Los fascismos resumen

 


 

Los fascismos resumen

 

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Los fascismos resumen

 

LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA Y EL ASCENSO DE LOS FASCISMOS   (1918-1939)

 

PERIODO DE ENTREGUERRAS = INESTABILIDAD ECONÓMICA (crisis de posguerra, de 1929 y Gran Depresión)= INESTABILIDAD POLÍTICA: CRISIS DE LAS DEMOCRACIAS

 

CAUSAS PROFUNDAS                                                                   CONSECUENCIAS

-crisis partidos políticos liberales

(pérdida de  base social, programas anticuados,                        -gobiernos inestables

responsables de la guerra y sus tratados de paz)                                        e

-crisis económica (paro, insatisfacción de las              IMPOSICIÓN REGÍMENES AUTORITARIOS

clases medias)                                                                                    (DICTADURAS) en países con

-repercusiones de la revolución soviética (temor  entre                  -escasa tradición democrática

 la burguesía y crecimiento de los partidos comunistas                  -inestabilidad social

y de la movilización obrera)                                                           (este y sur de Europa años 20// países

                                                                                                              centroeuropeos años 30)

 

ASCENSO DE LOS FASCISMOS

CAUSAS: -la guerra provoca pérdidas económicas y refuerza el revanchismo por considerarse

                      “humillados”

                   -la crisis económica

                   -la crisis de los sistemas democráticos

 

IDEOLOGÍA FASCISTA- NAZI:

Aunque hay diferencias entre ellos estas son las características generales:

  • Exaltación del Estado omnipotente y totalitario
  • Defiende la desigualdad de los hombres
  • Superioridad racial y antisemitismo
  • Filosofía de la víctima propiciatoria: el mundo dividido en amigos y enemigos
  • Nacionalismo exacerbado: nace de la humillación de la derrota (Alemania nazi) o de la victoria sin provecho (Italia fascista)
  • Primacía de lo irracional, del fanatismo, de la violencia y del dogmatismo

 

ESQUEMA DEL FASCISMO/NAZISMO

 

POLÍTICA  INTERIOR                    POLÍTICA ECONÓMICA                               POLÍTICA EXTERIOR

Sumisión del individuo al Estado  Planificación estatal de la economía                         Nacionalismo agresivo

Partido único                                       Autarquía                                                            Imperialismo

Represión de la oposición                 Corporativismo                            Rechazo a organismos internacionales

 

 BASES SOCIALES HETEROGÉNEAS

 

 DIFERENCIAS BÁSICAS ENTRE DEMOCRACIA Y TOTALITARISMO

 

ORIGEN DEL PODER

QUIEN EJERCE EL PODER

RÉGIMEN

DEMOCRÁTICO

-Soberanía popular.

Poder relegado en representantes elegidos.

-Hay elecciones y referéndum

-Igualdad de los ciudadanos ante la ley.

-Sistema parlamentario

-Separación de poderes:

*Ejecutivo: gobierno y/o jefe del

Estado depende del poder Legislativo.

*Legislativo: una o dos cámaras de representantes elegidos por  ciudadanos

RÉGIMEN

TOTALITARIO

-Personal u oligárquico (líder carismático)

-No hay elecciones o se simulan.

Hay plebiscitos.

-Jerarquía de ciudadanos o simulación de igualdad

-Concentración de los poderes en un jefe fuerte o un partido.

 Papel simbólico de las asambleas.

-La autoridad del Estado se ex-tiende a todas las facetas de la vida económica, social y privada.

-El partido controla el Estado.

 

 

LA ITALIA FASCISTA

1.- Ascenso del fascismo al poder (1919-1922)

-Crisis de la democracia en 1922, a causa de:

* deseo de revisar los acuerdos de paz (“victoria mutilada”, insuficiente) = nacionalismo exaltado y revanchista de los “arditti” //

1919 Mussolini fundó los Fasci di combattimento = Partido Nacional Fascista 1921 (programa populista, nacionalismo y sindicalismo revolucionario)

* crisis económica de la posguerra (1919-21) y miedo a la revolución social (campesinos y obreros ocupan latifundios y fábricas)

* debilidad instit. democráticas=gobiernos inestables,partidos divididos por luchas internas

-Ante esta situación Mussolini organizó la “marcha sobre Roma” (1922), golpe de Estado = Víctor Manuel III le encarga la formación de gobierno con el beneplácito del ejército y de los empresarios.

 

2.- Consolidación del régimen fascista

1º.- 1922-24 mantiene formalmente un gobierno de coalición y la vida parlamentaria, pero restringe gradualmente las libertades y reprime la oposición política y sindical // ganan fraudulentamente las elecciones de 1924 (asesinato de Matteoti, diputado socialista, que denuncia el fraude)

2º.- 1925-1945 Dictadura fascista:

  • Aspectos políticos: proceso de implantación de un Estado corporativo-totalitario:

-Mussolini = DUCE

-Ley Rocco (1926) = prohibición partidos y sindicatos, excepto PNF // creación del corporativismo (patronos y obreros se encuadran obligatoriamente en corporaciones para negociar con el Estado)

-Paulatina sustitución de las instituciones estatales por órganos del partido fascista:

-el parlamento se mantiene, aunque desvirtuado, al depender del Gran Consejo Fascista; en 1939 es sustituido por la Cámara de los Fasci y de las Corporaciones.

-las autoridades provinciales y municipales son nombradas por el gobierno entre miembros del partido fascista

  • Aspectos económicos: dirigismo económico:

-Política económica tendente a la autarquía (autoabastecimiento)

-Intervencionismo estatal:

-programas para fomentar la producción agraria (“batallas”) y  la natalidad

-proteccionismo industria nacional = orientación militarista// obras públicas

-concentraciones empresariales

-el Estado a través del IRI controla los sectores más importantes de la economía

  • Aspectos sociales: estricto control de la sociedad:

-control de la opinión pública a través de los nuevos  medios de comunicación (radio, cine)

-control de la educación, fascista y religiosa

-estimular la afiliación al partido

-obligar a jóvenes y niños a participar en organizaciones fascistas.

-Se atrajo a la Iglesia con los Pactos de Letrán (1929)

  • Aspectos de política exterior: expansionismo para satisfacer las aspiraciones “irredentistas”:

-remilitarización, sobre todo en los años 30

 

LA  ALEMANIA NAZI

1.- La República de Weimar y la ascensión del nazismo (1918-1933)

-La República democrática de Weimar tuvo que afrontar los siguientes problemas:

* la derrota y la Paz de Versalles =

-supuso una humillación para los alemanes y se responsabilizó al gobierno de la derrota

-muchas fuerzas ultranacionalistas pretendían revisar el tratado (entre ellos el NSDAP, Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán)

  • la crisis económica de la posguerra (1919-23)

 (entre 1924-29 relativa estabilidad y mejora econ. (ayuda exterior: Plan Dawes y Acuerdos de Locarno)

* Intentos insurreccionales que ponen de manifiesto la debilidad del régimen:

- desde la izquierda = revolución de la Liga Espartaquista, 1919

-desde la derecha= intentos de golpe de estado:

                   * 1920 grupos nacionalistas radicales en Berlín

                   * 1923 pustch de Munich protagonizado por Hitler; en la cárcel escribe el Mein Kampf (Mi lucha)

* Parlamento dividido y gobiernos inestables = sistema parlamentario frágil

-no hubo mayoría suficientes para gobernar en solitario

-las coaliciones, inestables, hicieron que los partidos gubernamentales fueran perdiendo apoyo social y permitieron a Hitler acercarse al poder

* crisis a partir de 1929:

-la retirada de créditos norteamericanos provocaron una recesión en Alemania = disminuyó la producción y se incrementó el desempleo

-aumentó el malestar social y la propaganda nazi, anticapitalista, atrajo a muchos sectores sociales.

