuciones políticas, especialmente en el orden fiscal, y jugó un papel muy importante en la administración comercial y judicial.

- El Consejo de Indias, que se encargaba del gobierno de las colonias. Tenía amplias atribuciones en las que se mezclaban todos los poderes:

.Administrativas: proponer al rey los altos funcionarios seculares y eclesiásticos de las colonias, y servir de cuerpo consultivo sobre las cuestiones de Indias.

.Legislativas: dictar las leyes y reales cédulas destinadas a regir en las colonias (como la recopilación de las Leyes de Indias).

.Judiciales: servir de Tribunal Supremo en todos los pleitos de importancia fallados por las Audiencias o por la Casa de Contratación, resolver los juicios de residencia (juicios realizados a los funcionarios cuando querían cambiar de puesto) y autorizar la promulgación de las Bulas y breves Pontificios (menos formales que las bulas).

En las colonias estaban (creados por Carlos I para regularizar la administración de las Indias y poner fin a los abusos y reyertas de los conquistadores):

- Los Virreinatos, a cuyo frente se situaban representantes directos del rey, conocidos con el nombre de virreyes, que eran elegidos entre miembros de las familias distinguidas de la nobleza castellana. Entre las atribuciones del virrey estaban: como gobernador, tenía a su cargo la administración del virreinato (incluyendo los nombramientos, encomiendas, economía…); como capitán general, mandaba al ejército y la escuadra; como vicepatrono de la Iglesia, era el defensor nato de la institución; en el tema judicial, presidía el tribunal de la Real Audiencia; y, como superintendente de las finanzas, controlaba la percepción de los impuestos. Al terminar su mandato, debía redactar una Memoria Final de su gobierno, que entregaba a su sucesor. El primer virreinato fue otorgado a Cristóbal Colón. Carlos I los reorganizó y creó los de Nueva España (América del Norte y Central) y en 1543 el de Perú (América del Sur). En el siglo XVIII se crearía el de Nueva Granada (Colombia) y el del Plata (sur de América del Sur).

- Las Reales Audiencias: aunque su aparición se remonta a la Edad Media en las regiones peninsulares, fue en la Edad Moderna, durante el reinado de los RRCC, cuando adquirieron su forma definitiva. Eran los más altos Tribunales de Justicia, formados por un número variable de oidores o ministros y un regente. Se implantan en América, presididos por el virrey o por el gobernador. Sus atribuciones son mayoritariamente judiciales; excepto los juicios, que caían dentro de los fueros eclesiásticos, militares o comerciales. También poseían algunos poderes administrativos y políticos, como el examen de las ordenanzas, reglamentos y decretos del respectivo virrey o capitán general. La primera fue la de Santo Domingo (creada por Fernando el Católico para controlar a Diego Colón) que, en la práctica, funcionaba como un virreinato. Carlos I creó en 1527 la Audiencia de México.

Fueron frecuentes los conflictos entre virreyes y Audiencias, o entre virreyes y obispos, como fruto de las interdependencias entre las autoridades coloniales.

- Los Cabildos: equivalían a los ayuntamientos y encarnaban el espíritu democrático del pueblo español. Al fundar una ciudad y formar un Cabildo, los vecinos obtenían los derechos y franquicias de Castilla. En los Cabildos actuaba la soberanía popular y se convocaba a todo el pueblo para deliberar y resolver distintos problemas.

- Además, para los territorios alejados de los centros principales, o donde era necesario combatir contra pueblos indígenas o piratas, se formaron las Gobernaciones o Capitanías Generales. Estaban encabezadas por un gobernador, dotado de poderes análogos a los del virrey. Y, por ello, hubo numerosos conflictos entre ambos puestos.

 

5.- La obra colonizadora: consecuencias para América y para España

 

La labor desarrollada por España en América ha suscitado muchas críticas. No cabe duda que se buscaba, ante todo, la obtención de oro y de riquezas, y que para ello se utilizó de forma masiva mano de obra indígena. De ahí la actitud crítica que adoptaron algunos religiosos, de los cuales el más señalado fue el dominico Bartolomé de las Casas. Pero, vayamos por parte.

Como consecuencia inmediata, la llegada de Colón a América abrió paso a la llamada conquista de América y su posterior colonización por parte de la monarquía española. Las grandes civilizaciones americanas, como la Civilización Mesoamericana y la Civilización Andina, fueron destruidas. Poco a poco, la población aborigen fue disminuyendo drásticamente (hubo millones de pérdidas humanas…). Las razones de esos bruscos descensos demográficos son varias: trabajos forzados, la encomienda y la mita, enfermedades europeas desconocidas por los indios, desplomes inmunológicos, guerras, etc.

Por lo que tuvieron que sustituir esa mano de obra indígena por otra esclava traída de África: a lo largo de los siglos, una cantidad enorme de “negros” fueron llevados forzadamente a América. Ciertamente, la Corona aprobó las denominadas Leyes de Indias, que ponían el acento en el respeto riguroso de los aborígenes; pero, en la práctica, no siempre se cumplieron esas órdenes.

Desde entonces, en América Latina se impusieron obligatoriamente los idiomas castellano y portugués, que hoy en día siguen siendo un gran vínculo de unión entre los dos continentes (aunque algunas lenguas nativas se perdieron); así como la religión católica, que reemplazó a la politeísta de los indios.

Y se generó una población con altos niveles de mestizaje genético y cultural entre pueblos originarios, africanos y españoles o portugueses.

Se podría decir que el cambio más importante para los indígenas fue la economía y el comercio. Los españoles les aportaron un nuevo sistema económico más avanzado y evolucionado, aunque era consecuencia directa de los objetivos de los españoles de obtener riquezas de aquellas tierras.

El impacto cultural no fue menos importante. Entre otros actos positivos, España fundó universidades en México (1551) y en Lima (1555), bibliotecas, escuelas, etc.

 

El país más beneficiado fue España, ya que se apropió de la mayor cantidad de riquezas culturales y naturales existentes en América, y logró someter al mayor número de habitantes para utilizarlos como mano de obra forzada. Además, España se constituyó en el país más poderoso del mundo, entrando en conflicto mundial con Portugal y Gran Bretaña (entre otros).

La principal riqueza generada por las colonias españolas y portuguesas en América fue la extracción del oro y la plata. Esta enorme riqueza apropiada por España y Portugal terminó generando el capital necesario para dar origen al capitalismo en Inglaterra a fines del siglo XVIII (la gran beneficiada económicamente, ante la falta de inversiones de los anteriores).

Por todo ello, era importante la creación de puertos españoles y americanos, para el fácil transporte de las mercancías y en adicción la creación de nuevas rutas comerciales, ya que la llegada de Colón a América causó también una gran expansión de la navegación y el comercio entre pueblos, que se volvió mundial. Además, el centro de gravedad de la economía europea se trasladó desde el Mediterráneo al Atlántico.

Otra importante consecuencia de la llegada de los europeos a América fue la difusión mundial de los alimentos que habían sido desarrollados por las culturas americanas: entre ellos el maíz, la papa (patata), la calabaza, el tomate, pimiento, el chocolate, la vainilla, la goma (planta que produce una especie de pegamento) y el tabaco.

Pero no todo fue positivo para los españoles. Tuvieron que hacer frente a los numerosos gastos que conllevaba el desarrollo de las colonias americanas y su conexión con la metrópoli.

