Isabel Allende La casa de los espíritus resumen y tema

 


 

Isabel Allende La casa de los espíritus resumen y tema

 

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Isabel Allende La casa de los espíritus resumen y tema

 

ISABEL ALLENDE. LA CASA DE LOS ESPÍRITUS

 

ISABEL ALLENDE EN EL MARCO DE LA NARRATIVA  HISPANOAMERICANA DE FINES DEL SIGLO XX.

Biografía de Isabel Allende Llona (Lima, Perú, 2 de agosto de 1942)

Nació en Lima mientras su padre se desempeñaba como embajador de Chile en el Perú. Sus padres se separaron en 1945, y su madre retornó a Chile con ella y sus dos hermanos, donde vivió hasta 1953.

Entre 1953 y 1958, su familia residió mucho sucesivamente en Bolivia y Beirut (Líbano). En Bolivia frecuentó una escuela estadounidense y en Beirut estudió en un colegio  privado inglés. En 1958 retornó a Chile y se reencontró con Miguel Frías, con quien contrajo matrimonio en 1962.

Desde 1959 hasta 1965 trabajó en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Santiago de Chile. En 1963 nació su hija Paula. Los años siguientes pasó largas temporadas en Europa, residiendo especialmente en Bruselas y Suiza. De retorno a Chile en 1966, nació su hijo Nicolás.

A partir de 1967 tomó parte en la redacción de la revista Paula, al tiempo que publicó una gran cantidad de artículos sobre diversos temas. Posteriormente realizó diversas colaboraciones para la revista infantil Mampato y publicó dos cuentos para niños (La abuela Panchita y Lauchas y lauchones) y una colección de artículos titulada Civilice a su troglodita; además trabajó en dos canales de televisión chilenos.

En 1973 estrenó su obra de teatro El embajador. Ese mismo año, se produjo el golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet, en el que Salvador Allende (tío de Isabel) es asesinado. En 1975 se autoexilió con su familia en Venezuela. En los 13 años que permaneció allí, trabajó en el diario El Nacional de Caracas y en una escuela secundaria hasta 1982, y publicó su primera obra teatral, La casa de los siete espejos (1975).

En 1981, teniendo su abuelo 99 años y estando él mismo a las puertas de la muerte, comenzó a escribirle una carta que se convirtió en un manuscrito: La casa de los espíritus (1982), su primera novela y su obra más conocida. Ésta suscitó un gran interés y más tarde fue adaptada al cine (por Bille August) y al teatro.

En 1984, publicó De amor y de sombra, la que rápidamente se convirtió en otro gran éxito y que también fue llevada al cine. Los viajes constantes que emprendió promocionando sus libros hicieron que su matrimonio con Frías llegara a término. Divorciada de su marido, se casó con Willie Gordon el 7 de julio de 1988 en San Francisco.

En 1988, concurrió a votar en el plebiscito que hizo dimitir a Pinochet. En 1990, con el retorno de la democracia en Chile, fue distinguida con la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral por el presidente Patricio Aylwin.

En 1992 muere Paula, su hija de 28 años, a causa de una porfiria, que la dejó en coma en una clínica de Madrid. La dolorosa experiencia la impulsa a escribir Paula, libro autobiográfico epistolar donde relata como fue su niñez, juventud hasta llegar a la época del exilio.

Actualmente reside en San Rafael, (California). Ha sido distinguida en la Academia de Artes y Letras de Estados Unidos y su lema es: "Dejen volar su imaginación y escriban lo necesario".

Obras

  • La casa de los siete espejos (1975).
  • La casa de los espíritus (1982).
  • La gorda de porcelana (1984).
  • De amor y de sombra (1984).
  • Eva Luna (1987).
  • Cuentos de Eva Luna (1989).
  • El plan infinito (1991).
  • Paula (1994).
  • Afrodita (1997).
  • Hija de la fortuna (1999).
  • Retrato en sepia (2000).
  • La ciudad de las bestias (2002).
  • Mi país inventado (2003)
  • El reino del dragón de oro (2003)
  • El bosque de los pigmeos (2004)
  • El Zorro: Comienza la leyenda (2005)
  • Inés del alma mía (2006)
  • La suma de los días (2007)
  • La Isla bajo el mar (2009)

ETAPAS DE LA NOVELA HISPANOAMERICANA

De desarrollo tardío, se distinguen varias etapas dentro de la novela hispanoame­ricana:

 

a) Hasta 1945: Pervivencia del realismo decimonónico, con diversas manifes­taciones

b) De 1945 a 1960: Comienzo de la renovación narrativa. El realismo má­gico»

c) De 1960 a 1980: Apogeo o "boom" de la novela hispanoamericana

d) A partir de 1980: la última narrativa.

 

LA SUPERACIÓN DEL REALISMO. EL «REALISMO MÁGICO» O «LO REAL MARAVILLOSO»

 La literatura latinoamericana surge, estrictamente, con el advenimiento del modernismo de José Martí, Rubén Darío, José Asunción Silva, apartándose del canon europeo.

 El momento de mayor auge de la literatura latinoamericana surge mediante el denominado “Boom” a partir de 1940 y que se corresponde con la denominada literatura real-maravillosa.

Se conoce como Boom latinoamericano o como promoción del Realismo mágico a una serie de escritores de la segunda mitad del siglo XX, promocionados en Europa a partir del éxito que supuso la publicación de la novela "La Ciudad y los Perros" de Mario Vargas Llosa, la cual tuvo un papel histórico en la divulgación de autores latinoamericanos en el continente europeo.

 A mediados de la década de 1960, tras la publicación de una serie de novelas decisivas que impactaron (y continúan haciéndolo) en los países hispanohablantes, estalló un extraño fenómeno, posteriormente denominado "boom latinoamericano". Este hizo recaer la atención a nivel mundial sobre la literatura hispanoamericana, ya que durante su desarrollo se había consolidado un nuevo estilo de narración. Este estilo apuntaba a mostrar de una forma directa y concisa, la realidad social de América latina. Otras "novedades" que presentaba este estilo eran: la ampliación de temas, indistintamente rurales o urbanos, la integración de lo real y lo fantástico, la renovación de las técnicas narrativas y la frecuente experimentación con el lenguaje. En el caso de Rayuela (1963), del argentino Julio Cortázar, se aplicaron en forma notable las técnicas de la vanguardia literaria, al proponerse diversas formas de lectura de la novela. El brillante estilo de Cortázar y su maestría en la dislocación de situaciones familiares, así como la introducción de distorsiones espaciales y temporales, pudieron expresarse enteramente en sus tan populares relatos. Otro escritor argentino de muy alto nivel fue Ernesto Sábato quien escribiendo El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abbadón el exterminador (1974), afirmó en sus novelas, de gran complejidad intelectual, la infelicidad del hombre en la sociedad contemporánea.

Sus temas constantes son la fusión de lo real, lo ideal y lo fantástico, urgencia de crear una literatura distinta, ajuste de su producción al avance de las comunicaciones, solución de problemas morales, psicológicos y sociales

El boom latinoamericano se desarrolló y se desarrolla en diferentes fases. Entre los más destacados autores de la primera,  figuran los argentinos Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Manuel Mujica Láinez, Manuel Puig y Adolfo Bioy Casares; los colombianos Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis, los mexicanos Octavio Paz, Juan Rulfo y Carlos Fuentes; los cubanos Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Guillermo Cabrera Infante; los peruanos Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique y José María Arguedas; los uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti; los chilenos José Donoso y Jorge Edwards; el paraguayo Augusto Roa Bastos; el guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el venezolano Arturo Úslar Pietri.

Aspectos temáticos:

 

- La integración de lo fantástico y lo real se consoli­da.

 

- Se confirma la ampliación temática y, en especial, se incrementa la preferencia por la «novela urbana» (Cortázar, Fuentes, etc.). Cuando aparezca el am­biente rural (por ejemplo, en García Márquez) recibi­rá un tratamiento muy nuevo (aunque ya preludiado por Rulfo).