Tras ganar los nazis las elecciones de 1932, el 30 de enero de 1933 el presidente de la República, Hindenburg, aislado y sin apoyo,  nombra a Hitler canciller (jefe de gobierno)

 

2.- La Dictadura nazi (1933-1945)

* Rápida implantación, entre febrero de 1933 y agosto de 1934. Pasos seguidos:

1º Incendio del Reichtag (Parlamento), del que se acusa falsamente a los comunistas sirve de excusa para:

  • suspender la libertad de prensa y de reunión y todas las garantías individuales
  • suprimir los partidos políticos y sindicatos
  • decretar el partido y sindicato único (Partido Nacionalsocialista y Frente del Trabajo Nacionalsocialista)

2º El Parlamento otorga a Hitler plenos poderes (apoyo de los diputados católicos): puede aprobar leyes sin el Parlamento. La policía secreta (GESTAPO) se convierte en brazo ejecutor de su voluntad.

3º Depuración de la admón.. pública: se excluye del funcionariado a los no adictos al nazismo o no arios

5º Los jueces pierden independencia y  quedan sometidos a la voluntad del partido

6º Los poderes locales de los Estados (Alemania era una república federal) se suprimen y se  transfieren al REICH (Imperio) = como desafío al tratado de Versalles se impone un Estado unitario y centralizado

7º Se deshace de la oposición en su partido y las SA: la noche de los cuchillos largos (1934)

8º A la muerte de Hindenburg, en agosto de 1934, se proclamó FÜHRER y canciller del Tercer Reich

  • Política económica: autarquía y rearme

-Objetivo: convertir a Alemania en una gran potencia mundial y preparase para la guerra

- Bases: fuerte dirigismo estatal // autarquía (autosuficiencia) // priorizar la industria pesada y el armamento // reducir el paro (inversiones en obras públicas)

-Resultados desiguales = se estancó la capacidad adquisitiva de los trabajadores y se alargó su jornada laboral // se aceleró la concentración de capital y los beneficios de empresas y bancos

  • Pureza racial:

-El objetivo del Estado nazi era asegurar la pureza racial del pueblo alemán (“arianización”).

_Medidas: -favorecer la natalidad de los arios

-adoptar medidas eugenésicas (esterilizar personas con deficiencias físicas y psíquicas)

-persecución de los judíos (antisemitismo). Política antijudía:

                1º boicot negocios judíos (1933)

                2º leyes de Nuremberg (1935): exclusión de la ciudadanía y prohibición de matrim. mixtos

                3º obligación de llevar un distintivo (1938)

               4º persecuciones y asaltos que culminan en la noche de los cristales rotos (1938)

               5º solución final, “exterminio”, (1942)

  • Control social e ideológico:

-Creación del Ministerio de Cultura y Propaganda (Goebbels) para imponer una cultura racista y nacionalista:

-se depuró la universidad y se censuró la producción literaria y artística (rituales de “quema de libros”)

-se nazificó la ciencia y la cultura= huída de muchos intelectuales y científicos

-Adhesión de la juventud al nazismo para asegurar el futuro del Tercer Reich:

-se politizó el sistema educativo

-creación de organizaciones de recreo y educación juvenil

-Débil oposición interior

 

  • Expansión territorial:

-Objetivos: construir el Gran Reich alemán y conquistar el espacio vital = ocupar nuevos territorios, hacia el este, al servicio de la raza superior aria // destruir enemigos (judíos y bolcheviques)

Medidas: -Política exterior agresiva

                  -Revisión tratado de Versalles para instaurar un nuevo orden en Europa

 

Fuente del documento : http://geohistoria-36.wikispaces.com/file/view/CRISIS+DE+LA+DEMOCRACIA+Y+EL+ASCENSO+DE+LOS+FASCISMOS.doc

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Los fascismos resumen

 

  1. EL ASCENSO DE LOS FASCISMOS

Los fascismos surgieron tras la Gran Guerra en un escenario de crisis económica, social y política. Constituyeron una ideología que en mayor o menor medida se extendió por casi toda Europa por medio de organizaciones inspiradas en el modelo italiano de Mussolini y, más tarde, en el nazismo alemán.

            Su acción contribuyó decisivamente al estallido de la Segunda Guerra Mundial, al término de la cual, derrotados, desaparecieron en la mayor parte de los estados europeos. Sin embargo, la ideología fascista ha pervivido, en cierto modo, hasta nuestros días, auspiciada por grupos minoritarios y dispersos, que han conseguido, en ocasiones, relativa importancia en el panorama político europeo. Es el caso de formaciones de extrema derecha nacionalista como el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen en Francia.

 

El término “fascismo” proviene de la palabra “fascio” que significa “haz” (de hierbas, espigas o cualquier tipo de objetos ligados entre sí). Pero de manera más concreta, la palabra alude a las "fasces" ("haces"), símbolo romano de poder. Las fasces romanas estaban compuestas por un fajo de bastones de madera amarrados entre sí por un cinto de cuero entre la que sobresalía un hacha.

Los bastones representaban la autoridad y el hacha el poder sobre la vida y la muerte. El fascismo italiano, identificado con la grandeza del imperio romano, al que intentó emular, adoptó las fasces como símbolo y nombre del movimiento.
Los haces sugieren también la idea de unión o ligazón, es decir, de homogeneidad y cohesión, cualidades muy queridas por la ideología fascista, en contraposición con la desunión y disgregación que, supuestamente -desde la perspectiva de esa ideología- aquejaban a las sociedades liberales democráticas.

 

  1. C ARACTERÍSTICAS DE LOS FASCISMOS

 

1.- TOTALITARISMO

2.- ANTILIBERALISMO Y ANTICAPITALISMO

3.- ANTIMARXISMO

4.- AUTORITARISMO Y MILITARISMO

5.- ULTRANACIONALISMO

6.- LIDERAZGO DE UN JEFE CARISMÁTICO

7.- EMPLEO DE LA PROPAGANDA Y EL TERROR

8.- RACISMO Y XENOFOBIA

 

  1. Totalitarismo

En los regímenes fascistas el Estado intervenía en todos los ámbitos de la vida, coartando la libertad de los individuos. Controlaba la actividad privada, política y social, la economía, la educación y los medios de comunicación. La persona existía en tanto existía el Estado y quedaba subordinada a las necesidades de éste; se invierten así los fundamentos del Estado liberal cuyo poder emanaba de los individuos. El Estado fascista se fundamentaba en la fuerza, el liderazgo y la jerarquía, no en el sufragio, ejerciendo un absoluto control de la sociedad. La división de poderes fue menospreciada y el ejecutivo se apropió de las funciones del legislativo y el judicial.

El Partido oficial era la única organización política permitida. A través de él se fiscalizaba y regulaba la acción del Estado, con el que llegó a confundirse.