Esas circunstancias se agravaron con el transcurso de los años, debido a las diferentes situaciones políticas que se sucedieron en el contexto europeo: tales como la Reforma, el imperio de Carlos V y la eterna rivalidad con Francia (que se veía cercada por las posesiones del monarca español) o la que surge ahora con Inglaterra (tras la el cisma que provoca Enrique VIII al repudiar a Catalina, su primera esposa e hija de los RRCC, creando la iglesia anglicana y separándose de Roma). La acción no solo tendrá lugar en Europa y el Mediterráneo (con el enfrentamiento contra los turcos, por el dominio de este mar), sino que se traslada al Atlántico, con la acción cada vez mas negativa para los intereses españoles de los corsarios ingleses y franceses que, tras la unión de España y Portugal en 1580, también atacarán las posesiones hispanas en el océano Pacifico.

Estas circunstancias dadas a lo largo de todo el siglo XVI, que es lo que ahora nos ocupa, provocará que, si bien las colonias americanas proporcionaron metales preciosos que servirán a España para continuar sus conflictos en Europa, también es cierto que el Nuevo Mundo llevará como gravamen para la sociedad española hechos tan significativos como la creciente emigración a las nuevas colonias –despoblando la metrópoli–, el ataque de los corsarios –que origina también un desvío de los recursos a la creación de flotas que acompañen a los navíos para proteger el mercado establecido entre la península y el continente americano, así como la necesidad de exportar aquellos productos que la ausencia de los mismos necesitaba en las colonias creadas, impidiendo a los reyes usar esos recursos en la propia península. La sangría será constante.

 

6.- Extremadura y América: papel de los extremeños en la conquista y colonización de América

 

Castilla y sus habitantes disfrutaban del privilegio de desarrollar y organizar la conquista del nuevo continente. Vascos y extremeños fueron los que participaron más activamente en los momentos iniciales. Las razones para los extremeños se deben a la estructura social existente en la región al final de la Edad Media.

En Extremadura la gran propiedad de la nobleza, la iglesia y las Órdenes Militares dominaba la propiedad de la tierra. Sin embargo, como consecuencia de la lenta conquista del territorio a los musulmanes quedaron un amplio grupo de pequeños nobles, los hidalgos, con pocas oportunidades económicas y muchas veces sin propiedades. Serán estos hombres, y también población urbana sin empleos fijos, los que protagonicen la conquista: unos como adelantados, firmando capitulaciones o enrolándose como capitanes en expediciones más grandes; otros, como soldadesca o marinería en las flotas.

Las relaciones entre Extremadura y América fueron muy intensas. Los primeros indígenas americanos traídos a Europa por Colón fueron bautizados en el Monasterio de Guadalupe. Extremadura fue el segundo foco de emigración durante el siglo XVI: más de 5.000 extremeños marcharon a América entre 1540 y 1579. Los hidalgos extremeños buscaron en la aventura americana honor y beneficio económico, pero no siempre con éxito. Quienes hicieron fortuna y regresaron a su tierra edificaron palacios y fundaron conventos, impulsando así el arte extremeño de los siglos XVI y XVII. Ciudades como Trujillo o Cáceres se vieron favorecidas de la riqueza traída de América.

Lo cierto es que muchos de los nobles más ilustres de la conquista como Cortés, conquistador del Imperio azteca (Méjico), y Pizarro, dominador del Imperio Inca (Perú), son originarios de las zonas rurales extremeñas. Así como otros: Vasco Núñez de Balboa, Pedro de Alvarado, Ponce de León, Orellana, Almagro, Hernando del Soto, etc.

En América, la huella extremeña está presente en los nombres de las nuevas ciudades que fundaron allí, como Medellín (México y Colombia), Alburquerque (México, Estados Unidos, Brasil) o Trujillo (Perú, Venezuela y Honduras). En numerosas costumbres y tradiciones. En apellidos y toponimias.

 

 

Texto nº 5      DEFENSA DE LOS INDIOS, por FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS

 

"Muy poderosos y soberanos señores: el obispo que fue de Chiapas besa á V.A. las manos suplico tenga por bien con atención oír cómo ha muchos años que ando en esta real corte y ante este Real Consejo de las Indias, negociando y procurando el remedio de las gentes y naturales de las que llamamos Indias, y que cesen los estragos y matanzas que en ellos se hacen contra toda razón y justicia; y puesto que la voluntad de los reyes ha sido proveerlos de Justicia y conservarlos en ella, y no consentir que les fuesen hechos daños y agravios y así lo han mostrado por sus muchas leyes, pero llegadas allí no se han cumplido, porque los unos y los otros siempre han engañado a los reyes. Dos especies de tiranía con que han asolado aquellas tan innumerables repúblicas: la una en nuestra primera entrada, que llama­ron conquista. La otra fue y es la tiránica gobernación a la que pusieron con nombre repartimientos o encomiendas, por la cual a los reyes naturales habernos violentamente, contra toda razón y justicia, despojado a los señores y súbditos de su libertad y de las vidas.

 

Memorial de Fray Bartolomé de Las Casas al Consejo de Indias, 1562-1563.

 

Preguntas claves para este Texto: las seis anteriores

 

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7.- EL IMPERIO DE CARLOS V (1516-1556)

 

7.1.- LA HERENCIA DE CARLOS I

 

Carlos I, hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, nació en Gante en 1500 y heredó un importante número de territorios tras ser proclamado rey de la Monarquía Hispánica en 1517 (cuando llega a España, tras morir su abuelo Fernando en 1516):