 

Aspectos formales:

 

Es en el terreno de las formas en donde se ob­serva una mayor ampliación artística. La estructura del relato es objeto de una profunda experimenta­ción. Y en cuanto a la renovación de las técnicas narrativas, no hay novedad que no cuente con es­pléndidas muestras en la nueva novela hispanoame­ricana: ruptura de la línea argumental, cambios del punto de vista, «rompecabezas temporal», «contra­punto», «caleidoscopio», combinación de las perso­nas narrativas, estilo indirecto libre, monólogo interior, etc.

 

La experimentación (o el enriquecimiento) de la no­vela afectará, de modo particular, al lenguaje mis­mo. Por debajo de todo ello —y como en la España de los mismos años— late el convencimiento de la insufi­ciencia práctica y estética del realismo. Pero esa evidente preocupación estética tampoco impide que el escritor proclame ideas sociales y po­líticas revolucionarias.

 

Los autores más destacados son: Ernesto Sábato (El túnel); Juan Carlos Onetti  (y sus novelas ambientadas en un espacio mítico, Santa María, en la que se relatan unas vidas mediocres y absurdas en un mundo cerrado y en decadencia:  El astillero (1961), Juntacadáveres (1964);  Lezama Lima (Cuba, 1910‑1976); Carlos Fuentes (La muerte de Artemio Cruz); Julio Cortázar y su novela Rayuela (1963), modelo de «contranovela», puso en cuestión todas las convenciones del género: su original composición admite varias formas de lectura, rompe con la secuencia lógica de la trama y los episodios, desaparece el concepto de argumento», etc.; Mario Vargas Llosa (Perú, 1936), en el que habría que destacar La ciudad y los perros(1962), que narra la vida tensa y violenta de un grupo de adolescentes en el mundo cerrado y opresivo de un colegio militar en Lima;  y La casa verde(1966), novela de compleja técnica sobre la historia de un burdel en la selva .

 

En una segunda fase el boom prosigue con escritores como los chilenos Roberto Bolaño e Isabel Allende, el argentino César Aira, el colombiano Fernando Vallejo, el cubano Reinaldo Arenas, el mexicano Jorge Volpi, el peruano Jaime Bayly y otros como Laura Esquivel, Rodrigo Fresán, Ángeles Mastretta, Luis Sepúlveda, Gioconda Belli, Cristina Peri Rossi, etc.

POST-BOOM

Post-Boom es un movimiento literario latinoamericano que tuvo lugar, como su nombre lo indica, después del auge del Boom latinoamericano. Algunos estudiosos y autores prefieren llamarlo "Novísima literatura" o "Literatura postmoderna" para no utilizar términos extranjeros.

Características

El Post-Boom puede verse como la literatura que vino después del Boom y que evolucionó o cambió a partir de éste. A pesar de tener un nombre relacionado con ese movimiento, la novísima literatura no tiene muchos puntos en común con el Boom, más bien lo que se encuentra son diferencias. Los novísimos abandonan la preocupación por la creación de nuevos tipos de literatura (meta-literatura) como se podía apreciar en las obras de Julio Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez y Carlos Fuentes, entre otros. Se prefiere un estilo más directo que es más fácil de leer. Además, se vuelve al realismo y no se encuentran preocupaciones existencialistas, como en las obras de Cortázar.

También se da una preferencia a la narrativa histórica, es decir, la que está basada en hechos reales. Son de notar que las obras tienen gran precisión histórica, requiriendo investigación sobre la época y el lugar en cuestión. Muchas obras tratan el tema del exilio, que fue común en los autores que cultivaron este movimiento. Es de notar también el surgimiento de la literatura femenina y un cambio en el tratamiento de la sexualidad en las obras.

Autores

Desde la década de 1980 se ha hecho común hablar de post-escritores del boom, la mayoría de los cuales nacieron durante los años 1940, 1950 y 1960. Es difícil situar claramente el Post-boom "como muchos de sus escritores se activa antes del final del boom. De hecho, algunos escritores, como José Donoso, se podría decir que pertenecen a ambos movimientos. Su novela El obsceno pájaro de la noche (1970) se considera, como señala Philip Swanson, "uno de los clásicos de la pluma.”[] Su obra posterior, sin embargo, se adapta con mayor comodidad en el Post-boom.[] Manuel Puig y Severo Sarduy se consideran escritores cuyas obras representan la transición del auge a la Post-Boom.

[]Es importante señalar que esta inquietud en la categorización se perpetúa por el hecho de que los principales escritores del Boom (Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa) continuaron escribiendo después del final del boom. Observamos el auge posterior, sobre todo en la presencia de autoras como Isabel Allende, Luisa Valenzuela, Giannina Braschi, Cristina Peri Rossi o Elena Poniatowska.[][] Shaw también identifica a Antonio Skármeta, Rosario Ferré y Gustavo Sainz como escritores Post-boom.[]

 

EL REALISMO MÁGICO EN RELACIÓN en LA CASA DE LOS ESPÍRITUS.

 

 

 

LOS PERSONAJES Y EL AMBIENTE SOCIAL EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS.

Algunos de los nombres de los personajes tienen significados que reflejan aspectos del mismo. Tal es el caso de Clara que significa clarividente. Los significados de los nombres femeninos tienen por propósito indicar algo acerca del personaje; pero en el caso de los masculinos sólo sirve para enumerarlos en el orden del linaje, lo que sirve al lector para recordar de qué Pedro se está hablando: Pedro García (el primero, no numerado), Pedro Segundo García y Pedro Tercero García.

 

Clara Trueba (del Valle)

El personaje femenino principal es Clara. Ella es clarividente, practica la telequinesis y raras veces es solícita con los deberes del hogar. Mantiene a la familia unida con su amor y con sus predicciones. Es la hija menor de Severo y Nívea del Valle, esposa de Esteban Trueba y madre de Blanca, Jaime y Nicolás (de los que adivinó género y número desde su embarazo, imponiendo ella misma sus nombres).

Clara practicaba la adivinación, la comunicación con los fantasmas y el movimiento de objetos (sobre todo de una mesa de tres patas). Sus amigos espiritistas, como las hermanas Mora y el Poeta, fueron también importantes. Clara apoyaba y justificaba los actos de sus hijos incluso si iban en contra de lo que Esteban, su esposo, en la parte final del libro se hace suponer que Clara había visto todo el futuro de su familia y lo había escrito en sus libros de apuntes. Clara es un personaje misterioso siempre en su mundo algo distante tal vez de su familia pero siempre se demostró su amor hacia ella.

 

Esteban Trueba

Esteban Trueba es el personaje masculino principal de la novela y el único que sobrevive desde el inicio hasta antes del epílogo. En su juventud pretendió a la inaccesible Rosa, la hermosa, hija de Severo y de Nívea del Valle, por lo que comenzó a trabajar arduamente en las minas para ganar una considerable fortuna que le sirviera para contraer las ansiadas nupcias. Su vida tomó un rumbo drástico cuando Rosa fue accidentalmente envenenada; la atribulación que padeció como resultado de la muerte de la amada perduró por toda su existencia. En la hacienda violó a todas las campesinas adolescentes que pudo antes de que llegasen a la edad adulta, e incluso chicas de otras Haciendas.

Dentro de estas violaciones nació un hijo Esteban García quien es hijo de Pancha García; el nieto de esta, años más tarde, se vengaría de todas las humillaciones y privación que tuvo en su vida.

Al final de su vida, también mantendría una relación muy unida con su nieta Alba, y con el transcurrir del tiempo su cólera se va disminuyendo, murió en los brazos de su nieta, sabiendo que su esposa lo había perdonado póstumamente.