  1. Antiliberalismo y anticapitalismo

Los ideólogos fascistas tildaron al liberalismo de ser una ideología débil, incapaz de frenar al auge del comunismo e ineficaz para mantener el rumbo de una economía sometida a crisis cíclicas. La democracia y el sufragio universal se consideraron métodos artificiales e inútiles que intentaban igualar la natural desigualdad entre los hombres.

La libertad, el derecho a la libre expresión, asociación y reunión fue contemplada con desdén.


Mussolini como líder

Los partidos políticos fueron catalogados como instrumentos de desmembración social y, en aquellos países donde el fascismo alcanzó el poder, fueron ilegalizados y perseguidos. La unidad del Estado se consideró sagrada y para preservarla, se confíó en la acción de un único partido bajo el liderazgo del jefe o caudillo.

El capitalismo se identificó con los financieros y banqueros judíos, calificados como elementos degenerados de la burguesía. Se distinguió claramente entre la figura del gran capitalista, sinónimo de usurero corrupto, y la del empresario, honrado, laborioso y solidario con la comunidad.

El anticapitalismo fascista fue reiteradamente pregonado como el origen de la explotación de los trabajadores. Como contrapartida, se pusieron en en práctica ciertas medidas de carácter social: participación de los obreros en los beneficios empresariales, creación de sistemas de seguridad social, etc. Sin embargo, a pesar de ese discurso propagandístico, Hitler, Mussolini y otros dictadores fascistas se apoyaron y defendieron al gran capital, al que recurrieron como fuente de financiación en su camino hacia el poder.

 

3. Antimarxismo

La lucha de clases, elemento fundamental en el análisis marxista de la sociedad, chocaba profundamente con la homogeneización y el corporativismo propuestos por el fascismo. Sindicatos, partidos políticos, organizaciones de izquierda fueron hostigados por grupos de carácter paramilitar, mas tarde, ilegalizados y perseguidos por el Estado totalitario. La presión del fascismo sobre los partidos y organizaciones obreras coincidió con una profunda desunión de la izquierda. Así por ejemplo, en Alemania, comunistas y grupos extremistas criticaban a los moderados socialdemócratas, acusándolos de tibieza frente al capitalismo y la derecha. Con ello contribuyeron ala desestabilización de la República de Weimar, cuyo principal activo radicaba precisamente en la izquierda moderada.


Poster anticomunista

  1. Autoritarismo y militarismo

El fascismo concebía la sociedad como si de una organización militar se tratase. Había de formar organismo vertebrado, en el cada individuo ocupase un lugar determinado y desarrollase una función específica. En el seno de ese organismo no tenían cabida las discrepancias o disensiones. Como en toda organización militar, la autoridad, la disciplina y la fuerza relegaban la igualdad, la libertad de acción y el pacifismo. La erradicación de todo aquello que contraviniese esos principios se llevó a cabo mediante el empleo de la violencia.

Se contó con el concurso de fuerzas de carácter paramilitar: SA nazis, camisas negras italianos o falangistas españoles, que junto a los cuerpos regulares de la policía y otros de carácter especial (Gestapo alemana), fueron los encargados de anular los elementos hostiles al nuevo Estado.


SA nazi


Bombarderos alemanes stukas

El fascismo potenció el papel de las fuerzas armadas, esenciales para poner en práctica los planes de expansión territorial que permitiesen ensanchar el espacio vital del pueblo y vengar los "agravios históricos" sufridos por la nación.

Los estados fascistas diseñaron una compleja escenografía con el fin de exaltar y glorificar los valores de la milicia, transmitiendo a la sociedad un sentido guerrero de la vida. Mediante imponentes y pomposos desfiles congregaron auténticas muchedumbres para enardecer el patriotismo. Niños y jóvenes recibieron una educación en este sentido, proliferando el uso de uniformes de carácter pseudomilitar (camisa negra en Italia, parda en Alemania, azul en España, etc) y los gestos y actitudes marciales (saludo fascista).


Desfile nazi


Juventudes hitlerianas

  1. Ultranacionalismo

Los fascismos ambicionaron alcanzar la unidad y la identidad nacionales, desde una visión conservadora, excluyendo y hostigando a quienes pusiesen en peligro tal aspiración, ya fuesen otras naciones o, dentro del mismo Estado, aquellos elementos considerados extraños, por ejemplo, las minorías raciales (judíos, gitanos, etc).

En febrero de 1938 Hitler anexiona Austria al III Reich (Anschluss). Parte de la población austríaca, de habla y cultura germánicas, vio con agrado esta acción que había sido prohibida por las potencias vencedoras tras la Gran Guerra y que formaba parte de las reivindicaciones nacionalistas alemanas.

Frente a este ambiente de ultranacionalismo, las principales potencias democráticas reaccionaron con tibieza, adoptando una estregia conocida como "política de apaciguamiento", basada en el mantenimiento a toda costa de la paz pese a las provocaciones y hostilidad de las potencias fascistas.

En septiembre de 1938, por el "Pacto de Munich", el Reino Unido y Francia concedieron a Hitler licencia para anexionarse gran parte del territorio de los Sudetes (Bohemia-Moravia), perteneciente a Checoslovaquia y donde residía una importante minoría de origen alemán. Los acuerdos de Munich resultaron un fracaso, pues meses más tarde (marzo de 1939), Hitler invadía la totalidad del territorio checo. El ataque a Polonia (septiembre de 1939) culminaría esa escalada de agresiones, originando la Segunda Guerra Mundial.


Acuerdos de Munich

 Para condicionar a las masas en torno a la idea de patria común se manipuló a conveniencia la historia; por ejemplo Mussolini volvió su mirada a la antigua Roma, evocando la grandeza de ese imperio e identificándolo con la Italia fascista.

  1. Liderazgo de un jefe carismático

Los fascismos trataron de conseguir la armonía social bajo la benefactora acción de un jefe ("duce, führer, caudillo"). Sin su liderazgo, la naturaleza amorfa de las masas desembocaría en el desgobierno y el caos.

Ejemplos similares se dieron en otros regímenes totalitarios: en España, el franquismo apeló a la monarquía de los Reyes Católicos y a la época de los primeros Austrias como paradigmas de unidad y grandeza. Valores que había que rescatar frente a la "desunión" y "decadencia" en que había caído el país.

Para llevar a cabo su misión el jefe debía rodearse de una élite competente, preparada y portadora de la razón y la verdad. Los individuos eran considerados ineptos para la asunción de responsabilidades y la toma de decisiones por sí mismos, su papel en la sociedad fascista era el de súbditos, no ciudadanos de pleno derecho. El jefe debía esar dotado de un especial carisma  que lo distinguiese del resto de los mortales y aglutinara las distintas tendencias de poder, así se evitaba el peligro que padecían las sociedades democráticas, acosadas por la desintegración partidista.


Hitler y Goering

  1. Empleo de la propaganda y el terror

La propaganda se encargó de glorificar insistentemente ese papel, haciendo uso de todos los medios a su alcance. Especialmente útil fue la radio, cuyas ondas llegaban fácilmente a los más recónditos lugares y se encontraba presente en numerosos hogares.