  • Por línea materna, hereda de su abuela Isabel, la Corona de Castilla, Canarias, las plazas norteafricanas y los territorios americanos. De su abuelo Fernando, hereda la Corona de Aragón y sus posesiones en Italia (Cerdeña, Nápoles y Sicilia).
  • Por línea paterna, hereda de su abuela María de Borgoña los Países Bajos, Charolais, Luxemburgo y el Franco Condado. De su abuelo Maximiliano de Austria, hereda los Estados de la Casa de Habsburgo (Austria, Estiria, Tirol y Carniola) y los derechos al trono imperial alemán (Sacro Imperio Romano Germánico).
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  • Además, en 1519, fue elegido emperador del Sacro Imperio que por tradición solía recaer en la dinastía de los Habsburgo, con el nombre de Carlos V.
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  • 7.2.- LOS CONFLICTOS INTERNOS
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  • A la muerte del emperador alemán Maximiliano de Austria, el trono imperial quedó vacante. Pugnaron por él el nuevo rey de España y Francisco I de Francia, pero los metales preciosos que comenzaban a llegar de América y los impuestos recaudados en Castilla garantizaron los fondos que Carlos necesitaba para su sueño imperial. Estos impuestos y la actitud insolente de sus consejeros flamencos suscitaron pronto una serie de revueltas internas.
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  • 7.2.1.- LAS COMUNIDADES
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  • La presencia de extranjeros en los altos cargos políticos castellanos y la mayor preocupación del monarca por sus posesiones en Europa provocaron un movimiento hostil hacia Carlos y su política europeísta.
  • La sublevación de las Comunidades comenzó en la Corona de Castilla en 1520 cuando se levantaron las principales ciudades castellanas (Toledo, Segovia y Salamanca) y sustituyeron el poder municipal por comunas, integradas por artesanos, comerciantes y miembros de la baja nobleza y del bajo clero. Las reclamaciones principales del movimiento eran: el regreso a España de Carlos V, la limitación de los excesos de los consejeros flamencos en sus cargos, la reducción de impuestos y gastos de la Corona, la prohibición de la salida de oro, plata y lana y un mayor protagonismo político de las Cortes.
  • La aristocracia se mantuvo al margen hasta que los comuneros, para ganar apoyo popular, animaron los movimientos antiseñoriales. Entonces, la alta nobleza cerró filas con los representantes del monarca derrotando a los comuneros en Villalar en 1521, donde fueron ajusticiados sus líderes (Bravo, Padilla y Maldonado) suponiendo el final del movimiento y asegurando el triunfo del autoritarismo real.
  • La principal consecuencia de la revuelta comunera fue la alianza entre la monarquía y la alta nobleza que dejaría a Castilla anclada en un conservadurismo social y económico, con valores más propios de la época medieval que de los tiempos modernos, lo que frustra los objetivos más innovadores de la burguesía.
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  • 7.2.2.- LAS GERMANÍAS
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  • La sublevación de las Germanías fue casi simultánea al caso anterior, con Valencia como escenario, que se extendería a Murcia y Mallorca. Sus fundamentos son menos políticos y más sociales, tratándose de revueltas antiseñoriales.
  • En 1519 los gremios de artesanos de Valencia pidieron permiso al rey para reclutar una milicia o hermandad (Germanía en valenciano) con el fin de defender la costa contra los piratas berberiscos. La peste provocó la huida de la nobleza y, ante el vacío de poder, las Germanías se reunieron en Junta y propusieron la reducción de los privilegios de la nobleza. La sublevación contó con la participación de los artesanos de las ciudades, los campesinos más pobres y el bajo clero, configurando un conflicto de clases entre éstos y la nobleza.
  • El final del movimiento fue similar al comunero castellano, pues los agermanados fueron derrotados por los señores aliados a las tropas del rey, y sus cabecillas (Vicente Peris) duramente castigados. La alianza entre monarquía y nobleza, en detrimento de la burguesía, también quedó sellada en el reino de Valencia.
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  • 7.3.- LOS CONFLICTOS EXTERNOS
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  • Los conflictos exteriores de tan vasto imperio fueron constantes y numerosos, debido a las pretensiones imperiales y religiosas de Carlos I y provocaron enormes gastos militares que absorbieron gran parte de la riqueza económica de Castilla.
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  • 7.3.1.- RIVALIDAD CON FRANCIA
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  • La lucha por la hegemonía europea llevó al emperador a enfrentarse con Francisco I de Francia, debido a la rivalidad personal existente entre ambos monarcas, la incorporación a Castilla del reino de Navarra, no aceptada por Francia, y las luchas por la hegemonía en Italia.
  • Carlos V hizo frente a seis guerras contra Francia. En la primera, en 1521, los franceses invadieron Navarra y desde Milán trataron de asegurar su hegemonía en el norte de Italia. Los franceses fueron rechazados en Navarra y derrotados en el Milanesado en la batalla de Pavía (1525) en la que el propio rey, Francisco I, fue hecho prisionero. Así, España afianza su predominio con el control de Milán, que se incorporó a los dominios españoles. Las luchas se reanudaron en 1536, prolongándose durante 20 años, aunque intercalando períodos de paz.
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  • 7.3.2.- LUCHA CONTRA LOS PROTESTANTES
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  • El emperador consideró la lucha contra la reforma protestante como una obligación propia de quien era jefe político de la cristiandad. Además, Alemania había sido el principal escenario de la reforma de Lutero, a la que se habían adherido numerosos príncipes para fortalecer su poder mediante la confiscación de bienes a la Iglesia católica.
  • En 1521 Carlos V convocó la Dieta de Wörms, en la que el emperador fijó su oposición a Lutero. Algunos príncipes alemanes, que ya habían aceptado las doctrinas luteranas, protestaron ante las exigencias del rey, de donde les proviene su nombre de protestantes.
  • Posteriormente en 1545, el papa Pablo III, apremiado por el emperador, convoca el Concilio de Trento para intentar solucionar el problema de la reforma. Finalmente, el emperador tuvo que luchar contra los príncipes protestantes a los que derrotó en la batalla de Mühlberg (1547). La victoria aumentó su poder en Alemania, pero no resolvió la cuestión al seguir extendiéndose las ideas luteranas. Por la Paz de Augsburgo, en 1555, se reconoció oficialmente la ruptura religiosa de Europa entre protestantes y católicos.
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  • 7.3.3.- LUCHA CONTRA LOS TURCOS
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  • Durante la época de Carlos V se hizo patente la necesidad de la defensa de la cristiandad contra los turcos, cuya amenaza en la zona mediterránea era constante. La confrontación tuvo dos escenarios:
  • En el centro de Europa, los ejércitos del sultán turco Solimán el Magnífico ocuparon Hungría y sitiaron Viena, amenazando los territorios de la casa de Austria. Las tropas turcas fueron detenidas por el ejército imperial a las puertas de Viena.
  • En el Mediterráneo occidental, los corsarios de Barbarroja ocuparon varias plazas conquistadas por Fernando el Católico en el norte de África. Incluso saquearon algunos pueblos de la costa española. Carlos V sufrió la derrota de Argel frente a los turcos a consecuencia de la cual la mayor parte del Mediterráneo se convirtió en un “lago turco”.
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8.- CARLOS V Y YUSTE

 

Carlos V abdica en Bruselas, en 1555. Y dividió su herencia entre su hijo y su hermano, Felipe y Fernando respectivamente. Aunque, en realidad, el poder fue para su hijo Felipe. Decide entonces retirarse al monasterio de Yuste.

Después de su abdicación, esperó un año entero a la llegada del oro Americano, para sufragar los gastos de la disolución de su numerosísima Corte.

Posiblemente, la decisión de alojarse en Yuste como refugio final de su vida se deba a dos aspectos bien diferentes: uno, la tradición de los reyes de la corona de Castilla de devoción hacia la Virgen de Guadalupe, lo que les llevó a conocer las tierras de la Vera y las Villuercas en su camino de llegada al Santuario –Fernando el Católico murió en Madrigalejo, cerca de estos lugares, en peregrinación a Guadalupe–. También, es posible que uno de los principales consejeros del monarca, el Conde de Oropesa y séptimo marqués de Jarandilla, Álvarez de Toledo, aconsejara el retiro del Emperador en esta zona de la Vera, donde el tenía morada –el actual Parador de Turismo de Jarandilla– para acomodar dignamente el rey mientras se le preparaba y acondicionaba el monasterio de Yuste, más austero y del gusto de Carlos.

Partiendo de Ostende en navíos de la flota, llegó a Castilla por la marina de Santander.

Posteriormente, tras llegar a Laredo, la comitiva recorrió Castilla y tras franquear la sierra de Gredos (por la “Ruta del emperador”), llega a Jarandilla, donde recibe a muchas personalidades. Poco después se trasladó a Yuste.

En Yuste su servidumbre quedó reducida a cincuenta personas. En su estancia en este lugar, Carlos V se dedicó a oír misas, a contemplar los espléndidos paisajes, a la lectura, a su afición por los relojes y a sus copiosas comidas.