 

Blanca Trueba

Blanca es la primera hija de Clara y Esteban. Ella pasó su vida entre la Casa de la Esquina de la Capital y la Hacienda "Las Tres Marías", donde entablaría un gran amor con el pequeño Pedro Tercero García, que duraría hasta que se ve obligada a asistir a un internado para señoritas. Durante este período sólo se verían durante los veranos.

A pesar del estatus y de las creencias de su familia, terminaría por enamorarse de Pedro Tercero, quien se había vuelto un joven campesino viviendo y trabajando en la Hacienda de Esteban. Blanca incluso llegaría a fingirse enferma para salir del internado y permanecer en las Tres Marías. Su amor persistiría con todo y que su enamorado fue expulsado de la Hacienda por Esteban Trueba debido a que el joven propagaba incansablemente sus ideas de igualdad social a los demás trabajadores.

 

Pedro Tercero García

Pedro Tercero es el hijo del capataz de las Tres Marías, Pedro Segundo. Es un trabajador perteneciente a la clase baja de la sociedad, que trabajaba para Esteban Trueba. De joven se enamoraría de Blanca Trueba, la cual engendraría a su única hija, Alba. Sería expulsado de la hacienda por Esteban, debido a que pretendía convencer a los demás trabajadores de la necesidad de fomentar la igualdad y los derechos individuales y laborales (las gallinas unidas pueden vencer al zorro); posteriormente, se transformaría en uno de los cantautores populares de la resistencia contra la dictadura (su personaje está basado en Víctor Jara).

 

Alba Satigny

Alba es la hija de Blanca y Pedro Tercero, aunque por muchos años creyó que era hija del difunto Conde de Satigny. Desde antes de su nacimiento, su abuela Clara declaró que estaba bendecida por las estrellas. Por esta razón, Clara decía que no necesitaba ir a la escuela. Fue criada en la Gran Casa de la Esquina, en la que mantuvo estrechos lazos con todos los miembros de la familia. Alba adoraba jugar en el sótano y pintar en la pared de su cuarto extrañas figuras y monstruos que inventaba, similares a los que su madre hacía en cerámica y su tía abuela en su inacabado mantel. Alba tenía el cabello verde como Rosa; sin embargo, no heredaría su hermosura. Es descrita como una joven de escaso tamaño; se cree que este personaje está basado en la autora, Isabel Allende.

 

Personajes de Apoyo

Severo y Nívea del Valle

Severo y Nívea son padres de Rosa, Clara y otros muchachos. La Candidatura de Severo por el partido Liberal terminó cuando su hija Rosa fue envenenada en un intento de asesinato dirigido a él, aunque Nívea sería posteriormente una destacada activista social en defensa de la liberación femenina. La pareja fallece en un terrible accidente automovilístico; ella murió decapitada y su cabeza no fue encontrada. Clara adivinaría poco después donde se encontraba la cabeza,  que fue hallada y colocada en el sótano de la casa para evitar chismes. Cuando se produce la muerte de Clara, se aprovecha para meter la cabeza de Nívea en su ataúd donde quedaría para siempre.

Theda McDoughall, La Nana

Nana es la sirvienta y niñera de las familias Del Valle y Trueba toda su vida; ella establece relaciones cercanas con todos los muchachos que cuidaría, especialmente con Clara, a la cual asustaba constantemente para hacerle hablar durante su mutismo.

Cuando Severo y Nívea murieron, se mudó a la casa de Clara para criar a sus hijos. Ella murió de susto durante el terremoto que asoló al país. Como los patrones estuvieron ausentes por varios días después de la catástrofe, ella fue enterrada sin ceremonia alguna.

Rosa la Bella (Del Valle)

Rosa es la hija mayor de Severo y Nívea del Valle, y desde su nacimiento su cabello verde y su resplandeciente belleza la hicieron sobresalir. Por esta razón, Esteban Trueba se las ingeniaría para acercarse a la familia del Valle y pedir la mano de Rosa, ya que nadie en el pueblo se atrevía a hablar con ella o cortejarla.

Esteban Trueba logra que la familia acepte su proposición dado que Nívea Del Valle no podía creer que ningún hombre la hubiera pedido aún en matrimonio; además porque no quería ser responsable de las consecuencias que su belleza acarrearía.

Rosa esperó pacientemente a Esteban  mientras este estaba trabajando en las minas para sentirse merecedor de ella. Mientras le esperaba, cosía un mantel enorme con extraños monstruos que imaginaba. De cualquier manera, la hermosa joven moriría al beber un veneno que estaba destinado para su padre, que pretendía ser candidato. Esteban, que estaba profundamente enamorado de ella, jamás la olvidaría y sería junto a Clara su amor eterno.

Barrabás

Es el perro de Clara, que llegó como un deplorable cachorro convirtiéndose en la alegre y placentera mascota de la familia Del Valle. En el día de la ceremonia de pedida de mano de Esteban a Clara, Barrabás es asesinado por un carnicero sin razón alguna y muere en los brazos de su dueña. Después de la boda, Esteban quiere sorprenderla y para eso coloca la piel curtida de Barrabás, en el centro de su cuarto. Clara, al darse cuenta que estaba parada sobe la piel de Barrabás, se desmaya. Esteban ordena que metan la piel en el sótano, donde permanecerá hasta que ,casi al final de la novela, es colocado en la casa de la esquina por Alba y su abuelo. Con las palabras “Barrabás llegó a la familia por vía marítima” comienza y finaliza la obra.

Jaime Trueba

Jaime Trueba es uno de los hijos de Clara y Esteban Trueba, mellizo de Nicolás. Jaime acude a un internado inglés; posteriormente, se gradúa en medicina y se dedica la mayor parte de su vida a ayudar a los pobres. Desarrolla una relación personal con "El Candidato", pues también era socialista. Mientras va creciendo, se vuelve fuerte, sombrío y sentimental, aunque esto siempre lo ocultó. Tuvo una estrecha relación con Alba, a la que llegó a considerar como su hija. Se caracterizaba por vivir rodeado de un túnel de libros, a los que dedicaba largas horas, al igual que en el hospital donde trataba a diversos pacientes. Jaime muere durante el Golpe de Estado donde es torturado por ser defensor del Presidente.

Nicolás Trueba

Mellizo de Jaime. A diferencia de él, es extrovertido, gracioso y espiritual. Al igual que Jaime, se educó en un internado inglés y  pasa el tiempo en buscar a qué se iba a dedicar. Dio clases de baile, lo que le hizo bastante popular y pasó muchas horas tratando de obtener los dones sobrenaturales que su madre tenía infructuosamente.

Amanda

Amanda es la amante de ambos gemelos Trueba. Cuando era joven, mantenía un idealismo existencialista; desarrolla una gran amistad con Nicolás, con el cual practicaba el amor libre. Cuando Nicolás la deja embarazada, deciden abortar. Años después, cuando el hermano de Amanda, Miguel, busca asistencia médica de Jaime para atender la drogadicción de Amanda, este la ayuda; a pesar de que se había enamorado de ella, ahora ya no era capaz de sentir lo mismo. Amanda se hace enfermera voluntaria para auxiliar a Jaime. Es asesinada durante el golpe de Estado, después de ser secuestrada y torturada para declarar la ubicación de su hermano, a lo que se negó pues se lo había prometido.

Miguel

Miguel es el amante de Alba. Cuando era niño, visitaba la casa de los Trueba con su hermana, Amanda, que era para entonces amante de Nicolás. Fue testigo del nacimiento de Alba; luego fue enviado a la escuela por sugerencia de Clara. Acudió a la universidad para estudiar Derecho. Sus ideas radicales lo llevaron a liderar protestas estudiantiles y se volvió un ferviente revolucionario. Era uno de los pocos que creía que la revolución era necesaria para que la Izquierda llegara al poder.