Joseph Goebbels

Para atraerse a las masas, los regímenes fascistas pusieron gran empeño en controlar los medios de comunicación, especialmente, la radio y la prensa. Una vez en el poder abolieron la libertad de opinión, persiguieron a los periodistas independientes y utilizaron masivamente la propaganda para inculcar valores como patria, jefe, raza, etc. Maestro sin igual en esas prácticas fue el Ministro de Propaganda del III Reich, Joseph Goebbels. Junto a estos medios se empleó el terror, la represión y la reclusión en campos de concentración, valiéndose incluso del asesinato.

Simultáneamente, se pretendió ofrecer una imagen atractiva del régimen, tanto en exterior como en el interior, mediante el empleo de una parafernalia grandilocuente: exhibición de vistosos uniformes, saludos marciales, despliegue de banderas y estandartes, brillantes desfiles militares presididos por los jerarcas, discursos, etc. Se intentaba de ese modo impresionar a las masas y colmarlas de orgullo patriótico. En 1936 los Juegos Olímpicos se celebraron en Berlín. Hitler aprovechó la ocasión para transmitir al mundo la imagen de una Alemania moderna, fuerte y unida bajo un indiscutible liderazgo.


Celebración nazi

8. Racismo y xenofobia

Todo aquello que el fascismo interpretó que podía descomponer una sociedad uniforme y rígidamente estructurada fue perseguido. Así ocurrió con las minorías raciales (judíos, eslavos, gitanos, etc).


Judíos polacos

En la Alemania nazi estos grupos fueron en principio aislados para evitar que contaminasen a los "ciudadanos normales"; más tarde se procedió a eliminarlos desde una visión que perseguía contribuir a la idea eugenésica de mejorar la raza aria, considerada como superior e identificada con el pueblo alemán.  Otros pueblos, racialmente impuros (ej. Los eslavos) fueron objeto de desprecio o persecución,

Otros pueblos, racialmente impuros (ej., los eslavos) fueron objeto de desprecio o persecución y, en cualquier caso, puestos al servicio de los intereses de esa raza superior.

Tras esos planteamientos subyacía, de hecho, un darwinismo social que enfatizaba pseudocientíficamente la desigualdad cultural, racial y étnica de la humanidad, estableciendo una escala en importancia cuyo peldaño superior era ocupado por la raza aria. Esa idea suponía la culminación ideológica que los europeos habían exhibido durante la formación de los grandes imperios coloniales


Juventudes Hitlerianas


Horno crematorio de Auschwitz

Especialmente significativo fue el caso de los judíos, a quien los jerarcas nazis responsabilizaban de ser el origen de los males que aquejaban al pueblo alemán y, por lo tanto, merecedores de ser destruidos. Para ello se planificó la “solución final”.

En otros países (Italia, España) la xenofobia y el racismo, si bien estuvieron presentes en su discurso ideológico, no llegaron a alcanzar el grado de encono, violencia y sistematización que en la Alemania hitleriana.

3.  EL FASCISMO ITALIANO

La formación del Estado fascista en Italia arrancó en 1922. Dos décadas más tarde, concluyendo la II Guerra Mundial, llegaría su fin, cuando el último reducto de Mussolini, la República de Saló (República Social Italiana), sustentada por los alemanes, fue derrotada por los aliados. El líder indiscutible del fascismo italiano fue Benito Mussolini, nacido en 1883 en el seno de una familia de origen humilde (su padre era herrero).


Benito Mussolini

Se formó como maestro de escuela y ejerció como tal durante cinco años, militó en el Partido Socialista Italiano desde 1900 hasta 1914, fecha en que fue expulsado de la organización por defender la entrada de Italia en la guerra, frente al neutralismo del partido. En 1915 fue militarizado y en 1917 gravemente herido en combate. Una vez recuperado se embarcó en una intensa actividad política y periodística, ejerciendo su labor en el periódico “Il Popolo”, que él mismo había fundado en 1914.
En 1919 constituyó en Milán el grupo de carácter paramilitar los “Fasci di Combattimento” (fascios italianos de combate), grupo paramilitar, de ideología ultranacionalista, anticomunista y antiliberal, cuyos miembros lucían uniformes de color negro. De ahí surgiría en 1921 el Partido Nacional Fascista.

Mediante la acción violenta sobre socialistas, comunistas, anarquistas y, en general sobre todos los demócratas italianos, logró alcanzar el poder en 1922, creando un régimen totalitario constituido en precedente y modelo de otros tantos surgidos en Europa a lo largo de la década de los treinta

La génesis del Estado fascista ha de vincularse con la crisis que azotó Italia al final de la I Guerra Mundial. Alineada en el conflicto con Francia, Gran Bretaña y Rusia (pese a su inicial pertenencia al bando opuesto) salió vencedora del conflicto, pero lo hizo aquejada de serios problemas económicos, sociales y políticos que dieron lugar a una fuerte conflictividad y propiciaron el descrédito del sistema parlamentario liberal.

Económicamente, el país concluyó la guerra debilitado, con un industria dañada, con el norte -el más desarrollado- muy afectado por los combates y con una todavía anticuada estructura rural en el resto. El paro y la inflación fueron en constante incremento.

Esta situación sembró la inquietud entre las clases medias y la gran burguesía, a partir de entonces, atraídas por la acción contrarrevolucionaria y violenta de los fascistas frente a la izquierda. Políticamente, el nacionalismo italiano se sintió herido al interpretar que Italia había sido maltratada en las negociaciones llevadas a cabo por los vencedores en la Paz de París. Este sentimiento fue hábilmente explotado por Mussolini quien en todo momento hizo alarde de una política de exaltación patriótica.

La llegada al poder del fascismo tuvo lugar en medio de una Italia revuelta.

Tres fuerzas principales comprendían el arco político a comienzos de la década de los 20: destacaba el Partido Popular Italiano, de ideología católica moderada, creado en 1919 por el Secretario de Acción Católica Luigi Sturzo y apoyado por el papa Benedicto XIV.



Antonio Gramsci

Le seguía en importancia el Partido Socialista, sujeto a fuertes tensiones internas que terminaron con su ruptura en dos sectores. Uno de ellos se convirtió en 1921 en la tercera fuerza política italiana: el Partido Comunista, de carácter revolucionario, integrado en la III Internacional (Komintern) y entre cuyos fundadores destacó el pensador y escritor Antonio Gramsci.

La cuarta fuerza presente en la vida política italiana era el Partido Fascista, surgido en 1921 de los "Fasci di Combattimento", en cuyo seno convergían diversos sectores, desde antiguos socialistas (caso del mismo Mussolini) hasta grupos ultraconservadores.

La progresión del Partido Fascista fue rápida. En 1920 sus miembros protagonizaron numerosos actos de violencia frente a militantes de izquierda y sindicalistas. En 1922 su presencia en la vida política italiana era ya un hecho, copando numerosos gobiernos de carácter local y provincial y reuniendo en sus filas numerosos simpatizantes procedentes de círculos empresariales, la Iglesia y el Ejército.

La inestabilidad de la situación política italiana de posguerra propició el ascenso del fascismo. Los trabajadores, organizados en activos sindicatos como el socialista Confederación General Italiana del Trabajo participaron en importantes movilizaciones (ocupación de tierras y fábricas entre 1919 y 1920) que culminaron en una huelga general el 31 de julio de 1922. Ésta fue aplastada por la reacción violenta de grupos fascistas que sembraron de víctimas el país.