Se negó a participar en una guerra con su hijo contra Francia, aunque aportó dinero para pagar a las tropas imperiales, que vencieron a Enrique II en la batalla de San Quintín, recaudando impuestos de Toledo, Córdoba y Sevilla.

La gota y la diabetes, que eran sus históricos males, se agudizaron; pero su muerte fue causada por la fiebre palúdica contraída por picaduras de mosquitos.

El emperador fue enterrado por su expreso deseo debajo del altar mayor de la iglesia del Monasterio. Años más tarde los restos fueron trasladados, por Felipe II, al Monasterio del Escorial (con el resto de monarcas españoles).

Esa relación de Carlos  con Yuste no finalizó ahí pues, actualmente, hay diversos actos y organismos que se encargan de mantenerla: Fundación Academia Europea de Yuste, Patronato de Yuste, Caballeros de Yuste, etc.

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  • 9.- LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II (1556-1598)
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  • En 1556 abdica Carlos y se retira al Monasterio de Yuste (Cáceres), repartiendo sus dominios: su hermano Fernando recibía el título imperial y el Sacro Imperio Romano Germánico; el resto, las coronas hispánicas con su Imperio de Ultramar, las posesiones italianas y los Países Bajos, a su hijo Felipe II, a lo que añadiría más tarde Portugal, convirtiéndose en la monarquía más poderosa del momento.
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  • 9.1.- LA POLÍTICA HEREDADA (1556-1560)
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  • El primer reto que como gobernante debe afrontar Felipe II es la resolución de los problemas que su padre había dejado sin resolver. Por eso, sus primeros años de reinado están dominados por la llamada "política heredada", con dos aspectos: guerra con Francia y el aumento de la tensión espiritual en Castilla.
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  • 9.1.1.- GUERRA CON FRANCIA
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  • La rivalidad entre Carlos I y Francisco I, reverdece con Felipe II y Enrique II. El conflicto tiene dos vertientes: la guerra con Francia, causada por las viejas diferencias no resueltas y el temor a que el nacimiento de un heredero del matrimonio de Felipe con María Tudor de Inglaterra significara un cerco completo a Francia; y la guerra contra el Pontificado, que ve en peligro su poder temporal, si el poderío español sigue reafirmándose en el Mediterráneo, especialmente en Italia.
  • Primero actúa en Italia, donde ordena al virrey de Nápoles, el Duque de Alba, que invada el Pontificado y obliga a Paulo IV a aceptar la paz, en 1557.
  • Prepara en Flandes un ejército para invadir Francia, mandado por Manuel Filiberto de Saboya. Ponen cerco a San Quintín, que conquistan en agosto de 1557. A continuación la guerra se centra en Flandes donde derrotan a los franceses en la batalla de Gravelinas a mediados de 1558. Desde entonces la búsqueda de la paz es clara para ambos bandos, preocupados por dos problemas comunes: la extensión de la herejía calvinista en Francia y la falta de dinero (Felipe II sufre su primera bancarrota en 1557). La Paz de Cateau-Cambresis llega en 1559 y fijaba la devolución de las conquistas, excepto Calais que quedaba para Francia; los Saboya reciben de Francia sus territorios, creándose un baluarte entre ésta e Italia; además Enrique II renunciaba a Italia. Los dos soberanos se comprometían a prestarse ayuda mutua contra la herejía y a trabajar en pro del Concilio. Los enlaces de Isabel de Valois (hija del rey francés) con Felipe II, y el de Margarita de Francia con Manuel Filiberto de Saboya, sellan la paz.
  • Se pone fin así a la política imperial de Carlos V y se inicia la supremacía española en Europa, el siglo de oro de las armas españolas, que durará hasta la paz de los Pirineos (1569).
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  • 9.1.2.- CASTILLA
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  • La religiosidad flamenca (carente de formalismos) y el apocaliptismo de Savonarola tienen eco en España, sobre todo entre franciscanos, conversos y mujeres, convirtiéndose en un movimiento religioso encabezado por Isabel de la Cruz y Pedro de Alcaraz, que provocará la intervención de la Inquisición. Junto a esto se descubren núcleos luteranos en Valladolid y Sevilla, desmantelados por la Inquisición en cuatro Autos de Fe. Así, entre 1559-1560 se pone fin a las veleidades religiosas del interior. España se convertirá en el brazo armado de la Contrarreforma.
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  • 9.2.- PROYECCIÓN DE LA POLÍTICA DE FELIPE II (1560-1598)
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  • Entre 1560 y 1598 se desarrolla la política personal del rey que se articula en dos ejes:
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  • 9.2.1.- EJE MEDITERRÁNEO: MADRID-ROMA-CONSTANTINOPLA
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  • La paz con Francia y el aumento de ingresos de la Corona permite al rey abrir el frente meridional contra los turcos. La primera acción acaba con la derrota de los Galves, tras el rearme atacan la isla de Malta iniciándose la recuperación española.
  • En 1570 Chipre es tomada por los turcos. Pío V está intentando organizar una Santa Liga contra ellos, que se firma en 1571 entre España, Venecia y el papado, con Juan de Austria como jefe supremo de la flota. El 7 de octubre de 1571 se produce el enfrentamiento en el golfo de Lepanto, con triunfo cristiano, pero que por las graves pérdidas no pudo explotarse. El auténtico significado de esta victoria es que se acentúa la decadencia turca; el mar, en su mitad occidental, se hace cristiano; es la última batalla medieval, al jugar la artillería un papel secundario.
  • Las diferencias entre España y Venecia dificultan las acciones y en 1573, Venecia firma la paz con los turcos, poniendo fin a la Santa Alianza. En 1577 España firma la tregua con el sultán Mohamet Alí, base para la larga paz del Mediterráneo.
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  • 9.2.2.- EJE ATLÁNTICO: BRUSELAS-LISBOA-LONDRES.
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  • En 1568 estalla la sublevación de los Países Bajos. Éstos eran pieza clave en la economía, así como un estado tapón que controlaba a Inglaterra, Francia y Alemania. Los motivos concretos de la rebelión son resultantes de la política de Carlos V, más que de la de Felipe II (dificultades económicas, política religiosa contra la herejía, introducción de la Inquisición, etc.). Los factores de la revuelta radican: en un sistema político con unos Estados Generales poco representativos; el fortalecimiento del poder central; el creciente deseo de libertad económica sin trabas o en que el rey se negó a tolerar el protestantismo, arraigado en amplios sectores. A todos estos elementos se unen un deterioro progresivo de la economía por la competencia inglesa, las malas cosechas y las necesidades financieras que el despliegue militar del príncipe exige.
  • En 1566 un movimiento iconoclasta provocó revueltas encabezadas por Guillermo de Orange. Felipe II combatirá la sublevación con la fuerza (Duque de Alba), el pactismo (D. Luis de Requesens y D. Juan de Austria) y de nuevo con las armas (Alejandro Farnesio). Farnesio consolidó el bloque católico del sur (Bélgica). La cesión de los Países Bajos a su hija Isabel Clara Eugenia, casada con el Archiduque Alberto en 1598, no fue más que un aplazamiento del conflicto.
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  • En la década de los ochenta se produce la anexión de Portugal, al morir sin sucesión D. Sebastián y proponerse a Felipe II como sucesor, por ser hijo de la emperatriz Isabel, hija de D. Manuel. Lo aceptan los nobles y el clero, pero las clases populares se inclinan por D. Antonio. Al morir el cardenal en 1580, Felipe inicia una rápida intervención militar y controla el país, obligando a D. Antonio a huir a Francia. En 1581 es nombrado soberano de Portugal.
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  • En 1588 se desencadenará el enfrentamiento con Inglaterra. La anexión de Portugal daba mayor dimensión atlántica al reinado de Felipe II, compitiendo con Isabel de Inglaterra (hija de Enrique VIII y Ana Bolena) por el control del mar. Además, Inglaterra intervenía las relaciones comerciales con América a través de piratas, como Drake. Felipe Decide invadir la isla, preparando una flota en Lisboa, que iría a Flandes a recoger los tercios y cargaría contra los ingleses. Problemas técnicos y dificultades climatológicas facilitaron la victoria inglesa sobre la Armada Invencible, en la primera batalla naval moderna.
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  • En la década de los 90 se producen las Guerras de Religión francesas. Enrique III de Francia muere sin sucesión y Felipe II hace valer los derechos de su hija Isabel Clara Eugenia (hija de Isabel de Valois). Farnesio entra con las tropas en París, sembrando la desconfianza. Cuando Enrique de Borbón, pretendiente al trono francés, se convierte al catolicismo (“París bien vale una Misa”..., dijo), todos le apoyan y ha de buscarse la paz. Se firma la Paz de Vervins (1598), por la que España abandona sus pretensiones sobre Francia.
  • Los 90 son una década de crisis. Se habían producido bancarrotas en 1557, 1575 y en 1596. Los costes del ejército son enormes, los empréstitos cada vez mayores, la industria inexistente y se produce despoblación agraria. Tras la bancarrota de 1596 se arruinan las ciudades del norte y supuso el final de las aspiraciones felipinas. Además, las relaciones con América habían cambiado, pues tenía una economía similar a la de la metrópolis y la necesitaba menos.
  • La paz podía haber servido para la recuperación, pero las circunstancias fueron nefastas: se perdieron cosechas, y se produjeron oleadas de hambre y epidemias entre 1599 y 1600, pero Felipe II ya había muerto en 1598, dejando a su hijo un negro futuro.
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10.- LA POLÍTICA INTERIOR DEL REINADO DE FELIPE II: El asunto del príncipe D. Carlos, el caso de Antonio Pérez y la rebelión morisca de las Alpujarras