Después del Derrocamiento del Presidente, se convierte en un guerrillero. A causa de la conexión de Alba con él, ella es encarcelada y torturada. Posteriormente, se sabe que, durante la detención de la joven, Miguel se reunía con Esteban Trueba; incluso él fue quien le propuso que acudiera  a Tránsito Soto para pedir ayuda. Al final del libro, Alba espera en la Gran Casa su regreso.

Férula Trueba

Férula es la hermana de Esteban Trueba. Vive como una ferviente devota; se encontraba destinada a cumplir la obligación de cuidar de su enferma madre y a servir a los pobres. Ella  mostraba sentimientos de amargura por su penosa situación, incluso llegó a alegrarse de la muerte de Rosa. Se hace amiga de Clara y se muda a su casa; pronto desarrolla una relación maternal con ella. Esto tiene como resultado un conflicto con Esteban; ambos luchan por el amor de Clara y ella trata de separar a la pareja.

En un golpe de ira, Estaban  la sacaría definitivamente de la casa; ella lo condena a morir con un cuerpo tan empequeñecido como su alma, lo que se haría realidad. Muere al lado de su nieta y del espíritu de su amada Clara. Años después de la desaparición de Férula, esta aparecería  ante los miembros de la casa, luego se desvanecería y Clara diría que Férula acababa de morir en la soledad.

Pedro García y Pedro Segundo García

Residentes nativos de las Tres Marías, son fieles inquilinos de Esteban Trueba desde el principio, aunque a Pedro Segundo no le agradaba del todo el patrón.

Pedro García es conocido por su sabiduría; realiza fenómenos como terminar con una plaga de hormigas que casi destruye en su totalidad la hacienda o colocar todos los huesos de Esteban Trueba en su lugar Muere un día sentado al frente de su casa, al lado de su bisnieto Esteban García, que intenta pincharle los ojos para ver qué era esa película blanca que los cubría (cataratas). Él es también quien le cuenta a Pedro Tercero la historia de las gallinas que se rebelan ante el zorro, punto de inicio de su espíritu revolucionario.

Pedro Segundo, su hijo, se vuelve la persona  de confianza del patrón; es su administrador, y en una cierta manera, su amigo. Él tendría una gran admiración por Clara, a quien ayuda en ciertas ocasiones. Abandona las Tres Marías cuando Trueba expresa sus deseos de matar a Pedro Tercero, a quien antes había expulsado, diciendo que no quería estar presente cuando el patrón se vengara con su hijo. Sólo aparecería un instante más en la obra, durante los funerales de Clara, en los que ni siquiera saludó a su antiguo patrón.

Pancha García

La hermana de Pedro Segundo, es la primera campesina violada por Esteban Trueba. Ella fue el producto de dos generaciones de mujeres violadas. Enseña a su nieto, Esteban García, que si él hubiera nacido en el lugar de Blanca, Nicolás o Jaime, él hubiera heredado algo de la fortuna de los Trueba. Provoca que Esteban García desprecie a todos ellos, vengándose precisamente en Alba.

 

 

Esteban García

Esteban García es nieto no reconocido de Esteban Trueba, el hijo de un hijo ilegítimo (bastardo) concebido de una violación de Trueba a Pancha García, en las Tres Marías.

Esteban García desarrolla un fuerte odio hacia los Trueba. Se encuentra con Esteban cuando le revela el escondite de Pedro Tercero García por una recompensa que nunca obtuvo. En este incidente el “patrón” le haría perder tres dedos al amante de su hija. En una ocasión, cuando Alba tenía seis años, intentó abusar sexualmente de ella, situando su pequeña mano en su entrepierna. Había acudido a la casa de los Trueba para solicitarle al Senador que lo recomendara para ingresar en la Escuela de Carabineros.

Después del Golpe, el Coronel García manifiesta su odio violando y torturando cruelmente a Alba. En el fondo,  se enamora de ella pero llega a la conclusión de que su venganza es más importante.

Jean de Satigny

Un misterioso conde francés que se vuelve muy popular en la región por su comportamiento metrosexual y su interés en el arte indígena. Trabaja con Trueba para establecer un negocio consistente en despellejar chinchillas para hacer vestimenta para dama, pero el negocio fracasa. Enseguida, mostraría interés por Blanca, quien rechazaba casarse con él, a pesar de su amistad.

Satigny es quien, aparte de Clara, descubre el amor de Blanca con Pedro Tercero, y es quien los delata a Trueba. Este suceso tendría como efecto una cadena de hechos que, incluyen el abandono de Clara y Blanca de la hacienda, la pérdida de los dedos de Pedro Tercero y como eslabón final la boda de Blanca con el conde. A pesar del rechazo de Blanca, él siempre fue muy cortés con ella y jamás la tocó. Todo empezó a complicarse cuando Jean empieza a practicar el contrabando de arqueología indígena, y Blanca comienza a ver momias por la casa. Cuando Blanca finalmente descubre las orgías de Satigny con los sirvientes, ella lo abandona, poco antes de dar a luz a Alba.

Nadie volvió a saber de él; años después, Alba es llamada para identificar su cuerpo en la morgue.

Las tres hermanas Mora

Las tres hermanas Mora entablan una amistad con Clara debido a sus prácticas espiritistas; la visitaban continuamente con otros clarividentes y amantes de lo desconocido, incluyendo a El Poeta. También educaron a Nicolás y a Amanda en esas materias.

Las tres hermanas desaparecieron después de la muerte de Clara. Años después morirían, excepto Luisa, que aparecería en una ocasión más para avisarles a Esteban y a Alba de los sucesos catastróficos que afectarían a Alba y le sugirió que se marchase a otro sitio. Ella es expulsada por el Senador porque no le cree. Meses después, se llevarían a Alba, cumpliéndose la predicción de Luisa.

Tránsito Soto

Es una prostituta que tiene buena amistad con Esteban Trueba. Con el tiempo creará una cooperativa de prostitutas y homosexuales con la que ganará mucho dinero y tendrá una gran influencia en los hombres de negocio. Ella, por una deuda con Esteban, le ayudará a encontrar a su nieta y a devolvérsela.

Debemos tener en cuenta, pues, que nos encontramos ante una novela que se sitúa dentro del ámbito y las peculiaridades de la literatura hispanoamericana. Como sabemos, toda obra literaria es, en mayor o menos medida, hija de una época que influirá de una manera u otra en la obra. Esta premisa se hace latente en esta novela ya que La casa de los espíritus es la historia de una saga familiar ambientada en una Latinoamérica sacudida ferozmente por un pasado confuso e impreciso y por un presente marcado por cambios políticos y económicos, guerrillas, enfrentamientos de clases sociales fuertemente diferenciadas, dictaduras, en definitiva, lucha por las libertades.

 

Este trasfondo histórico tendrá gran importancia en la obra, pues los abusos de poder y las injusticias a las que el gran latifundista, Esteban Trueba, somete a los campesinos que trabajan sus tierras, y, específicamente, la violación de una de las campesinas, Pancha García, será la chispa que desencadene una serie de circunstancias trágicas que marcan profundamente el destino de todos y cada uno de los personajes de la novela y que los conducirá irremediablemente hacia la fatalidad, el error y , a la postre, la infelicidad.


La novela se estructura sobre la técnica literaria de la falsa autoría: la verdadera historia se encuentra escrita en unos cuadernos, los cuadernos de anotar la vida, por la mano de una de sus protagonistas, Clara. Casi cincuenta años después, Alba, la última mujer de la saga, rescata los cuadernos, donde su abuela Clara, desde niña y hasta su muerte, ha ido anotando la historia de toda la familia.

 

La historia se estructura, así, como una serie de eslabones sueltos, de relaciones causa-efecto, que sólo al final forman una cadena. Isabel Allende se vale de esta técnica para dotar al relato de una falsa realidad. Esta pretendida realidad choca profundamente con uno de los ingredientes más peculiares y fascinantes de la novela: el realismo mágico.