Los grandes propietarios industriales y agrarios, los católicos, los conservadores, atemorizados por las proclamas revolucionarias del izquierdismo más radical, se refugiaron en el profundo anticomunismo de los “fasci”. La violencia se apoderó de pueblos y ciudades favorecida por la inepcia y la inoperancia de los débiles y efímeros gobiernos que se sucedían con rapidez, en medio del descrédito del sistema parlamentario. Estos hechos favorecieron que un creciente número de italianos reclamara la acción de un gobierno fuerte y estable.

En ese ambiente se produjo el definitivo asalto al poder del fascismo. La oportunidad llegó tras la “Marcha sobre Roma” organizada en el mes de octubre de 1922. Mediante esa maniobra los fascistas pretendían forzar la dimisión del gobierno constitucional e imponer el de Mussolini.


La marcha sobre Roma

La Marcha sobre Roma movilizó a miles de fascistas de todo el país que se dirigieron desde Nápoles hacia la capital. Ataviados con característicos uniformes, “los camisas negras” fueron conducidos por Mussolini que permaneció en Milán a la espera del desarrollo de los acontecimientos. El Jefe de Gobierno, Luigi Facta, pidió al Jefe del Estado -el rey Victor Manuel III- que declarase el estado de sitio para detener la marcha, pero éste se opuso a la medida. En las razones de tal decisión posiblemente debió pesar el temor que suscitaba en el monarca el estallido de una revolución socialista y el desencadenamiento de una guerra civil. También influyó en él la desconfianza que sentía por los políticos del Partido Popular de Sturzo. Por lo demás, la patronal e importantes sectores del ejército, simpatizaban de forma abierta con Mussolini.

El 29 de octubre el rey pidió a éste la formación de un gobierno. El fascismo había llegado al poder con el concurso del jefe del Estado italiano. El ascenso al poder de Mussolini no ocasionó de forma automática la implantación de un Estado fascista.

En 1924 se celebraron elecciones generales en un ambiente de tensión y violencia. De 7 millones de votos algo más de 4 fueron para los "fasci", mientras que 3 recayeron sobre la oposición. Sin embargo, aquellos obtuvieron mayoría gracias a una ley electoral aprobada en 1923, según la cual el partido que obtuviese un 25 % de los votos se alzaría con una representación de dos terceras partes de la Cámara.Las denuncias en el Parlamento del diputado socialista Giacomo Matteoti de las arbitrariedades y la violencia cometidas por los fascistas precedieron a su secuestro y posterior asesinato. Todo indicó que el responsable de tal crimen había sido Mussolini.

El escándalo y las protestas que se elevaron desde todos los sectores políticos, la prensa y el extranjero arrinconaron a Mussolini. Diversos sectores de la coalición de gobierno le volvieron la espalda. El Partido Popular de Sturzo e importantes sectores de la Iglesia condenaron el hecho.

 

Los intelectuales y el mundo académico firmaron un comunicado de rechazo. Mussolini fue repudiado internacionalmente y el fascismo estuvo sujeto durante meses a una fuerte crisis que a punto estuvo de costarle el poder. Pese a su crítica posición, Mussolini conservó el poder merced al rey que no lo relevó del gobierno. A partir de entonces su labor se concentró en silenciar cualquier tipo de oposición.
En 1925 suprimió los partidos políticos, los sindicatos y la libertad de prensa, mandó arrestar a los líderes de izquierda (Ej. Gramsci). Centenares de miles de italinos hubieron de exiliarse. Nacía el Estado totalitario controlado por un líder fuerte e indiscutido.

4.  EL NAZISMO ALEMÁN

La llegada al poder de Hitler en 1933, a través de las urnas, arruinó la experiencia democrática de Weimar y supuso la implantación de un Estado totalitario basado en una dictadura personal. Las repercusiones a nivel internacional fueron enormes. En los años treinta Alemania emprendió una política de rearme en una estrategia agresiva y expansionista que condujo a la Segunda Guerra Mundial.

El nazismo no puede entenderse sin la figura de Adolf Hitler (1889-1945), su máximo representante e ideólogo. Hijo de un funcionario austríaco de aduanas, su verdadera pasión de juventud fue la pintura. Se trasladó a Viena con el fin de ingresar en la Academia de Bellas Artes, pero fue suspendido en el examen de ingreso. Su estancia en la capital del Imperio Austríaco transcurrió entre penurias económicas. En 1913 la abandonó y se trasladó a la ciudad alemana de Munich. Por aquel entonces ya tenía profundamente arraigados sus ideales. La I Guerra Mundial le sorprendió en Alemania en cuyo ejército se enroló como voluntario. Por su arrojo obtuvo varias condecoraciones y fue herido en 1916. La derrota alemana le causó una profunda consternación y responsabilizó de ella a los políticos socialistas, comunistas y judíos quienes, según él, habían asestado desde la retaguardia una “puñalada por la espalda” al valeroso ejército alemán. Consideró la firma del Tratado de Versalles como una humillación inaceptable y se impuso la tarea de devolver a Alemania su papel de potencia respetada y temida en el mundo.


En 1919 Hitler se afilió al pequeño Partido de los Trabajadores Alemanes. Un año más tarde esta formación adoptó el nombre de Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores (Nationalsozialistiche Deutsche Arbeiter-Partei), cuyas siglas fueron NSDAP, más conocido por "Partido Nazi".


Cartel. SA

Se trataba de un grupo de carácter radical que empleó como organización de choque a las SA (Sturm Abteilung) o “sección de asalto”, cuya dirección fue encomendada a E. Röhm. Éste junto a otros jerarcas como Goering, Strassner y Rudolf Hess, constituyeron el primitivo núcleo organizativo del joven partido.

En 1923 el Partido Nazi celebró su primer congreso, para entonces contaba con aproximadamente 20.000 militantes. Ese mismo año tuvo lugar la invasión franco-belga de la región alemana del Ruhr, en teoría para salvaguardar el pago de determinadas partidas de reparación de guerra que Alemania había dejado de cumplir.
El nacionalismo alemán, exacerbado por el gobierno, desencadenó una oleada de protestas y sabotajes contra los ocupantes.

El Estado se comprometió a indemnizar a los afectados por la invasión, recurriendo para ello la emisión de abundante papel moneda, originando una HIPERINFLACIÓN que hundió la economía alemana, empobreciendo a amplios sectores de la población, en un clima de enorme malestar social.


Invasión del Rhur


Implicados en el Putsch de Munich

La coyuntura fue aprovechada por Hitler para intentar conquistar el poder. El 8 de noviembre de 1923 ensayó un golpe de Estado en Munich, capital de la región de Baviera ("Putsch de Munich") con la intención de imponer al veterano general Ludendorff como dictador y destruir la legalidad republicana.

El 9 de noviembre, una manifestación de varios miles de nazis que discurría por las calles de Munich fue destruida por las fuerzas del orden, con lo que la rebelión fue abortada. De haber triunfado, hubiese permitido a Hitler avanzar sobre Berlín, tal y como Mussolini lo había hecho meses antes con su "Marcha sobre Roma".

 


Sin embargo, la intentona golpista fracasó y Hitler fue juzgado y condenado a 5 años de cárcel (de los cuales solo cumpliría 9 meses). No obstante, el juicio fue aprovechado para prestigiar su figura que surgió ante los ojos de muchos alemanes como la de un héroe defensor de la patria frente a los “corruptos políticos republicanos”.