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Felipe II llevó hasta el exceso su política absolutista. Trasladó la capital a Madrid –a El Escorial–, hispanizó el poder, retrasó el ritmo de la maquinaria del Estado por la burocracia y Castilla fue aplastada por los impuestos y la corrupción.

A partir de 1568 se produjo un viraje en su política: España se cierra en sí misma, lo que algunos han llamado tibetización (no será la única vez en su historia). Es la España de la Contrarreforma, auspiciada por el Concilio de Trento (1545-1563).

Hay un anquilosamiento científico, un reforzamiento de la Inquisición, se prohíben los libros extranjeros y estudiar fuera de España. Surgen tres graves problemas:

 

  • El príncipe don Carlos de Austria era hijo de Felipe II y su prima María de Portugal, que murió al nacer Carlos. Ya desde su infancia apareció como un niño algo anormal y de constitución débil. Su padre lo puso en manos de maestros y preceptores para que cuidaran de su educación, pero el príncipe fracasó en sus estudios y acabó por abandonarlos. Su genio intratable y sus rarezas hacían difícil convivir con él. En 1560 Felipe II lo presentó a las Cortes de Toledo y fue jurado heredero de la corona.

Tras morir la segunda esposa del rey –María Tudor, de Inglaterra, tía Felipe: pues era hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón–, la nueva boda del rey con Isabel de Valois, princesa de 14 años que estaba en principio destinada al príncipe Carlos, planteó ya el primer problema grave y surgió la leyenda que hablaba de celos y rivalidad entre Carlos y su padre. Lo cierto es que existía un mutuo aborrecimiento entre el príncipe y su progenitor. La salud del príncipe decayó y el rey le envió a Alcalá en compañía de Juan de Austria y Alejandro Farnesio. El príncipe se recuperó, pero una caída accidental le dejó mal herido en la cabeza. Los cirujanos de la corte le practicaron una trepanación, que le salvó la vida, pero le dejó aún más anormal. En 1565 pretendió huir a Flandes y allegó fondos para la empresa pero, en enero de 1568, Felipe II mandó arrestarlo e incluso le incoó proceso: se le acusaba de aliarse con los rebeldes holandeses; y, además, intentó matar al Duque de Alba. La prisión acentuó su locura y el enfermo falleció en julio de 1568 (de inanición voluntaria, a los 23 años de edad), sin haber recibido la visita de su padre ni aun de sus amigos (a quienes el rey se lo prohibió).

La leyenda negra creada por Antonio Pérez y el príncipe de Orange presentó a Carlos como víctima de su padre, pero la historiografía moderna, basada en las fuentes coetáneas, exime a Felipe II de la supuesta responsabilidad en el trágico fin de su hijo, al que consideran un desequilibrado a causa de una fatal herencia paterna y materna.

Carlos V, muerta su esposa Isabel de Portugal, no volvió a casarse. Ya viudo, tuvo un hijo con la flamenca Bárbara Blomberg llamado Juan de Austria (Jeromín).

 

  • Otro problema fue el de Antonio Pérez, secretario de Felipe II. Un personaje enigmático, poderoso e intrigante; que hizo una gran fortuna a través de su cargo.

Cuando Juan de Austria fue nombrado gobernador de los Países Bajos, convenció al rey para que Juan de Escobedo lo vigilara (es posible que Felipe tuviera celos de don Juan). Sin embargo, éste se convirtió en uno de sus más fieles partidarios y en su secretario personal.

Escobedo consigue pruebas de los negocios ilícitos y del apoyo a los rebeldes flamencos de Pérez y la esposa del príncipe de Éboli (Ana Mendoza de la Cerda). Por lo que es asesinado (en 1578) en Madrid por orden de Antonio Pérez, que logró convencer al rey de que era necesario dicha muerte por razón de Estado.

No obstante, el rey se dio cuenta del engaño y persigue a Antonio Pérez. Fue encarcelado, escapó y se refugió en Aragón, de donde era natural. Allí solicitó el Privilegio de Manifestación, fuero especial que ponía al refugiado bajo la jurisdicción del Justicia Mayor, que era en Aragón el encargado de arbitrar los conflictos entre el rey y los nobles. El tribunal aragonés absuelve a Antonio Pérez, pero Felipe II logra que lo procese la Inquisición por hereje (…). Antonio Pérez es liberado por el pueblo de la cárcel de la Inquisición, donde estaba retenido. Huye a Francia e Inglaterra y revela secretos de Estado, contribuyendo a la Leyenda Negra con sus escritos. Un ejército real invade Zaragoza y el Justicia Mayor, Juan de Lanuza, es ejecutado junto a otros personajes aragoneses.

El rey recorta los fueros aragoneses en las Cortes de Tarazona de 1592. Se trata, por tanto, de una lucha entre el absolutismo centralista de Felipe II y los deseos de autonomía –de conservar sus fueros– de Aragón.