 

Esta técnica consiste en fundir la realidad narrativa con elementos fantásticos y fabulosos, de modo que la magia, la fantasía, el mundo de los espíritus, pasa a formar parte de la cotidianidad.


De este modo se despliega una serie de apariciones fantasmales, supersticiones, clarividencias, videncias y sueños premonitorios, que conviven en perfecta armonía con la más absoluta mediocridad cotidiana.


Este mundo espiritual, fascinante y delirante es el mundo de las protagonistas femeninas, de la saga de mujeres de la familia, cuyos nombres también están cargados de simbolismo: Nívea, Rosa, Clara, Blanca y Alba. El mundo de los hombres choca con todas estas extravagancias, es el mundo de lo material, de la lucha por el poder, la sangre y el dolor, de la posesión y dominio de cosas y personas. Estos dos mundos se mezclan y se influyen en el que es el ingrediente fundamental de la novela: la búsqueda de la felicidad.

 

En definitiva todos y cada uno de los personajes buscan la felicidad, unos en el mundo de la espiritualidad, de la magia de lo irreal, otros en el amor, otros en el poder, en la


venganza… pero ninguno de ellos la hallará.

 


La trama está plagada de elementos fascinantes que ejercen gran magnetismo sobre el lector desde las primeras páginas. Se abre la historia presentando el árbol genealógico por la rama de las mujeres de la saga. Se nos presenta a Severo del Valle y su esposa Nívea, padres de Rosa y Clara, entre otros. Rosa, la niña de piel transparente, cabellos verdes y ojos amarillos; se nos presenta como un ser casi de otro mundo.

 

Esta niña está prometida con Esteban Trueba, marcado por una historia familiar de pobreza y deshonra que intenta conseguir dinero trabajando en unas minas. Clara se nos presenta como una niña con poderes extraordinarios, con el don de la clarividencia, de los sueños premonitorios. Los avatares de la historia nos llevarán a que finalmente es Clara la que se casa con Esteban Trueba. Esta unión será el tronco esencial de la historia.

 

Esteban Trueba, gracias a su trabajo y gran esfuerzo convierte unas tierras abandonadas y sin valor en fructífero y rico latifundio, Las Tres Marías. Allí en aquel espacio cometerá grandes abusos; sin duda, el más importante será la violación de Pancha García, hija del  viejo Pedro García, capataz de Las Tres Marías y hermana de Pedro García Segundo, uno de los campesinos que ofreció más oposición a Esteban Trueba.

 

Pancha engendrará un hijo fruto de esta violación. Esteban Trueba la echa de la casa. El destino caprichoso hace que la hija legítima de Esteban Trueba, Blanca, y el hijo de Pedro Segundo García, Pedro Tercero García, se enamoren. Esteban se opone fuertemente a estos amores, por el odio que le une al progenitor del muchacho, pero esta oposición sólo consigue unir más a los amantes, hasta el punto que Blanca concibe una hija de Pedro Tercero, Alba.

 

Para tapar esta infamia de la hija, Esteban la obliga a casarse con un tipo extravagante e interesado que no la ama y que la hará muy desgraciada hasta que ella consigue escapar


de esa situación.


 

Finalmente, el nieto de Pancha García, Esteban García buscará vengarse de la infamia cometida en el pasado con su abuela, en la nieta de Esteban Trueba, Alba, aprovechando su situación de poder militar, en un tiempo envuelto en conflictos bélicos; el hijo de la mujer violada, se convertirá en violador. Alba, embarazada, consigue escapar y regresa a casa de su abuelo donde rescata los cuadernos de su abuela. Junto a su abuelo consigue escribir esta historia y dar respuesta, de este modo, a los interrogantes de su vida; con los cuadernos consigue que todas las piezas del puzzle encajen. Sólo al escribir la historia entiende que su misión es acabar con un odio que se ha prolongado demasiado, y así esperar en paz a su amado Miguel.

 

La casa de los espíritus es la historia de una búsqueda fracasada. Los fracasos y frustraciones de los unos repercutirán en los otros. Es una historia de sentimientos tan profundos y tan atemporales como el amor, el odio, la esperanza … sentimientos representados por seres profundamente humanos, con un pasado que les pesa, un presente del que quieren huir y un futuro incierto, dominados por sus pasiones, sus


miedos, sus dudas, su pasado.


 

Amor, odio, sensualidad, magia, sangre, guerra, dolor, hacen de La casa de los espíritus una apasionante novela capaz de transportarnos a un mundo cargado de historia, un ambiente lejano, fascinante, extravagante, y tan presente que llega a convertirse en un


ente más de la novela.


 

Personajes, lugares, situaciones… todo cobra vida propia en esta novela, incluso el mundo irreal, el mundo de la magia, de los espíritus.

 

TEMAS  EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS

La lucha de clases

Los personajes principales en La casa de los espíritus vienen de dos clases antagónicas: la aristocracia terrateniente y los campesinos. La mayoría de la población de América Latina, así como todos los personajes en la novela, pertenecen a una de estas dos clases. Esencialmente, la única distinción de clase de otros que pudieran extraerse es la ocupada por los de la administración pública. Los campesinos pueden ingresar en la policía o el ejército y tener acceso a la educación y a un estado de clase superior, que es el caso de Esteban García.

Las familias Valle y Trueba representan los terratenientes criollos de clase alta (un criollo es una persona que es nacida y criada en Sudamérica, pero es un descendiente directo de españoles), mientras que los García representan a los campesinos. Las dos clases entran en conflicto debido a que uno (superior) es propietario del terreno que el otro (inferior) trabaja. Especialmente en las zonas rurales, tales como Tres Marías, las clases altas tienen el control de toda la infraestructura. Como las clases altas prosperan, el conflicto aumenta cuando la prosperidad no se distribuye por igual.

Se presentan diferentes actitudes hacia esta desigualdad en la casa de los espíritus. Esteban Trueba representa la visión conservadora que cree que el statu quo debe mantenerse y que no hay ninguna razón para que los campesinos compartan la riqueza de la clase alta o para cambiar su situación. Pedro Tercero García representa a los campesinos revolucionarios, que trabajará para hacer que el cambio ocurra. Las mujeres Trueba, así como Jaime, representan el apoyo a los campesinos. Esto establece una importante alianza entre todos los que están subyugados por el sistema patriarcal.

Simplemente al hacer de la lucha de clases uno de los temas principales de la novela, La Casa de los Espíritus apoya la opinión de los campesinos. La narración en tercera persona de la historia es, de hecho, el punto de vista de Alba, una firme partidaria de la revolución socialista. Alba's views also prevail in the retrospective commentary of Esteban Trueba, who slowly comes to accept his granddaughter's position.  Esteban Trueba, poco a poco, llega a aceptar la posición de su nieta.

El Poder de la Mujer

Las protagonistas de la novela son las mujeres que trabajan de diferentes maneras para hacer valer sus derechos.  En La casa de los espíritus Clara, Blanca y Alba siguen siendo el foco de la historia, mientras que Esteban, Pedro Tercero, y Miguel entran en la historia, porque son los hombres con los que las mujeres comparten el amor o  la vida. Experiencias particularmente esenciales para la vida de las mujeres dominan así como los principales acontecimientos de la historia. Por ejemplo, las descripciones detalladas de cada parto y el aborto, así como la presentación de la violencia física y sexual contra las mujeres.

Aparte del compromiso de Nivea para el sufragio femenino, las mujeres rara vez condenan explícitamente la desigualdad de género. La vida de cada mujer está, sin embargo, marcado por ella. Todas las mujeres en la casa de los espíritus son mujeres fuertes que no se pliegan a los malos tratos. Eligen respuestas sutiles de las situaciones,  en lugar de la rebelión abierta. Este método de la resistencia puede ser visto como particularmente femenino. Si la violencia y la actividad son los rasgos masculinos, mientras que la dulzura y la pasividad son femeninos, la casa de los espíritus demuestra que esto no significa  que los hombres realizar cosas y las cosas cambian, mientras que las mujeres provocan cambios más drásticos y de  efecto más duradero. Los métodos de las mujeres  son más sutiles; por ejemplo, la alfabetización y la atención sanitaria básica, el establecimiento de las maldiciones y la negativa a  hablar son mucho más eficaces para exigir un cambio permanente.