Fue durante esa estancia en prisión cuando escribió el libro "Mein kampf" (Mi lucha), publicado en 1925, donde expresaba los fundamentos de su ideología: antisemitismo visceral, anticomunismo y antiliberalismo. El fracaso del Putsch de Munich llevó a Hitler a la convicción de que el poder había de ser conquistado mediante la legalidad, es decir, a través de la vía parlamentaria.


Mein Kampf

Nazismo. La toma del poder

En las elecciones de mayo de 1928 los nazis tan solo obtuvieron 12 escaños en el Parlamento, en tanto que la izquierda alcanzaba un claro triunfo. Meses más tarde se producía el crac de la Bolsa de Nueva York, de dramáticas consecuencias para Alemania. La crisis económica y social dio oxígeno a los nazis.

En las elecciones de 1930 el Partido Nacionalsocialista contabilizó 107 diputados que representaban a casi 6,5 millones de votos (18% del electorado), lo que signidicaba su primer gran éxito en las urnas. Frente a ellos, 4,5 millones de votantes otorgaron su confianza a los comunistas que situaron 77 diputados en el Parlamento. La polarización de la vida política alemana era ya un hecho.


La imposibilidad de formar un gobierno estable llevó a la celebración de otras elecciones, esta vez en julio de 1932. Los resultados fueron aún más alentadores para los nazis, pues el NSDASP consiguió 230 diputados, alcanzando la mayoría (no absoluta) del Parlamento.

La negativa del presidente Hindenburg a nombrar jefe de gobierno a Hitler, forzó a una nueva convocatoria electoral. Esta vez los nazis obtuvieron 196 diputados y el presidente de la República invistió canciller a Hitler y le encargó la formación de un gobierno. El nuevo gabinete se configuró como una coalición de partidos de centro-derecha, con el apoyo de las fuerzas armadas (Von Papen, Hugenberg, Blomberg, etc). La razón de esa asociación radicó en que el Partido Nazi carecía de mayoría suficiente para gobernar en solitario.


Hindenburg y Hitler

En esta ocasión solo dos ministros, Frick (Interior) y Göring (Sin cartera) fueron nazis, el resto pertenecía a otras formaciones políticas.

Tras formar gobierno, Hitler convocó nuevos comicios. Días antes de su celebración, el edificio del Parlamento alemán, el Reichstag, fue objeto de un intencionado incendio que lo destruyó (febrero de 1933). Hitler aprovechó la ocasión para responsabilizar del acto a los comunistas y socialistas por lo que, mediante el Decreto para la protección del pueblo y el Estado, promulgó una serie de medidas de excepción que liquidaron la libertad de opinión, prensa y asociación, poniendo fuera de la ley a la mayor parte de la oposición.


El edificio del Reichstag ardiendo

En un ambiente de amenazas se celebraron los comicios en marzo de 1933. Éstos dieron la mayoría (44 %, 288 diputados) al NSDAP. Hitler, una vez excluidos los comunistas, forzó al Parlamento a que le concediese poderes especiales durante 4 años. A partir de ese momento, procedió a desmontar el régimen democrático de Weimar. Fueron prohibidos los partidos políticos, quedando únicamente como legalmente reconocido el Partido Nazi. Se limitaron los derechos de reunión y expresión, la prensa fue censurada, se elaboraron listas de libros prohibidos, etc.

Se creó la Gestapo, policía política destinada a controlar y eliminar a los opositores. Parte de los intelectuales hubo de exiliarse del país y los funcionarios considerados no afectos al nazismo fueron depurados.

El siguiente paso en la senda por el control absoluto del poder se dio con la eliminación de las facciones revolucionarias existentes dentro del propio Partido Nazi. La más importante, sin duda, la constituían las SA, grupo paramilitar dirigido por Ernst Röhm, que esgrimía como principio la abolición del capitalismo mediante una revolución. El proceso de integración del Partido Nazi en las estructuras de poder tradicionales, encontró en esta organización un estorbo, por lo que Hitler decidió destruir su poder mediante la eliminación de sus líderes.
La acción se llevó a cabo durante la denominada “noche de los cuchillos largos” (30 de junio de 1934), en el transcurso de la cual fueron asesinadas más de 200 personas ligadas a las SA.

 

El Estado nazi

El nuevo parlamento emanado de las urnas en marzo de 1933 confirió a Hitler, mediante decreto, plenos poderes durante cuatro años. Ello implicó la aniquilación del sistema democrático y la actividad de los partidos.

La muerte del presidente Hindenburg, en agosto de 1934, selló el destino de la República de Weimar, que fue reemplazada por una nueva estructura estatal, el Tercer Reich (Tercer Imperio Alemán), significado por su totalitarismo y supeditado a la dictadura personal de Adolf Hitler. Éste pasó a ostentar la Jefatura del Estado -cargo vacante tras la muerte de Hindenburg- por medio de un referéndum que le concedió un 88% de votos favorables.

La acción del Tercer Reich se resolvió en los siguientes campos: Político, económico, social e ideológico.

  1. El Estado nazi en el campo político

La acción política llevada cabo por Hitler se materializó en la creación de un régimen totalitario, que eliminó del campo político y social cualquier rastro de oposición. Se valió para ello, en un primer momento, del juego político democrático complementado con el uso de la violencia; más tarde, de la fuerza de una dictadura personalista, impuesta a través del empleo sistemático del terror.

La trascendencia de estos hechos sobrepasó el ámbito del Estado alemán y afectó de forma significativa al terreno internacional, ya que la agresiva política nazi contribuyó de forma clara a tensar las relaciones durante los años 30 y a desencadenar una Segunda Guerra Mundial. La política internacional de Hitler se consagró desde sus inicios en censurar el Tratado de Versalles. A raíz de su firma, un amplio sector del ejército y la derecha acusó a los nuevos gobernantes de haber traicionado a Alemania, haciéndolos responsables de lo que consideraban una paz vergonzosa realizada a espaldas del pueblo. Desde entonces denunciaron el Tratado y lucharon por revisarlo, especialmente, en lo concerniente a las cesiones territoriales que Alemania se había visto obligada a efectuar y a las cláusulas de desmilitarización de su territorio.

El eje fundamental de sus relaciones con el exterior estuvo constituido por una política expansionista y pangermanista (unión de todos los alemanes) que sirvió de instrumento para llevar a la práctica la teoría del “espacio vital”, necesaria para asegurar el desarrollo demográfico y económico de Alemania.

En octubre de 1934 Alemania abandonó la Sociedad de Naciones y la Conferenciade Desarme, rompiendo así con el orden internacional instituido. Su política se hizo cada vez más agresiva, materializándose en un enérgico rearme cuya evidente motivación, además de la económica, era la preparación para la guerra. En 1935, tras un referéndum, celebrado en un ambiente de intimidación y violencia, Alemania recuperó la zona del Sarre que permanecía controlada por la Sociedad de Naciones desde el término de la Primera Gran Guerra. Este acto fue acompañado de la reinstauración del servicio militar obligatorio, que había sido expresamente prohibido en los tratados de paz de 1918.