 

  • Y el tercero fue la rebelión de las Alpujarras (1568-71), dirigida por Aben Humeya: noble morisco español descendiente de los Omeyas, que abjuró del cristianismo. Se sublevan los moriscos granadinos (mudéjares –musulmanes que vivían en territorio cristiano–, que pasaron a ser llamados moriscos cuando recibieron el bautismo forzado, pero que seguían en realidad con su religión, lengua, vestidos y costumbres musulmanas) y se hacen fuertes en las Alpujarras, zona montañosa del sur de la provincia de Granada. Las razones de la sublevación fueron su delicada situación económica y la prohibición de hablar árabe y seguir con sus costumbres musulmanas, lo que se les permitió en las Capitulaciones de Santa Fe, pero Carlos I les había dado de plazo hasta 1565 para que se integraran con el resto de españoles. En 1567 promulga un edicto que renovaba las prohibiciones, sirviendo de detonante para la revuelta que estalla en 1568.

El problema se complicó cuando los turcos –que en esos momentos eran dueños del Mediterráneo, estaban en guerra con la Cristiandad y suponían un peligro cierto para ésta– les prometieron su apoyo. La amenaza de una invasión turca era manifiesta, tras los frecuentes actos de piratería en las costas españolas.

Felipe envía a D. Juan de Austria que somete lentamente a los moriscos, faltos del apoyo prometido por los turcos (recordemos que son derrotados en Lepanto en 1571).

Se pone en marcha la dispersión de los moriscos por Castilla, que perjudicaría a la administración central, precipitándola hacia la crisis. Debido a su elevado número y a su agricultura especializada, Felipe II no los expulsó sino que los deportó a otras regiones: Soria, Burgos, Palencia, Zamora, Ávila, Segovia, Salamanca y León.

Se trataba también, una vez más, de conseguir un Estado lo más homogéneo posible.

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11.- SITUACIÓN DEMOGRÁFICA, ECONÓMICA Y SOCIAL DE ESPAÑA en el XVI

 

Durante el siglo XVI Castilla pasó de 6 a 8 millones de habitantes, que representaban el 80 % de la población peninsular. La Corona de Aragón, tras el descenso del siglo XV por las cuestiones sociales sobre todo, también experimento un lento crecimiento en el XVI (1.500.000 habitantes); mientras que Navarra y Vascongadas sumaban unos 350.000.

No obstante, se trata de una demografía propia del Antiguo Régimen, que basaba su incremento en una alta tasa de natalidad y una elevada mortalidad infantil; y que periódicamente se veía afectada por crisis de subsistencia derivadas de las epidemias (como la peste) y clima (con malas cosechas). Con el tiempo, la emigración a América de gran número de jóvenes y hombres en edad de procrear, las muertes en las numerosas guerras de ese siglo, el elevado número de religiosos, la peste y otras causas acabaron por afectar a la demografía, sobre todo a Castilla (entró en crisis en el XVII).

Pero también vienen inmigrantes franceses a Cataluña, y flamencos y genoveses a Sevilla.

La población era mayoritariamente rural, aunque también incidió en las ciudades (Sevilla, Madrid, Valencia, Toledo, Barcelona, etc.

Al principio, la población era mayor en el interior. Pero gradualmente se irá invirtiendo: a partir del XVIII, la población de la periferia española ya superaba a la del interior (como hoy).

 

Respecto a la economía, en ese siglo se incrementó la producción gracias a los períodos de paz que hubo tras el fin de la Reconquista, a la integración de la economía en los circuitos comerciales europeos, al incremento de la demanda americana y castellana y, especialmente, a la puesta en cultivo de nuevas tierras. El incremento del comercio contribuye a la aparición de un incipiente capitalismo: el capitalismo comercial.

Se producen cambios en el comercio. Antes del descubrimiento de América, Medina y Burgos son los núcleos comerciales más importantes, en función de la exportación de lana a Flandes. Sevilla tiene menos importancia. Pero con el descubrimiento de América, Sevilla, con su Casa de Contratación y su monopolio para el comercio con las Indias, se convirtió en la ciudad comercial más importante de Europa a mediados del siglo XVI. En Sevilla había comerciantes castellanos y andaluces, pero también flamencos, genoveses y venecianos. Cada vez hay más comerciantes extranjeros por la necesidad de productos manufacturados para cubrir la demanda americana y porque eran más baratos que en España. Los reyes españoles permitieron a algunos de sus prestamistas este derecho, que era ilegal para los extranjeros.

Se comerciaban productos agrarios: cereales, vid y olivo; e industriales: paños, metalurgia, cueros, espadas, hierros…

La demanda americana estimuló la economía española –Andalucía y Castilla–, originando una etapa de expansión económica que dura hasta 1550 aproximadamente.

En la segunda mitad del siglo XVI cambia la coyuntura (graves problemas económicos, bancarrotas de Felipe II), que anuncian la crisis económica del siglo XVII.

Castilla había financiado la política imperial de Carlos V y lo seguirá haciendo con Felipe II. Ambos recurren a banqueros extranjeros, algunos de los cuales se arruinarán con las bancarrotas, la primera de las cuales tuvo lugar en 1556, con Felipe II. A mediados del siglo XVI la Hacienda Pública está endeudada por el mantenimiento de la política imperial.

Además, el resultado de la llegada de oro y plata de América, y a la gran demanda americana, trajo consigo el alza de precios, que empezó en España y se extendió luego a Europa Occidental. Es la revolución de precios del siglo XVI (según Hamilton), Dicha alza comenzó en España y se extendió al resto. Los precios se multiplicaron por cuatro.

No hay fomento de la industria. La industria de los reinos hispanos a partir de mediados del siglo XVI no puede competir con la extranjera, por lo que se arruina. Se desperdicia la posibilidad de montar una industria fuerte con vistas al mercado americano.

Otros motivos del fracaso de una posible industrialización fueron:

a) La situación política de los Austrias en Europa: hipotecas de banqueros genoveses, flamencos y alemanes.

b) La mentalidad social del país: hay un desprecio por los trabajos manuales (el trabajo se concibe como una deshonra, la industria se ve como algo vil, no hay mentalidad capitalista como en los países nórdicos, la nobleza invierte en gastos suntuarios (e, incluso, la burguesía se ennoblece). Hay excepciones a esta norma, claro está.

c) La nobleza y la Iglesia estaban libres de impuestos. La Hacienda real cada vez tiene más gastos y por ello intensifica la presión fiscal, los impuestos que, lógicamente, los sufre la incipiente industria y la agricultura. Esto fue otra dificultad par reinvertir un capital que iba para el fisco.

Por lo que se sucederán continuas crisis de subsistencia, por las causas citadas y también debido a la escasa productividad (las herramientas y abonos eran muy primitivos o escasos).

Por otro lado, a lo largo del siglo XVI hubo un proceso de concentración de la tierra en pocas manos, favoreciendo el latifundismo: por deudas de los Ayuntamientos (que venden tierras comunales) o de la Corona (que hace lo mismo con tierras de realengo), y por la presión fiscal (los pequeños propietarios tienen dificultades para pagar los impuestos y han de vender, emigrando a América, enrolándose en el ejército o se tienen que convertir en jornaleros.

La solución que propugnarán los arbitristas es que se produzca más y se compre menos: para que la riqueza se quede aquí y no en Europa, a la que comprábamos sobre todo productos textiles (Países Bajos, Inglaterra), por lo que los arbitristas pedían que no se exportase la lana sino que se elaborase aquí.