La importancia de la Genealogía

Aunque la genealogía es un tema sutil en la novela es, en última instancia, la fuente del desenlace. Casi todos los personajes de la historia pertenecen a tres familias: la del Valle, la familia Trueba o bien  la familia García.

El nombre de la familia o la genealogía a la que pertenece cada uno determina su carácter o su posición de clase En la novela, es menor el peso de los genes que comparten e importa más el  nombre que llevas.

Civilización contra barbarie

El país sin nombre en la casa de los espíritus, el Chile de Allende, se divide entre la ciudad moderna y desarrollada y otra rural; Uno de los más antiguos modelos para la comprensión de las grandes diferencias en la cultura de América Latina es el de la cultura frente a la naturaleza o de la civilización contra la barbarie.

La visión tradicional de la civilización frente a la  surge de la necesidad de ser productivos. La civilización  se asocia con las clases altas y las ciudades donde todo es racional y ordenado. While several of the characters in The House of the Spirits subscribe to these traditional views, the novel works to break down any neat divisions between civilization and barbarity. Aunque varios de los personajes de La casa de los espíritus suscriben puntos de vista tradicionales, la novela trabaja para romper cualquier división clara entre la civilización y la barbarie. Las creencias y prácticas de aquellos que creen ser civilizados se muestran a menudo como símbolo del ser inhumano, irracional e  ineficaz. Al mismo tiempo, los campesinos de la "barbarie" demuestran actitudes en muchos casos más sensatas.

Motivos

Escritura

La Casa de los Espíritus comienza y termina con el narrador  que hace referencia explícita a su uso de las notas de Clara con el fin de escribir la historia. Por supuesto, las palabras de este narrador fueron escritas por Isabel Allende. Las alusiones a la escritura de Clara impregnan la novela. Special attention is given to the ways in which each woman learns to write, and the moments when writing acquires meaning in her life. Se presta especial atención a las formas en que cada mujer aprende a escribir, y los momentos en que la escritura adquiere sentido en su vida. Tanto Clara y Alba, primero aprenden a escribir y aprenden a utilizar la escritura.

  La escritura es un testimonio tanto personal como político al dar a conocer su difusión a un público más amplio que puede ser capaz de aprender o incluso remediar el testimonio de los acontecimientos. En el plano personal, Alba y otros miembros de familia son capaces de armar su "verdadera" historia de la familia basada en los escritos de Clara. En  el plano político, Alba es capaz de dar testimonio de los abusos de poder del régimen militar a través de su escrito. La escritura de Alba es también una metáfora de la escritura de Isabel Allende de La casa de los espíritus, como un testimonio de los acontecimientos que tuvieron lugar en su Chile natal durante su vida.

Destino

Chance or strange twists of fate recur repeatedly in The House of the Spirits . Casualidad o giros extraños de destino se repiten varias veces en La Casa de los Espíritus. Estos están centrados en la clarividencia de Clara, que le permite comprender los destinos de las personas y predecir el futuro. También la estructura de la trama, que gira en torno a los encuentros y reencuentros de los miembros de la familias y con su entorno natural y política.

Each of the romantic couples in the novel meets seemingly by chance at a young age and years later realizes that things were meant to be. Cada una de las parejas de la novela se reúne aparentemente por casualidad a una temprana edad y,años más tarde, se da cuenta de que las cosas estaban destinadas a ser; los hechos persisten a través de una extraña combinación de azar y de diseño, también lo hacen las otras conexiones, como la amistad y las deudas.

Although Clara must come to realize that she can predict but not change the future, fate is not an entirely arbitrary experience in The House of the Spirits . Rather, each character's fate is the result of all of their actions, great and small, just as the country's fate is determined by the particular combination of political influences that those characters exert. Aunque Clara se da cuenta de que puede predecir, pero no cambiar el futuro, el destino no es una experiencia totalmente arbitrario en la casa de los espíritus. Más bien, el destino de cada personaje es el resultado de todas sus acciones, grandes y pequeñas, como el destino del país está determinado por la particular combinación de influencias políticas que los personajes ejercen.

 

ASPECTOS POLÍTICOS Y SOCIALES REFLEJADOS EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS

La historia se desarrolla en un período que abarca casi un siglo, contando la vivencias de Esteban y Clara, de su hija Blanca y Pedro Tercero García, y de Alba y Miguel, cuyas vidas se vieron influidas por el golpe de estado dado por las fuerzas militares chilenas, ayudados por estafas y boicots por parte de las clases altas. A lo largo de la novela los personajes se mueven en medio del entorno social y político de la época, a lo que se suman los elementos mágicos introducidos por la autora.

La novela, sin retruécanos ni yuxtaposiciones da cuenta de la historia de una familia perteneciente a un segmento de la oligarquía chilena venida a menos, pero que gracias a un golpe de fortuna y perseverancia consigue recuperar su feudalismo, dinero y potestad. El peso de la historia descansa en la vida personal de Esteban Trueba, quien de ser hijo de madre viuda, arruinada y enferma terminal, pasa a convertirse en minero y latifundista rico. Posteriormente, como suele ser el recorrido natural de los hombres adinerados por estas tierras, llegará a ocupar un escaño en el Senado de la República, con todas las características de los políticos conservadores chilenos de mediados de siglo,

Sorprende el universo femenino de la novela, en tanto paradigma contestatario a las mujeres de su misma clase. Nada tienen que ver las presencias femeninas de La casa de los espíritus, con el prototipo de mujer proveniente de la clase alta chilena. Las mujeres de Isabel Allende, responden más bien al estereotipo de mujer clase media educada, extravagantes y soñadoras, pero todavía muy entregadas a las tareas y responsabilidades del hogar. Tal es el caso de Férula, hermana del senador, de su hija Blanca, y también de su misma nieta Alba, aún cuando encarna -sólo en parte- a las jóvenes feministas del Chile de los años 70.

El contraste del mundo masculino con el femenino, aparece nítidamente registrado y se corresponde con la época descrita, cuando los roles estaban demarcados por la barrera del sexo. Así, el senador Trueba siempre será el sostenedor de la familia, el hombre fuerte ante la adversidad, el único que puede poner en orden el mundo material. Machista, autoritario al punto de sentirse con derecho a golpear a su esposa con tal de imponer su voluntad. Pero también dotado de cierta piedad humana, consistente y natural. Isabel Allende salva así a su personaje de la caricatura, dotándolo con todos los rasgos del hombre de carne y hueso, y no cae en ese error tan común en nuestra literatura nacional, especialmente en algunos autores de la generación del 50, que no resisten la tentación de hacer de sus personajes una caricatura, registrándolos como seres enteramente perversos, enteramente buenos, o sencillamente ridículos. Lo mismo ocurre con Pedro García y sus descendientes, y por eso nos parecen creíbles.

La relación vertical entre empleado y patrón está muy bien retratada de acuerdo a la época descrita, previa a la Reforma Agraria, y también la que surgió después como consecuencia de ésta, cuando el campesinado pasó a ser dueño de la tierra, enfrentando y enrostrando al patrón. Con posterioridad al Golpe, y ya en plena dictadura, puede verse también como las relaciones retoman su curso natural, imponiéndose otra vez la ley de la casta más fuerte.