En 1936, incumpliendo el Tratado de Locarno de 1925, el ejército alemán entró en la zona desmilitarizada de Renania, rompiendo así con el espíritu conciliador que dicho pacto había alcanzado. Mediante el llamado “Pacto Antikomintern” Alemania estrechaba sus vínculos con Japón. Ambas potencias se comprometían a perseguir y reprimir cualquier tipo de actividad relacionada con el comunismo de la Tercera Internacional (Komintern). En realidad tras ese tratado se fijaban las bases de una estrecha colaboración diplomática en momentos en que ambos estados estaban necesitados de apoyos para llevar a cabo su política agresiva, al margen del derecho internacional.
Las potencias democráticas permanecieron impasibles ante iniciativas como esa. Por contra, la Italia de Mussolini la apoyó.


Gernika tras el bombardeo de 1937

IItalia y Alemania intervinieron decisivamente en la Guerra Civil Española (1936-1939) respaldando al general Franco, rebelado contra el gobierno legítimo de la Segunda República, bajo el pretexto de apoyarlo en su lucha contra el bolchevismo internacional.

En marzo de 1938 Austria era anexionada al Tercer Reich, concluyendo una de las máximas aspiraciones de Hitler, el "Anschluss"o agrupación política de todos los hermanos alemanes.

Más tarde, en octubre del mismo año, invadió con el beneplácito de Francia, Reino Unido e Italia, expresado en el Pacto de Munich, los 28.000 km2 por la que se extendía la región de los Sudetes (Bohemia y Moravia), bajo la soberanía de Checoslovaquia y donde residían unos tres millones de personas de ascendencia alemana, deseosos de pertenecer al Reich.

En marzo de 1939 invadió el resto de Checoslovaquia, fundando con sus territorios un Protectorado dependiente del III Reich.

Finalmente, el 1 de septiembre de 1939, sin declaración previa de guerra, invadió Polonia, provocando con ello el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

  1. El Estado nazi en el campo económico

La I Guerra Mundial supuso para Alemania un importante descalabro económico. Durante la posguerra las dificultades se vieron agravadas por el desembolso de fuertes sumas como reparación de guerra a los vencedores. El principal problema con que se enfrentó el Estado fue la hiperinflación. Ésta afectó al tejido económico y golpeó a amplias capas de la sociedad, especialmente a asalariados, funcionarios, pequeños ahorradores y pensionistas.

A partir de 1924 la situación mejoró, pero unos años más tarde, el crac de 1929 y sus repercusiones, hundió de nuevo la economía alemana. La principal secuela de la crisis, el desempleo, golpeó con especial virulencia a las clases media y obrera que, en cierta medida, se arrojaron a los brazos del nazismo. Hitler prometía incesantemente que resolvería los problemas de manera rápida y eficaz cuando alcanzase el poder.

Cuando eso sucedió puso en marcha una serie de medidas cuyo efecto se vio reforzado por el cambio favorable en la coyuntura económica internacional: arbitró créditos a las regiones que acometiesen obras públicas y crearan empleo, incentivó el abandono del trabajo femenino en beneficio del masculino, impuso un período de trabajo sin remuneración a los jóvenes con edad comprendida entre los 18 y 25 años. Finalmente, reintrodujo el servicio militar obligatorio, lo cual alivió la presión del desempleo en aquellos que lo cumplían.

La economía alemana bajo el nazismo estuvo condicionada por los intereses del Estado. Pero, a diferencia de la URSS, se mantuvo el sistema capitalista y con él la propiedad privada. Al igual que en el régimen fascista italiano las grandes empresas ni la banca fueron nacionalizadas.

Hitler hizo hincapié en el desarrollo de la industria pesada y química, en manos de grandes grupos industriales (Krupp, Vögler, Boch, Siemens, etc), preparados para hacer frente al programa de rearme del ejército alemán, fundamental para garantizar una política internacional agresiva y expansionista.

En 1936 se puso en marcha un Plan Cuatrienal, cuyo director, Goering, ponderaba la militarización de Alemania con vistas a una futura guerra. Obviaba principios esenciales del capitalismo como el coste y el beneficio empresarial, dando prioridad a la consecución de la autarquía que permitiese el autoabastecimiento de alimentos y materias primas durante el conflicto.

Esta política acrecentó el poder de los magnates de la industria militar, que conseguirían por medio de la guerra enormes beneficios, acrecentados por la política de saqueo de territorios conquistados y el empleo de mano de obra esclava o semiesclava en sus factorías.

  1. El Estado nazi en el campo social

El nazismo mantuvo el capitalismo como sistema económico y social. Hitler se apoyó en los grandes empresarios para ascender y consolidarse en el poder, en tanto que sobre la clase obrera recayó la tarea de reconstruir la economía alemana, maltrecha tras la Gran Guerra y la crisis de crack del 29.

El apelativo “socialista”, presente en las siglas del Partido Nazi, careció de un significado real y constituyó una mera argucia dirigida a atraerse a un importante sector de la sociedad. La estructura de la propiedad, especialmente la agraria, no sufrió cambios respecto a épocas precedentes y los grandes terratenientes mantuvieron su influencia, siendo uno de los puntales del régimen. A medida que el rearme alemán fue incrementándose se produjo una perfecta fusión entre los jerarcas nazis y los empresarios relacionados con la industria militar.

El renacimiento económico alemán se realizó a costa de los bajos salarios, un ritmo creciente de trabajo y la absoluta desarticulación organizativa de los trabajadores: los sindicatos de clase y las asociaciones políticas fueron prohibidos.

La contrapartida fue la erradicación del desempleo, que sirvió a Hitler para hacerse acreedor del favor de una buena parte de los obreros en paro. Éstos prefirieron ocupar un puesto de trabajo en ausencia de democracia que la libertad sin él.

La sociedad sufrió un proceso de homogeneización que desembocó en la persecución y eliminación de elementos izquierdistas, minorías raciales (gitanos o eslavos), homosexuales, deficientes mentales y, de forma especial, judíos. Éstos últimos, muy activos en la vida económica y social de Alemania fueron segregados del resto de la población y les fueron impuestas leyes discriminatorias que arruinaron su normal desarrollo político, social y económico.

 

  1. El Estado nazi en el campo ideológico

Elemento clave de la ideología nazi fue la cuestión racial.

Hitler hablaba en su Mein Kampf de la existencia de razas superiores y razas inferiores. El pueblo alemán pertenecía al primer grupo.
Para evitar su contaminación y conservar la pureza racial era menester proceder a una profunda segregación. Especialmente peligrosa estimaba que era la raza judía, a la que calificaba como degenerada y causante de gran parte de los males de Alemania.
EL ANTISEMITISMO (odio a los judíos) existía en Europa desde hacía siglos. Pero los nazis lo elevaron a la máxima categoría.

Otro ingrediente esencial de esa ideología era la cuestión del “espacio vital”. Según esta teoría, Alemania necesitaba expandirse allende sus fronteras para canalizar su crecimiento demográfico y potenciar su desarrollo económico. Para ello era preciso quebrantar las limitaciones impuestas por el Tratado de Versalles y conquistar territorios, especialmente en el oriente europeo, a costa de los pueblos eslavos, Polonia y el inmenso territorio soviético.