La agricultura, por influencia de la demanda americana, conoce una expansión muy fuerte y un alza de precios durante la primera mitad del XVI. Por ello aumentan en Castilla las superficies cultivadas de trigo (Meseta), vid y olivo (Andalucía). El trigo sube mucho de precio, lo que beneficia a los grandes propietarios (nobleza señorial).

Esta situación cambia a partir de mediados del XVI, cuando América comienza a autoabastecerse de ciertos productos agrícolas. Lógicamente, disminuye la demanda.

Respecto a la ganadería, los monarcas continúan protegiéndola porque les interesa: Carlos V exige frecuentes subsidios a la Mesta. Pero, a partir de 1550, debido al alza tremendo de precios, disminuye la venta de lana (no era competitiva) y después desciende la cabaña ovina. Lo mismo ocurre con el textil español, que se arruinó por la competencia de los paños extranjeros (ingleses, sobre todo).

En definitiva, hay una prosperidad ficticia con Carlos V, y con Felipe II comienza la crisis: en la segunda mitad del siglo XVI.

 

Sobre la situación social, seguía predominando la sociedad estamental, como en épocas anteriores. Dividida en dos estamentos privilegiados –nobleza y clero–, con exenciones fiscales, tribunales propios y con amplios señoríos; y un estamento no privilegiado: el estado llano. Lo que dio lugar a varios conflictos ya analizados a lo largo del tema: como el asunto de las Comunidades y Germanías. Un escaso número de personas controlaba la mayoría de la riqueza y el poder, mientras una gran masa de pobres se asentaban en esa base piramidal: muchos de ellos se ven obligados a emigrar, enrolarse en el ejército, ingresar en las órdenes religiosas o mendigar.

En el siglo XVI la alta nobleza afianza su poder económico y político, obteniendo cargos importantes. Continúa la institución del mayorazgo y acrecientan sus señoríos. Lo señoríos de realengo disminuyen en beneficio de los señoríos nobiliarios. Carlos V y Felipe II, por apuros económicos, venden tierras pertenecientes a órdenes militares, que compra la vieja nobleza.

El número de hidalgos (baja nobleza) es muy elevado. La Corona acrecienta la venta de títulos de hidalguía, lo cual se refleja en la novela picaresca del XVI: desprecio al trabajo, sentido de honor, etc. Muchos hidalgos están arruinados y se dedican a las armas, la emigración a América o a las órdenes religiosas.

El campesinado tiene grandes diferencias. Vive mejor el de tierras de realengo que el que vive en tierras señoriales. En general, la situación del campesinado es difícil, pasado el momento de euforia de principios del XVI, con el mercado americano. Y hay una fuerte emigración del campo a la ciudad.

Ciertos sectores sociales desarraigados se intensifican, situación que refleja la novela picaresca: mendigos, pícaros, bandidos, mutilados, vagabundos, etc.

En esta sociedad, la burguesía tiene poca fuerza, excepto en varias ciudades como Medina, Sevilla, Burgos, Barcelona, Valencia… La economía sigue girando en torno a la tierra, cuyos principales poseedores son la Iglesia y la nobleza.

Hay también un fuerte analfabetismo e inmovilismo social: es muy difícil el ascenso social.

Desde el punto de vista religioso, expulsados los judíos, quedan los moriscos, que se rebelan. Los cristianos se dividen en cristianos viejos y nuevos, hay una obsesión por la pureza de sangre.

 

Texto nº 6: Las Comunidades de Castilla

 

[...] que después dél [Carlos 1] no pueda suceder muger ninguna en el reino; pero que no habiendo hijos, que puedan suceder hijos e hijas é de nietas siendo nascidos é bautizados en Castilla; [...) quel Rey no pueda poner Coregidor en ningun logar, sino que cada ciudad é villa elijan el primero dia del año tres personas de los hidalgos é otras tres de los labradores, é questos dos que escojeren sean alcaldes de cevil é criminal por tres años, [...J que los oficios de la casa Ral se hayan de dar á personas que sean nascidos é bautizados en Castilla, [...], quel Rey no pueda sacar ni dar licencia para que se saque moneda ninguna del reino, ni pasta de oro ni de plata, é que en Castilla no pueda andar ni valer moneda ninguna de vellon sino fuere fúndida é marcada en el reino.. [...] Que cada é cuando alguno hubiere de suceder en el reino, antes que sea rescibido por Rey, [...] confiese que rescibe el reino con estas condiciones, [...].

 

            Peticiones de los comuneros en la Junta Santa de Ávila, 1521

 

Preguntas claves para este Texto:

 

  • Los conflictos internos durante el reinado de Carlos V: Comunidades y Germanías.
  • La política exterior de Carlos V: Francia, turcos y protestantes.
  • La política exterior de Felipe II: anexión de Portugal, turcos, Flandes, Inglaterra y Francia.
  • La política interior del reinado de Felipe II: El asunto del príncipe D. Carlos; el caso de Antonio Pérez y la rebelión morisca de las Alpujarras.
  • Situación demográfica, económica y social de España en el siglo XVI.
  • Carlos V y Yuste.

 

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Vocabulario de este Tema:

 

1520: Levantamiento Comunero de Castilla. Guerra o conflicto de las Comunidades Castellanas. Movimiento coetáneo a las Germanías…

1556: Comienza el Reinado de Felipe II (1556-98).

1581: Unión con Portugal. Las Cortes de Thomar reconocen a Felipe II como rey de Portugal y le obligan  a jurar los fueros y libertades de ese reino.

1598: Comienza el Reinado de Felipe III, 1598-1621 (Austrias Menores…).

Carlos I: Nació en 1500. Hijo de Juana la Loca y nieto y heredero de los Reyes Católicos, se le puede considerar en sentido estricto el primer Rey de España. Además, fue elegido también emperador de Alemania, por lo que se convirtió en el monarca más poderoso de su tiempo. Pasó la mayor parte de su reinado fuera del país, inmerso en constantes conflictos, el primero de los cuales había tenido lugar precisamente en España (Comunidades y Germanías). Porque en esta época comenzó el desarrollo en Alemania de la Reforma Protestante, que Carlos intentó neutralizar por la fuerza de las armas. Además tuvo guerras con Francia, sobre todo por el control de Italia, y con el Imperio Turco, que avanzaba por el centro de Europa, amenazando Viena, y dificultaba la navegación por el Mediterráneo. Mientras tanto, gracias a la actuación de los conquistadores, en América se iba creando un inmenso imperio ultramarino. Agotado por tantos años de incesante actividad política y militar, en 1556 abdicó el Trono de España en su hijo Felipe y dejó el Imperio en manos de su hermano Fernando. Se retiró al monasterio de Yuste, donde falleció en 1558.

Felipe II: Nació en 1527. Hijo y heredero de Carlos I. A diferencia de su padre, apenas salió de España y centró todo su esfuerzo en la administración de su inmenso imperio, que se extendía por Europa, América y Asia. Convertido en defensor de la ortodoxia católica, trató de impermeabilizar las fronteras españolas para impedir la entrada de ideas contrarias al dogma, lo que tendría graves consecuencias en el futuro. Gran parte de su reinado, que comenzó en 1556, estuvo ocupado por constantes guerras. A los conflictos heredados de su padre, con Francia (a la que derrotó en San Quintín) y con el Imperio Turco (cuya armada fue vencida en la batalla naval de Lepanto), le añadió otros nuevos, relacionados con la religión, que desgastaron y arruinaron a España. El mayor problema lo tuvo en los Países Bajos, en los que el protestantismo se convirtió en elemento de cohesión nacional. Contra Inglaterra envió una flota, la Armada Invencible, que fracasó en su objetivo. En el plano interior tuvo que hacer frente a la sublevación de las Alpujarras y el asunto de Antonio Pérez le llevó a un enfrentamiento con Aragón. Tuvo problemas familiares con su heredero, el príncipe Carlos, que murió en extrañas circunstancias. Falleció en 1598.