El exceso de autoritarismo por parte de la sociedad machista de la época, conlleva a una falta de compromiso ideológico que aparece marcado en las mujeres de La casa de los espíritus, a quienes vemos entregadas más por motivos amorosos a la ideología de sus amantes que por otra causa, y afectadas por una patología mental que hará crisis a partir de los 70, conocida con el nombre de depresión. Así Clara, sabemos, pasa por largos períodos de mutismo inexplicable, para luego sumergirse en sesiones de espiritismo que son otra forma de evasión de la realidad. Clara, como esposa vive más preocupada de los muertos que de los vivos, extraviada en sus propias fantasías, ajenas a la realidad y sus necesidades. Sus obligaciones descansan en la servidumbre y en su cuñada Férula, acaso la única mujer de la novela con los pies puestos en la tierra, y a quien, sin embargo, su hermano termina por expulsar de la casa cuando advierte que tiene el talante suficiente para disputarle su autoridad. La relación con Esteban Trueba, su esposo, está marcada por una conducta sexual machista, en tanto se proyecta como objeto del deseo de Trueba, sin encarnar otros aspectos de la relación amorosa.

La narración acota el proceso social e ideológico vivido en Chile hasta la llegada de la dictadura desde una óptica bastante pluralista, consiguiendo una polifonía de voces interesantes y muy poco trabajadas por los escritores chilenos de su misma generación.

La cultura de la subordinación.

Aun cuando parte importante de la novela se desarrolla en la ciudad, es la hacienda como espacio simbólico la que domina el texto. La “casa de los espíritus” es en propiedad, la casa que la familia posee en la ciudad, la casa en la que Clara Trueba recibe a quienes practican el espiritismo y otras artes esótericas, poetas y artistas, “aquel inmenso carromato lleno de alucinados”, pero también a los ‘desposeídos’. ¿Por qué entonces pareciera que todo empieza y termina en las Tres Marías, la hacienda que los Trueba poseen en el sur de ese país latinoamericano cualquiera en que Allende sitúa a sus personajes? Precisamente, porque los referentes de ese país se encuentran más en el campo que en la ciudad, en la tradición que en la modernidad, en la violencia que en la razón, y en la circularidad del mito. Como en otros lugares, lo que se nos ofrece aquí es una versión de la identidad latinoamericana que releva el mito de la violencia originaria ya no ejercida por el conquistador extranjero, sino que reproducida por el señor de la hacienda sobre su familia y sus inquilinos.

La actualización del mito: el ritual de la violencia sexual.

En el caso de la novela de Allende, lo que resulta interesante no es tanto lo representado -la hacienda, la familia patriarcal y las relaciones de inquilinaje, sino cómo es representado, especialmente porque la tensión que recorre la novela entera no es otra que el conflicto de clases, un conflicto producto de un orden social aparentemente inmutable -a pesar de las transformaciones históricas- y que comienza a desmoronarse paulatinamente, a medida que los trabajadores del campo y la ciudad van haciéndose conscientes de sus derechos. No obstante, el conflicto no parece tener resolución alguna sino es en el plano mítico, donde es transmutado en una suerte de destino fatal -y peligrosamente naturalizado- que recae sobre el cuerpo de las mujeres: la violación por los hombres de otra clase social, con los cuales mantienen vínculos de parentesco. Vínculos que son determinados por una voluntad masculina, y reproducidos a través del cuerpo de las mujeres.

“Su sentido práctico le indicó que tenía que buscarse una mujer y, una vez tomada la decisión, la ansiedad que lo consumía se calmó y su rabia pareció aquietarse. (…) La acometió con fiereza incrustándose en ella sin preámbulos, con una brutalidad inútil (…) Pancha García no se defendió, no se quejó, no cerró los ojos. Se quedó de espaldas, mirando el cielo con expresión despavorida, hasta que sintió que el hombre se desplomaba con un gemido a su lado. Antes que ella su madre, y antes que su madre su abuela, habían sufrido el mismo destino de perra. (La Casa de los Espíritus. Pp. 67-68)

“Sospecho que todo lo ocurrido no es fortuito, sino que corresponde a un destino dibujado antes de mi nacimiento y Esteban García es parte de ese dibujo. Es un trazo tosco y torcido, pero ninguna pincelada es inútil. El día en que mi abuelo volteó entre los matorrales del río a su abuela, Pancha García, agregó otro eslabón más a la cadena de hechos que debían cumplirse. Después el nieto de la mujer violada repite el gesto con la nieta del violador y dentro de cuarenta años, tal vez, mi nieto tumbe entre las matas del río a la suya y así, por los siglos venideros, en una historia inacabable de dolor, de sangre y de amor”. (La Casa de los Espíritus p.452)

Los párrafos citados corresponden a dos momentos distintos del relato. Más específicamente: al comienzo y el fin de la historia, si bien esto es relativo, porque el ‘gesto’ de la violación parece ser interminable. El primer párrafo corresponde a la voz de Esteban Trueba y el segundo a la de Alba, su nieta. Aquel viola a la ‘primera mujer’ producto de una ‘naturaleza fornida y sensual’ que lo desborda, mientras Alba se convierte en el instrumento de la venganza de Esteban García, el nieto de Pancha García, nieto a su vez de Esteban Trueba. El linaje de los huachos saldaría cuentas en el cuerpo de las mujeres de los ricos. Pero entonces, tanto las mujeres ‘condenadas al destino de perra’, como las otras, son sólo el objeto de un conflicto entre furiosos varones de una misma estirpe.

Estereotipos de clase y género: la reproducción de las diferencias.

Alba y Pancha García parecen estar condenadas a someterse a este destino ‘inexorable’ de la venganza, y no ofrecer resistencia, cuando la primera dice:

“Quiero pensar que mi oficio es la vida y que mi misión no es prolongar el odio, sino sólo llenar estas páginas mientras espero el regreso de Miguel, mientras entierro a mi abuelo que ahora descansa a mi lado en este cuarto, mientras aguardo que lleguen tiempos mejores, gestando la criatura que tengo en el vientre, hija de tantas violaciones, o tal vez hija de Miguel pero sobre todo hija mía”. (La Casa de los Espíritus, p.453)

Pero Alba no estaba condenada al destino de perra, sino que ha ocupado ese lugar como víctima de una venganza. Una vez que se produce el golpe de Estado narrado en la novela, el personaje es apresado, torturado y violado por Esteban García, un oscuro coronel que encuentra el momento preciso para ejecutar el ritual de la violencia.

“Un día el coronel García se sorprendió acariciando a Alba como un enamorado y hablándole de su infancia en el campo, cuando la veía pasar a lo lejos, de la mano de su abuelo, con sus delantales almidonados y el halo verde de sus trenzas, mientras él, descalzo en el barro, se juraba que algún día le haría pagar cara su arrogancia y se vengaría de su maldito destino de bastardo (…) Ordenó que pusieran a Alba en la perrera y se dispuso, furioso, a olvidarla”. (La Casa de los Espíritus, p.433)

Alba llega a esa posición porque ha salvado la vida otros perseguidos políticos, porque se ha hecho parte de una lucha que no le corresponde, y sobre la cual el mismo personaje tiene dudas en un principio. Dudas que se resuelven a través del amor que siente por Miguel, el estudiante de Filosofía, que luego se convertirá en el jefe de la guerrilla que lucha en la clandestinidad.

“Miguel hablaba de la revolución. Decía que a la violencia del sistema había que oponer la violencia de la revolución. Alba, sin embargo, no tenía ningún interés en la política y sólo quería hablar de amor. Estaba harta de oír los discursos de su abuelo, de asistir a sus peleas con su tío Jaime, de vivir las campañas electorales. La única participación política de su vida había sido salir con otros escolares a tirar piedras a la Embajada de los Estados Unidos sin tener motivos muy claros para ello (…) Pero en la universidad la política era ineludible”. (La Casa de los Espíritus, p.336)

Alba llega por una mezcla de amor y rebeldía a hacerse parte de la lucha del Pueblo, pero no por un convencimiento profundo de lo que está haciendo, y a pesar de todo logra sobrevivir al ‘espanto’. Pero hay otra mujer que tiene peor destino. Me refiero al personaje de Amanda. Ella aparece en la mitad del relato, emerge del mundo de las artes esotéricas, del mundo femenino de Clara, y al cual pertenece uno de sus hijos: Nicolás, quien seducirá a todas las mujeres de la hacienda, pero sin la violencia del padre, sino con la suavidad de la madre, “con artes de galantería que jamás se habían visto en la zona”.