La educación se utilizó como instrumento de adoctrinamiento en los ideales del nazismo. Todos sus niveles se vieron sometidos a un riguroso control y los profesionales de la enseñanza fueron depurados y encuadrados en una estructura de carácter pseudomilitar. Los programas de estudios se desarrollaron bajo las premisas de un profundo racismo.

Los libros y la prensa fueron estrechamente vigilados por medio de la censura, prohibiéndose la publicación de aquellos ejemplares juzgados como depravados o atentatorios contra el régimen. Se quemaron públicamente miles de volúmenes, como aconteció el 10 de mayo de 1933. Numerosos escritores debieron huir (Thomas Mann, Bertolt Brecht, Stephan Zweig y otros).
La censura se extendió también a otras manifestaciones expresivas como el cine o la radio

El régimen invirtió grandes esfuerzos en el control y adoctrinamiento de la juventud. Ésta fue encuadrada en organizaciones, entre las que destacó la de las "Juventudes Hitlerianas", a cuyos miembros les eran inculcados los principios del nazismo. Se hizo énfasis en el cuidado físico y deportivo, por ser considerados medios idóneos para el mantenimiento de una raza sana y fuerte, base del futuro ejército alemán

Junto con el terror, la propaganda fue empleada como forma de imponer las ideas. Se generalizó la celebración de imponentes concentraciones de masas, presididas por Hitler y los máximos dirigentes del partido donde, en un ambiente de enardecido patriotismo donde se enarbolaban los símbolos nazis (estandartes y banderas con la esvástica, saludos marciales, etc).

En el centro de todos esos fastos se situaba la figura del Führer. Incluso los Congresos del Partido, desprovistos de un verdadero carácter deliberativo, se convocaban para exaltar su figura. Se alteró el calendario laboral y se instituyeron nuevas festividades como la que conmemoraba el cumpleaños de Hitler. Su imagen se representó hasta la saciedad en las más diversos escenarios y actitudes: militar, político, familiar, paternal, etc.

Figura insustituible en la organización del aparato propagandístico del régimen fue Joseph Goebbels. Mediante inflamados discursos radiofónicos y artículos de prensa, cargados de antisemitismo y xenofobia, encandiló a las masas. Durante la II Guerra Mundial sus alocuciones se esforzaron en sostener la moral del pueblo alemán alentándolo a una heróica resistencia, cuando ya era inevitable la derrota del Tercer Reich.


Joseph Goebbels

 

*El antisemitismo nazi

El antisemitismo es la ideología que preconiza el odio u aversión a las creencias y cultura de los judíos. El antisemitismo no es un fenómeno contemporáneo, de hecho, la aparición del cristianismo, nacido del judaísmo, supuso el inicio de la persecución de los judíos.

En el Medievo fueron frecuentes los casos de acoso a la religión y las costumbres judáicas en los estados cristianos y, en menor medida, en los musulmanes. Piénsese, por ejemplo, en la expulsión que los judíos no convertidos sufrieron en 1492 en España durante el reinado de los Reyes Católicos y en las persecuciones de que fueron objeto los conversos.

El nazismo, despojado de motivaciones religiosas, confirió al antisemitismo un carácter racista y nacionalista, ejerciéndolo con una violencia e intensidad que hizo palidecer las prácticas antijudías de otros tiempos y de los estados de su entorno. Los judíos alemanes fueron hostigados de forma gradual: en primer lugar entorpeciendo sus actividades económicas laborales y desacreditándolos socialmente.

Más tarde, se legisló contra ellos. Mediante las denominadas "Leyes de Nuremberg" (septiembre de 1935) se retiró la nacionalidad alemana a los judíos, se prohibieron los matrimonios mixtos entre judíos y alemanes y se les denegó el ejercicio de cualquier profesión que tuviese relación con la función pública (docencia, ejército, funcionariado en general).


Desfile humillante de judíos

Los comercios e industrias cuyos propietarios eran judíos fueron boicoteados y paulatinamente sufrieron el proceso de "arianización", es decir, pasaron a propietarios no judíos mediante la compra por precios irrisorios. Los empleados judíos de dichos negocios fueron despedidos y sustituidos por otros de "raza aria".

Posteriormente, en 1941, fueron obligados a lucir en la ropa una estrella de David para permitir su identificación en público.

El episodio que marcó el punto de inflexión en la persecución de los judíos tuvo lugar durante la noche del 9 de noviembre de 1938, la denominada “noche de los cristales rotos”, durante la cual barrios, sinagogas y locales propiedad de judíos fueron destruidos y centenares de ellos asesinados. La actitud del pueblo alemán frente a esos desmanes fue de de pasividad y tolerancia, siendo muy pocos los que abiertamente se opusieron a ellos.


"Noche de los cristales rotos"

La II Guerra Mundial agudizó la política antisemita nazi. Los judíos hubieron de abandonar sus hogares y fueron recluidos en guetos y campos de concentración. Y no solo los de nacionalidad alemana, sino también aquellos que pertenecían a los países conquistados por la Wehrmacht (Ejército alemán) o que caían bajo la órbita nazi.

El gueto más importante fue el de Varsovia, donde fueron recluidos cientos de miles de personas condenadas a vivir hacinadas y mal alimentadas. En abril de 1943 los judíos de dicho gueto se sublevaron ante la masiva política de deportaciones a campos de concentración que realizaban los nazis.


Destrucción del gueto de Varsovia

La resistencia duró varias semanas, tras la cual, el gueto fue arrasado.


Torre y alambradas de Auschwitz

Junto a los guetos, los judíos fueron recluidos en campos de concentración cercados por muros, alambradas y vigilados desde torretas. En la década de los treinta se construyeron algunos, como los de Buchenwald o Dachau, pero durante la Segunda Guerra Mundial se incrementó su número y capacidad.

 

Allí fueron internados los disidentes del régimen, soldados enemigos, homosexuales, gitanos y, por supuesto, judíos. Los prisioneros eran sometidos a trabajos forzados, hasta la extenuación, en la fabricación de componentes militares para el ejército alemán y otros menesteres; cuando se veían imposibilitados para hacer frente al ritmo de trabajo, eran eliminados.


Niño judío trabajando

 


Horno crematorio

Con la puesta en práctica de la “solución final”, es decir, la eliminación sistemática de todos los judíos bajo jurisdicción alemana, se crearon campos especiales, dotados de instalaciones capacitadas para hacer frente al exterminio masivo de personas. Auschwitz-Birkenau y Lublin-Majdanek poseían cámaras de gases venenosos para las ejecuciones y hornos crematorios para eliminar los cuerpos.

 

Las condiciones de vida en esos campos eran infrahumanas y el trato que los prisioneros recibían a manos de sus guardianes, normalmente miembros de las SS (Schutz-Staffel), brutal. Muchos fueron sometidos a experimentos médicos, otros castigados cruelmente. Se calcula que unos 4 millones de prisioneros, en su mayor parte judíos, murieron en los campos nazis.


Prisioneros ejecutados

 


Supervivientes

Al final de la contienda, el "holocausto", es decir, la gran matanza de judíos, había llegado a superar los 6 millones. Los que sobrevivieron lo hicieron en tremenedas condiciones y la experiencia les marcó durante el resto de sus vidas. Muchos de ellos no volvieron jamás a sus hogares y optaron por emigrar, fundamentalmente, a Palestina, donde en 1948 se creó un estado judío, el actual Estado de Israel.

 

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