Hernán Cortés: Conquistador nacido en Medellín (Badajoz). Estudió en la Universidad de Salamanca antes de embarcar para América en 1504. Fue encomendero en la isla de La Española. El gobernador Diego de Velázquez le confió una expedición por tierras de los aztecas (México). Llegó hasta la capital y fue recibido por el emperador, Moctezuma, a quien logró prender. A pesar de ser derrotado por los indios en la llamada Noche Triste, logró rehacerse y dominar a los aztecas (conquistador del Imperio Azteca) Sus enemigos españoles lograron que fuese llamado a España para dar cuentas de sus andanzas. Acompañó a Carlos I en la toma de Argel y recibió el título de marqués del Valle de Oaxaca.

Francisco Pizarro: Nacido en Trujillo (Cáceres). Era analfabeto cuando se enroló en los tercios de Italia. Se embarcó hacia América en 1502 y formó parte de la expedición de Vasco Núñez de Balboa que descubrió el océano Pacífico. Su amistad con Almagro le permitió distintas exploraciones y noticias de la existencia del imperio Inca. Viajó a la Corte y obtuvo del emperador Carlos I el nombramiento de capitán general de las nuevas tierras a conquistar. Tras iniciar su andadura, contactó con el emperador inca, Atahualpa, al que apresa y ejecuta. Los incas prosiguieron la lucha y fueron sometidos. Sin embargo, surgieron disputas entre Pizarro y Alvarado por el reparto de bienes y se inició una guerra civil entre los partidarios de ambos. Alvarado es ejecutado tras ser detenido y algunos de sus seguidores logran asesinar a Pizarro.

Magallanes y Elcano: El primero, portugués, capitaneó la expedición española que buscó llegar a las Indias Orientales (India y China) por la ruta naval de occidente. Descubre el estrecho que lleva su nombre al sur de América y Tierra de Fuego (estrecho e Magallanes) Tras su muerte en una isla del Pacífico, es el español Juan Sebastián de Elcano quien se hace cargo de la misión y logra realizar el objetivo, además de completar la primera vuelta al mundo. Se había partido en 1519 y se finalizaba en 1522. Con este viaje se demostraba la esfericidad de la Tierra.

Arias Montano, Benito. Humanista extremeño nacido en Fregenal en 1527. Estudió en las Universidades de Sevilla y de Alcalá de Henares.  En Salamanca fue amigo de Fray Luis de León. Participó como teólogo en el Concilio de Trento, interviniendo en aspectos como la eucaristía y el divorcio. Vuelto de Trento, se retiró a su tierra, de donde lo sacó Felipe II que lo nombró, en 1566, su capellán. Poco después el Rey lo envió a Amberes para que dirigiese la publicación de la Biblia Políglota, obra en cinco lenguas. Su estancia de siete años en Flandes le puso en contacto con diversas corrientes de pensamiento heterodoxo. El Rey le encargó después la organización de la Biblioteca de El Escorial, a la que incorporó libros y manuscritos de muy diversa procedencia. En un contexto social en el que la Inquisició vigilaba y la sospecha de heterodoxia estaba siempre persente, Arias supo navegar a costa a veces de utilizar fórmulas crípticas. Fue un autor muy prolífico, que se interesó por asuntos muy diversos, destacando sobre todo los comentarios a la Biblia. Una muestra de lo universal de su conocimiento fue la incompleta y enciclopédica Opus Magnum, que incluía incursiones en las ciencias de la Naturaleza. Falleció en 1598

El Brocense. Francisco Sánchez de las Brozas, «El Brocense» fue un humanista nacido en Brozas en 1522. Realizó su formación con unos parientes en Portugal y estuvo varios años al servicio de sus Reyes. En 1545 comenzó a estudiar en la Universidad de Salamanca, de donde algunos años después fue nombrado profesor de Retórica. Tuvo problemas con la Inquisición, que dudaba de la ortodoxia de sus enseñanzas. Aunque fue detenido y procesado, quedó libre enseguida, si bien fue reprendido y advertido. Además de libros de Retórica, en 1587 publicó su obra clave, La Minerva, una importantísima Gramática téorica, considerada la primera de este tipo aparecida en el Sur de Europa. Siendo ya muy anciano volvió a ser procesado por  la Inquisición que seguía dudando de la ortodoxia de sus enseñanzas. Molestaban sobre todo sus críticas a la calidad de las traducciones latinas de La Biblia. Falleció en 1600.

Virreinato: Cargo del virrey. También designaba el territorio gobernado por él, que podía ser uno de los reinos peninsulares integrados en la Corona española o una de las colonias en América. En estos últimos territorios, su poder era casi absoluto a causa de la lejanía de la metrópoli. Durante la conquista y colonización americana, España tuvo distintos virreinatos: casos del de Perú, Nueva España, Nueva Granada o del Río de la Plata. Los Virreyes eran nombrados entre los miembros de la alta nobleza.

Casa de Contratación: Institución fundada en 1503 por los Reyes Católicos. Su función fue la de organizar y controlar todas las operaciones relacionadas con el tráfico comercial entre las Indias (América) y España. Contaba con un factor: encargado de aprovisionar las naves, revisar las mercancías, las compras, etc.; un tesorero, que recibía los caudales americanos destinados a la Corona; un contador-secretario, que llevaba la contabilidad; un piloto mayor, que asesoraba técnicamente en asuntos de navegación; y otros funcionarios. La Casa de Contratación tuvo su sede en Sevilla y realizó también funciones de tribunal mercantil y de escuela de formación de pilotos y de cartografía. En 1717 fue trasladada a Cádiz; y en 1778 fue suprimida, cuando una Pragmática de Carlos III estableció el libre comercio y anuló el monopolio.

Monarquía hispánica: Este término hace referencia a la Corona española en los siglos XVI y XVII (Monarquía de los Austrias). En ellos, la hegemonía de España en Europa y América era manifiesta. El modelo de reinado, autoritario con evolución hacia el absolutismo, tuvo como protagonista a la dinastía de los Austrias o Habsburgo. Modelo político unido por arriba, con el mismo monarca y un Consejo de Estado con representantes de los distintos reinos o Estados que componían el Imperio español; pero cada estado, reino, ducado o señorío seguía con sus Cortes, fueros, leyes e instituciones propias (autonomía, descentralización). La monarquía hispánica de los Austrias ofrecía, por tanto, unidad por la cumbre (Rey y Consejo de Estado) y descentralización por la base (autonomía y pluralismo de las diferentes piezas o Estados que la componían). El centro de la dirección política de la monarquía de los Austrias estuvo en España, sobre todo en Castilla; ello originó tensiones, revueltas y conflictos en la periferia (Países Bajos, Cataluña, Aragón, Nápoles, Portugal, etc.).

 

 

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