Amanda, un poco mayor que él, “lo inició en la meditación yoga y en la acupuntura”; luego se inicia en la filosofía existencialista, se viste de negro y experimenta con drogas. Parece ser una mujer completamente independiente y autónoma que despierta el interés de los dos hermanos Trueba -Jaime y Nicolás- pero que esconde un secreto: la pobreza de su condición de clase media, de vida en pensión y a cargo de un hermano pequeño.

Esa mujer perteneciente a la “silenciosa clase media que se debatía entre la pobreza de cuello y corbata y el deseo de emular a la canalla dorada” (p. 249). Las mujeres Trueba son finalmente parte de un mismo linaje, así como los varones que las poseen como territorio en disputa; Amanda no. Ella adopta modas, ideas, muta permanentemente y por ello su destino es el más trágico.

No se nos dice cuál fue exactamente el camino que recorrió Amanda, pero al parecer experimentó demasiado. A pesar de que se recobra de la adicción a las drogas, un renovado amor por Jaime -el hermano Trueba ‘correcto’- le entregará una felicidad ilusoria, y finalmente morirá en medio de las torturas a las que las someten los militares para que delate a su hermano. Cumpliendo su destino: dar la vida por Miguel, simulando ser su madre, simulando estar en el mundo. Simulando, como su clase.

Cabe señalar brevemente, que la figura de los hermanos Trueba, los varones, es bastante particular. Jaime y Nicolás son más bien hijos de la madre que del padre. Son educados en un colegio inglés, lejos de la hacienda, lejos de la religión católica, lejos de una serie de costumbres que reproducen el orden hacendal. Y efectivamente ambos pertenecen más al mundo de la ciudad que del campo, a las amistades y conocimientos de la madre. Y es en este contexto urbano donde se relacionan con Amanda, la otra mujer. Pero sus destinos también son trágicos, al menos el de Jaime, médico que cumple una suerte de apostolado en los sectores populares de la ciudad, cercano al Presidente, no comparte la idea de la violencia, pero es víctima de ella. Mientras, Nicolás desaparece de la historia expulsado por el padre, que no soporta su conducta.

De estos destinos ya marcados, la única figura femenina que consigue salir indemne, y al contrario, obtiene una cuota de poder real en el mundo, es Tránsito Soto: la prostituta emprendedora y comprensiva (un viejo estereotipo), que gracias a un préstamo que le hace Esteban Trueba, cuando trabajaba en el prostíbulo del pueblo cercano a las Tres Marías, pone un negocio propio y llega a hacerse famosa en el círculo de los poderosos. Tránsito, sobrevive a los cambios políticos y económicos, pero menos a los sociales, la ‘liberación femenina’ parece no convenirle:

“(…) porque por culpa de la libertad de las costumbres, el amor libre, la píldora y otras innovaciones, ya nadie necesitaba prostitutas, excepto los marineros y los viejos. Las niñas decentes se acuestan gratis, imagínese la competencia, dijo ella”. (La Casa de los Espíritus, p.437)

Tránsito maneja un conocimiento oculto a los ojos de las mujeres comunes y corrientes, pero tal vez lo que permite a Tránsito Soto sobrevivir, es el reconocimiento de la autoridad. Tránsito ha migrado del campo a la ciudad, y se ha integrado a ella materialmente, pero se mantiene en los márgenes de lo que representa. A pesar del éxito económico obtenido, de la red de influencias que maneja, décadas después de su primer intercambio con Trueba, éste seguirá siendo su patrón, no se encuentran en un plano de igualdad. Al reconocerlo como tal, reconoce su propio lugar en el orden social, porque su poder emerge precisamente de aquello que se oculta: la sexualidad.

La familia como metáfora de la nación. “Rescatar la memoria del pasado”

En la novela de Allende, las mujeres y hombres cobran sentido a partir del orden familiar, y desde allí sus figuras son proyectadas hacia el mundo exterior. La familia Trueba-del Valle es la que articula el orden, incluyendo y excluyendo; los únicos que se mantienen fuera, pero no logran constituir una familia son los hermanos Trueba (el lado masculino, el hermano de Clara y los hermanos, son libres pero solitarios) las mujeres se relacionan con los hombres del pueblo, con los otros hombres, en una suerte de mestizaje invertido.

No mencioné a Clara del Valle, la madre, porque ella de alguna manera está presente en toda la narración. Son sus diarios de vida -los ‘cuadernos de anotar la vida’- los que articulan el relato. Hacia el final sabemos que una de las voces que narran la historia de los Trueba es la de Alba, que ha rescatado la memoria de su familia a través de los diarios de su abuela. Y a través de ellos ha conseguido sobrevivir al ‘espanto’, de alguna forma ha recuperado su identidad, diremos nosotros. Hay otra voz, que corresponde a la de Esteban Trueba, quien de alguna manera al ir narrando la otra parte de la historia, va justificando sus acciones. Pero sospecho que ambas voces son expresión de una misma conciencia, que parece desdoblarse en una voz femenina y otra masculina, pero que hablan desde la misma clase. Las mujeres del campo sometidas a la violencia sexual del patrón, son ‘habladas’ por las otras mujeres, homologando sus experiencias pero eludiendo el significado de esa violencia desde su propia experiencia más allá de ocupar el lugar que antes tuvieron sus madres y abuelas. Son representadas como parte de lo mismo. Efectivamente lo son, al convertirse en madres de los hijos no reconocidos, se hacen parte de un mismo linaje, y es ahí donde además parece estar la fuente del

La historia de Chile es la historia de los Trueba, la alianza matrimonial, los vínculos de parentesco existentes entre la oligarquía y la alta burguesía, entre los conservadores y los liberales, entre el laicismo y la religión, etc. Vínculos que hacen del castigo a los iguales, algo intolerable. La identidad cultural emerge de la homogeneización: somos todos iguales porque tenemos un origen y un destino común. El conflicto surge entonces entre los Trueba legítimos y los bastardos, los que son reconocidos como iguales y los no reconocidos, los excluidos. Por lo tanto, el quiebre que se produce al final de la historia es un quiebre entre parientes que han sido negados. El rencor y el resentimiento de personajes oscuros y planos como el de Esteban García, sólo encuentra en la coyuntura histórica la oportunidad de desatar la violencia como parte de su búsqueda de reconocimiento. Pero si la violencia ya está escrita en el libro de los Trueba, no deja de ser una metáfora inquietante sobre el destino de nuestra sociedad.-

EJEMPLOS DE PREGUNTAS

 

La casa de los espíritus

 

    • Rasgos temáticos y formales de la nueva narrativa hispanoamericana y su reflejo en La casa de los espíritus
    • Análisis de los protagonistas de  La casa de los espíritus
    •  Aspectos políticos y sociales reflejados en La casa de los espíritus
    • El ‘realismo mágico’ y La casa de los espíritus

 

Otros novelistas dignos de interés son: Augusto Roa Bastos, paraguayo, autor de Yo el Supremo (1974); Guillermo Cabrera Infante, cubano, autor de Tres tristes tigres (1965) y La Habana para un infante difunto (1979); Manuel Puig, argentino, conocido por Boquitas pintadas (1969) y El beso de la mujer araña (1976); José Donoso, chileno, con novelas como El obsceno pájaro de la noche (1970) y Casa de campo (1978); Mario Benedetti, Juan José Arreola, Alfredo Bryce Echenique, etc.

 

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